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Colegio electoral durante las elecciones presidenciales, en Vallenar, norte de Chile, el 21 de noviembre.

Foto: Javier Torres, AFP

Chile: “Hoy la Convención Constitucional está en riesgo”, advirtió el politólogo Juan Pablo Luna

8 minutos de lectura
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El analista vaticinó una segunda vuelta “pareja”; dijo que Kast puede “incendiar el país” si escucha los planteos del empresariado y que su entorno es “de temer”

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¿Qué primera evaluación hace sobre los resultados del domingo? ¿Hubo sorpresas? Las encuestas habían manejado que José Antonio Kast y Gabriel Boric pasaban a la segunda vuelta.

Lo que sorprende de alguna manera es que las encuestas estaban bien, porque venían de errarle bastante. Y lo que estaba prediciendo era contraintuitivo para alguna gente, sobre todo la subida de [Franco] Parisi, que terminó siendo real. Había gente en los comandos que decía que esto era un bluff y que las encuestas le estaban errando.

En ese sentido, no sorprende mucho; desde hace dos o tres meses empezó a surgir con fuerza un sentimiento de “paren un poquito la máquina, se está moviendo demasiado la cosa”, como una coalición de orden anclada en preocupaciones cotidianas: seguridad, migración, economía, inflación. De alguna manera es como un parate al proceso de cambio que Chile había iniciado con el estallido y después con la Constituyente. A partir de eso gana tracción Kast.

Lo otro importante de los resultados es que los cuatro candidatos con más votación vienen de fuera de los partidos tradicionales. Incluso [Sebastián] Sichel, que era el representante del piñerismo, gana la primaria contra todo pronóstico y por fuera de las estructuras partidarias. Recién en quinto lugar aparece alguien de un partido tradicional, Provoste [Democracia Cristiana, DC].

Entonces hay una forma de mirarlo más como una coalición de frenazo y retroceso, pero al mismo tiempo hay un fuerte componente antisistema que es como el mínimo común denominador de esas cosas que parecen tan diferentes desde fuera.

Eso te pone condiciones medio jabonosas para pensar estrategias de segunda vuelta. ¿Cuánto le aporta el apoyo del Partido Socialista [PS] o de la DC a la candidatura de Boric? ¿Cuánto le aporta o perjudica a Kast el correrse un poco al centro con los partidos de la centroderecha? Ambos lo tienen que hacer por razones de gobernabilidad si son electos, porque salieron razonablemente bien en la parlamentaria, pero en términos de adhesión ciudadana hay un riesgo ahí.

También hay una gran incógnita en términos de salir a buscar el voto de Parisi, que diría que es un voto antisistema de clase media, media baja, hecha a sí misma, muy asociada al consumo, un nuevo rico de clase media, muy aspiracional, que tiene un componente antisistema. Es algo así como “yo construí todo esto en contra de la política y de los políticos”, y por tanto es un voto que no le es cercano a ninguna de las dos coaliciones, ni a Kast ni a Boric. Creo que es menos kastista de lo que se piensa, pero no es seguro que termine votando en segunda vuelta. Diría que los comandos están medio perdidos respecto de para dónde ir y cómo recomponer fuerzas para la segunda vuelta.

No es tan fácil entonces sumar los bloques: como estos son de izquierda van con Boric y como estos son de derecha van con Kast.

Eso funciona a nivel de élites, pero tiene muy poca tracción a nivel territorial y ciudadano.

Vinculado a eso, ¿qué hizo el votante de Parisi en la segunda vuelta de 2013?

Se quedó en la casa. No fue a votar. Y, de hecho, las encuestas que hay sobre la preferencia en segunda vuelta del voto de Parisi es algo así como 25% Boric, 20% Kast, 25% que no va a votar y una cantidad de no sabe.

¿El votante de Sichel sí es más presumible que se traslade a Kast?

Hay un gran fracaso de sectores liberales de derecha de construir una derecha moderada y moderna, no autoritaria, mucho más abierta en el tema valórico. Mi apuesta naíf era que Kast podía quebrar a la derecha, en el sentido de que los más duros se iban a ir con su candidatura, pero la derecha moderada iba a tratar de, perdiendo a corto plazo, construir una derecha de centro, más liberal, y a usar la “oposición” con Kast para esa derecha democrática. Mi impresión es que están convergiendo rapidísimo con Kast y que la cercanía al poder puede más.

