Bruselas, la capital belga, fue este jueves la sede de tres reuniones de alto nivel en las que participaron los principales líderes de las potencias occidentales.
La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la de la Unión Europea y la del G7 -bloque integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia y Japón- obviamente tuvieron como tema central la guerra en Ucrania y, en ese sentido, todos los países se comprometieron a seguir brindando ayuda de todo tipo a Kiev, al tiempo que se reafirmó la postura de seguir imponiendo sanciones para dañar la economía rusa.
En una conferencia de prensa que brindó luego de las cumbres, el presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que la OTAN “responderá” en caso de que Rusia decida utilizar armas químicas en Ucrania.
“Responderemos si las usan. La naturaleza de la respuesta dependería de la naturaleza del uso”, dijo el líder demócrata, según consignaron agencias internacionales. Biden agregó que las acciones del presidente ruso, Vladimir Putin, no lograron dividir a Occidente y que “la OTAN nunca, nunca ha estado más unida de lo que está hoy”.
El presidente estadounidense agregó que su país se comprometió a entregar a Ucrania más de 2.000 millones de dólares en equipamiento militar y más de 1.000 millones en asistencia humanitaria.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, reafirmó que la entidad que preside no enviará fuerzas a Ucrania, porque ello conduciría a un conflicto a gran escala con Rusia.
“Al mismo tiempo, tenemos la responsabilidad de garantizar que el conflicto no se convierta en una guerra en toda regla entre la OTAN y Rusia”, dijo Stoltenberg, como respuesta a una pregunta sobre la propuesta de Polonia de enviar una misión de mantenimiento de la paz a Ucrania. “No desplegaremos tropas sobre el terreno en Ucrania, porque la única forma de hacerlo es estar preparados para entablar un conflicto total con las tropas rusas”, manifestó el diplomático nórdico.
A la vez que los contactos entre las delegaciones negociadoras rusas y ucranianas están paralizados momentáneamente por la falta de acuerdos sobre puntos sustanciales, los combates siguen.
Este jueves el asesor presidencial ucraniano, Oleksiy Arestovych, dijo que en muchas áreas las tropas rusas no tienen recursos suficientes para continuar con su ofensiva, lo que está generando una desaceleración de las hostilidades. “Las líneas del frente están prácticamente congeladas”, dijo Arestovych, según informó la agencia Reuters.
Pero por más que los combates hayan menguado, prosiguen, y con ellos la tragedia humanitaria que se vive en Ucrania. El jueves el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por su sigla en inglés), informó que, desde el comienzo de la invasión rusa, la mitad de los niños ucranianos debieron dejar sus hogares. De acuerdo a la estimación de la entidad, 1.8 millones se fueron del país y más de 2.5 millones tuvieron que desplazarse hacia otras zonas menos afectadas por el conflicto.
Volviendo a las cumbres realizadas en Bruselas, varios líderes se refirieron al anuncio realizado el miércoles por Putin, quien dijo que los países enemigos de Moscú deberán pagar en rublos y no en otra moneda, las compras de gas ruso.
Al respecto, el primer ministro italiano, Mario Draghi, dijo que ello representaría un incumplimiento del contrato, porque cuando los acuerdos se firmaron se estableció con qué moneda se pagarían.
En una línea similar se manifestó el canciller alemán, Olaf Scholz. Alemania es un país que importa mucho gas ruso y durante una conferencia de prensa, interrogado sobre la posibilidad de pagar dichas importaciones en rublos, subrayó que los acuerdos y tratados son “precisos” con respecto a la divisa que se debe emplear. “Es lo que sabemos y seguiremos la situación de cerca, pero parece que está absolutamente claro en la mayor parte de los casos”, enfatizó el mandatario germano.
Mientras que occidente hace sus movimientos, Rusia hace los suyos y desde Moscú se lanzó un mensaje a Polonia, advirtiéndole que se enfrenta “a una peligrosa escalada” de la situación en la región a instancias de la OTAN, algo que las autoridades rusas afirman que “tendrán en cuenta”.
La molestia del Kremlin se debe a que Polonia ordenó el miércoles la expulsión de 45 diplomáticos rusos del país bajo el argumento de que realizaban tareas de espionaje.
“Varsovia se ha embarcado en una peligrosa escalada en la región, que no procede de intereses nacionales, sino [que es] en el marco de las directrices de la OTAN”, manifestó la Cancillería de Rusia en un comunicado, antes de insistir en que este movimiento se enmarca en “la franca rusofobia” impulsada desde occidente.