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El nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren, y el presidente Gabriel Boric, durante el acto en el que Van Klaveren asumió su cargo, en el Palacio de La Moneda.

Foto: Pablo Vera, AFP

Las luces y sombras del primer año de gobierno de Gabriel Boric

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El aniversario encuentra al presidente de Chile en un momento agridulce.

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Leído por Mathías Buela.
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Acaba de hacer su segundo cambio de gabinete, y el Congreso, donde no cuenta con las mayorías necesarias, rechazó su reforma tributaria. Pero su aprobación en las encuestas ha ido en ascenso y los indicadores económicos para el país muestran una inesperada recuperación.

El miércoles, en el Congreso Nacional, el gobierno de Gabriel Boric recibía un duro golpe, uno tan fuerte que los analistas rápidamente se atrevieron a calificarlo como la peor derrota desde el plebiscito que rechazó la propuesta de una nueva Constitución: la Cámara de Diputadas y Diputados votó en contra de la reforma tributaria impulsada por el oficialismo, la que permitiría financiar su programa de gobierno. La negativa implica que Boric no puede volver a poner el proyecto en discusión en un año, o que tiene que jugársela por presentarlo en el Senado, donde requerirá del respaldo de dos tercios de los senadores, una mayoría con la que no cuenta.

El episodio dejó al presidente en un complicado escenario a sólo tres días de que se cumpliera, este sábado, el primer aniversario de su ascenso a La Moneda. Al panorama se añadió una capa de complejidad cuando realizó el segundo gran ajuste de su gabinete de ministros, que se llevó a cabo el viernes, luego de una semana de especulaciones. Cambiaron cinco ministerios: Relaciones Exteriores, Obras Públicas, Deporte, Cultura y Ciencia y Tecnología.

Ambos hechos ocurrieron justo después de una optimista subida en su aprobación, que Boric venía cosechando desde el verano. Lo que fue una gran tragedia para Chile –una serie de incendios forestales que arrasaron con 600.000 hectáreas y casi 1.500 viviendas– terminó por impulsar su popularidad. Cuando el fuego empezó, Boric se alistaba para tomar sus vacaciones, planes que canceló para dedicarse a recorrer el país. En las redes sociales se repetían imágenes del mandatario en terreno, jugando con niños, abrazando a las dueñas de casa que habían perdido todo en el fuego. Además, anunció con rapidez planes de recuperación para los damnificados en las zonas afectadas.

Según la encuesta Criteria, publicada el 2 de marzo, la aprobación de Boric subió en seis puntos, y llegó a 39%. En Data Influye, que se liberó el 8 de marzo, el salto fue de 12 puntos, de tal modo que alcanzó 38% e igualó la popularidad que anotó hace un año, cuando llegó a La Moneda. “Su imagen pública se deterioró durante el año pasado pero tuvo un repunte en el último tiempo”, dice la académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile Mireya Dávila.

Pese al cambio de gabinete y al rechazo de la reforma tributaria, la profesora destaca que Boric llega a su primer aniversario “con mejores índices económicos y un buen manejo de la crisis de los incendios”, aunque se mantienen “las dificultades propias de un gobierno con dos coaliciones y con minoría en el Congreso”, además de seguir cargando con “la gran derrota del Apruebo, que fue de esas que marcan profundamente la política de un país”.

Desaciertos, desprolijidades y falta de experiencia

Según la visión de Dávila, las principales debilidades que ha mostrado Boric en este año han sido una “lentitud en ‘habitar’ el cargo de presidente” y mantener “una lógica de representante de la movilización social, que forma parte de su formación como líder político estudiantil que llegó tempranamente al Congreso”. También menciona “ciertos desaciertos en el nombramiento de su equipo, como el caso de la exministra del Interior [Izkia Siches], y en gestión, como el caso de los indultos”. A fines de 2022, Boric anunció su primera lista de indultos presidenciales, que incluyeron el notorio caso del exguerrillero del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Jorge Mateluna, y una docena de personas detenidas en el contexto de las movilizaciones de 2019. Entre ellos, hubo algunos que, según reconoció el mismo gobierno, resultó que tenían “antecedentes complejos”. El propio Boric pidió disculpas por las “desprolijidades” en el proceso de elegir a quienes conceder el indulto.

Por su parte, el decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, afirma que “haber regresado de vacaciones, y la proximidad y cercanía que expresó en el escenario de crisis de los incendios fueron avalados por la ciudadanía, y las últimas encuestas así lo demuestran; sin embargo, evidentemente ese éxito es puntual y no alcanza para cambiar la percepción que se ha ido instalando respecto de las dificultades que tiene el gobierno para enfrentar los problemas más acuciantes de la agenda de demandas ciudadanas, como son los temas de orden público, seguridad, migraciones y economía”.

Para Moreno, los problemas principales son tres: un déficit de la capacidad de gobierno, es decir, una “falta de experiencia acumulada en el equipo del gobernante para enfrentar los desafíos”; las “dificultades de acción colectiva del gobierno”, ya que considera que el equipo “hasta ahora no ha demostrado que puede jugar colectivamente y con mucha facilidad hacen que se pierda el control de la agenda”; y un “déficit de comunicación gubernamental”.

Mejora económica y conexión con la ciudadanía

Pero no todo ha sido negativo para Boric en los últimos meses. Los indicadores económicos, que venían mostrando un deterioro sostenido, repuntaron en 2023. Esta semana se conoció que por primera vez en 27 meses la inflación fue negativa, con un retroceso de -0,1% en el Índice de Precios al Consumidor. También el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) registró un crecimiento interanual de 0,4% en enero de 2023, lo que sorprendió a los economistas, que esperaban que el indicador fuese negativo. Mario Marcel, el ministro de Hacienda de Boric que antes pasó por la OCDE, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, es el mejor evaluado de su gabinete.

Entre las fortalezas del mandatario, la profesora Dávila destaca “la capacidad de diálogo y reconocimiento de los otros actores políticos, la conexión con la ciudadanía en términos humanos, el manejo de la economía y la respuesta del Estado a la crisis de los incendios. También la postura de defensa de los derechos humanos a nivel internacional, como lo ha sido en el caso de Nicaragua”, una posición que ha defendido en lugares como el Senado de México, en la Universidad de Columbia en Nueva York y en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Para Moreno, en tanto, la principal fortaleza del presidente es que “sigue siendo una persona que sabe reconocer sus errores, que sabe aprender de las experiencias que le pueden ocasionar un problema para su accionar y lo ha demostrado históricamente”. “Es un resiliente y una persona que logra sobreponerse a la adversidad [...] dentro de su fortaleza está la capacidad de adaptarse, de entender que la realidad obliga muchas veces a cambiar, a adecuarse a un contexto nuevo”, dice.

“La única verdad es la realidad, y el presidente Boric parece que también ha entendido eso: que son los hechos los que, de alguna manera, llevan a los gobernantes a adecuar su programa y su proyecto de gobierno, porque este es un gobierno que no tiene mayoría para gobernar”, advierte. Dicho flanco quedó en absoluta evidencia en la semana de su primer aniversario y ahora Boric debe redefinir su estrategia para decidir cómo avanzar con la reforma fundamental para financiar su programa, que es también su gran apuesta: demostrar que Chile podría ser un Estado social de derecho sin perder su estabilidad económica.

Consuelo Ferrer, desde Santiago.

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