¿Cómo impacta este resultado en el proceso constituyente? En aquel momento se interpretó ese proceso como un giro a la izquierda en la sociedad chilena, pero este domingo se vio otro resultado.

Lo que tenés es una alternancia entre distintos tipos de liderazgo antisistema más que izquierda-derecha. Creo que la lógica de adhesión ciudadana tiene que ver con climas de opinión en los que prosperan o colapsan coaliciones alternativas al sistema tradicional. En ese sentido, lo que tenés configurado si llega a ganar Kast, que para mí es lo más probable, es un escenario de confrontación con la Convención Constitucional. Hay que ver el timing de cómo le va en los primeros meses de gobierno a Kast, que va a ser un gobierno duro en términos económicos, de agenda legislativa, va a tener una oposición fuerte. Creo que no es descartable hoy algo que era razonablemente poco probable hace unos meses, que es el voto de rechazo a la propuesta de Constitución. Estas son señales de alerta para la Convención Constitucional de que hay que bajar ciertos excesos retóricos, moderar ciertas propuestas maximalistas, para tratar de hacer viable la nueva Constitución, que es donde realmente se juega parte del futuro del país. No sólo ni tal vez principalmente, pero hoy la Constituyente está en riesgo.

¿Qué puede pasar a partir del 11 de marzo en términos de gobernabilidad y negociación? Ni Boric ni Kast tendrán un gran peso en el Parlamento.

Tenés un congreso más fragmentado, polarizado y con menos experiencia legislativa que cualquier congreso que hayas tenido en Chile desde el retorno de la democracia. Cualquiera que gane va a tener minoría. Eso les da un motivo para moderarse de cara a la segunda vuelta. Gran parte de las propuestas que uno y otro tenían no se va a poder hacer, por lo menos en el contacto del juego democrático. Tengo ciertas dudas respecto de Kast sobre cuánto juega dentro de las reglas y cuánto desborda las reglas. Pero en un contexto institucional tenés un sistema trabado. [El presidente chileno Sebastián] Piñera ya lo tuvo, pero estuvo en una situación más fácil para conseguir ciertos consensos de la que va a tener el próximo presidente, cualquiera que sea.

¿Cómo imagina la campaña de Boric, más hacia el centro o más de izquierda?

No tengo claro todavía cuál será la estrategia. Creo que claramente lo único que puede hacer hoy es moverse hacia el centro. Lo que debería intentar es movilizar a todo el mundo democrático en contra de una amenaza que puede derivar en un [Jair] Bolsonaro, en un [Donald] Trump, una cuestión así. Ante eso, creo que es el mejor antídoto para esta línea de ataque que Kast ya desarrolló diciendo “esto es libertad versus comunismo”. El punto es cuánto pierde por izquierda con ese giro y cuánto el miedo a Kast y al autoritarismo hace que gente de una izquierda más identitaria y más radical vaya con la nariz tapada a votar a Boric en la segunda vuelta. Siendo una votación voluntaria, requerís una estrategia de movilización electoral, y en Chile los partidos no son capaces de hacer esa estrategia por sí mismos, no tienen estructura territorial. Los partidos en Chile piensan que esto sólo se gana por aire, y Parisi logró 13% sólo por aire y fuera de Chile. Pero tenés que llevar una cantidad de gente a votar que no está votando si se piensa en dar vuelta esto. No hay músculo ni estructura organizacional para mover ese aparato, porque no hay aparato.

La mejor imagen para transmitir es esto: el sistema chileno es una lechuga hidropónica; la ves ahí arriba, la vas a agarrar y está en el aire, está en el agua, y hoy tiene la mitad de las hojas quemadas.

En la previa a las elecciones del domingo se hablaba de que eran las más importantes después de la vuelta a la democracia, pero una vez más la participación no superó el 50%. ¿Cómo se explica eso?

Este cuento de que es la elección más importante es algo que se cuenta la élite y los medios. Puede ser importante en función de quién termine saliendo y lo desquiciado que sea, pero para su vida la gente no lo considera importante. La gente está desconfiada del sistema político y de la política. Si fuera una elección realmente importante tal vez moverías un poco más de 48%, de la gente que salió a votar. Ahí hay un cuento que el sistema se cuenta a sí mismo. Lo mismo pasa con respecto a la polarización. Tenés climas de opinión pública que son sobreinterpretados por un sistema político que no tiene estos vasos comunicantes con la sociedad y que eventualmente cristalizan en un resultado electoral, pero que es evanescente, se te diluye a los tres días. Me da la impresión de que a los dos o tres meses de gobierno Kast va a estar en un lío enorme. Lo mismo si fuera Boric. Parte de lo que no se entiende bien en Chile es que pensamos que esta elección viene a resolver problemas de representatividad y legitimidad, pero en realidad es un síntoma de esos problemas, no es la vía de solución. Lo que tenés son estos vaivenes que duran poco. Es medio al estilo peruano la situación en estos giros de la opinión pública. Nadie quiere a nadie.

¿En la campaña de Boric no faltaron temas como la seguridad y algunas certezas económicas?

Sin dudas. El problema es este enamoramiento con la generación de 2011, la generación de los estudiantes, y la incapacidad de hablarles a las necesidades concretas de la gente. Ahí está el tema de la inseguridad, de la inflación, de los migrantes, que son problemas enormes hoy para Chile y sobre los cuales esta izquierda, y tampoco la otra, tiene mucho reflexionado. En parte esto tiene que ver con que es una izquierda fuertemente elitista; es un recambio generacional, pero sigue siendo una izquierda muy elitista, muy poco conectada con el Chile profundo, y en ese sentido es vista por los sectores medios y populares con resentimiento: son los hijos de la élite que vienen a hacer lío en nombre nuestro. Eso es un problema.

¿Qué pasa con el mundo empresarial más cercano a Piñera? ¿Cómo ve a Kast?

La derecha empresarial es súper pragmática. Salvo excepciones muy puntuales, ha estado abroquelada en contra del proceso de cambio y no quiere entender su rol en el descontento y en los problemas que tiene Chile en términos sociales e incluso económicos. Vive con la utopía del regreso al 17 de octubre de 2019 (el día previo al estallido social). Kast le promete eso. Va a incendiar el país, pero esa es la promesa de Kast y la élite económica chilena es particularmente poco sofisticada en términos de entender que hay variedades de capitalismo, de que a veces es bueno tener sindicatos para conversar; es una élite muy bruta. Sacaron muchísimo capital, retiraron utilidades como nunca, compraron dólares como nunca y hoy están más aliviados porque probablemente ven que acá hay una recomposición del modelo tradicional. Lo otro es que el 50/50 del Senado te bloquea toda posibilidad de cambios radicales en el modelo. Eso tranquiliza mucho a los mercados. El punto es cuándo se te vuelven a desbordar las instituciones por la calle. En eso mi impresión es que ese desborde hoy se ve más lejano, no tanto porque hayan encontrado una solución, sino porque la gente está cansada de los líos. Son ciclos.

Si gana Kast, ¿es viable pensar que él gobierne con partidos, como los que integran la coalición Chile Podemos Más, o que sea algo más tipo Bolsonaro?

Lo que veo con temor de Kast es que su grupo de apoyo chico es de temer. Algunos de los diputados electos, la gente que está desde el comienzo con Kast, es realmente de temer. Entonces el punto es cuánto logran los partidos más democráticos de la derecha disciplinar a Kast y a sus huestes y cuánto él logra correrlos hacia su lado. Esto va a depender de cómo él maneje los primeros meses de gobierno y las iniciativas que ponga sobre la mesa. Si pone iniciativas suficientemente duras, se le va a complicar el gobierno. Uno de los problemas que tiene la derecha para gobernar es que el costo de oportunidad para estar en la derecha en Chile es altísimo, todos ganan más en la empresa privada, pero igual hay mucho militante que puede eventualmente querer seguir en el gobierno de Kast y disciplinarse. Es una pregunta abierta. Realmente no sé. Hay que entender que esta candidatura hace dos meses se pensaba para un 5% o 10% testimonial. Esta candidatura era Parisi.

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