El presidente estadounidense Joe Biden comenzará el lunes su gira por Europa que tiene como primera escala Reino Unido, donde está programado que se reúna con el primer ministro, Rishi Sunak, y también con el rey Carlos III. El martes Biden estará presente en Vilna, la capital lituana, para participar en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En este momento, Biden está siendo blanco de algunas críticas por la decisión de su gobierno de suministrarle bombas de racimo a Ucrania. Más de 100 países son firmantes de un acuerdo por el cual se prohíbe el uso de este tipo de armamento por la enorme amenaza que representa para la población, ya que estos explosivos suelen quedar sepultados en la tierra y no explotar hasta muchos años después de su lanzamiento.
Entre los países firmantes de este acuerdo están Francia, Alemania y también Reino Unido, que a través de su primer ministro reafirmó la posición del país al respecto en la antesala de su encuentro con Biden. El primer ministro conservador recordó que Reino Unido era signatario de la convención internacional que desalienta el uso y la producción de municiones en racimo, y dijo que su gobierno no seguirá el controvertido movimiento de la administración Biden y, en cambio, promoverá el aumento de la ayuda a Kiev, pero “de otras maneras”.
En una entrevista que dio a la cadena CNN antes de partir hacia Europa, Biden justificó la entrega de las bombas de racimo a Ucrania en el marco de su contraofensiva, cuyos resultados hasta el momento son nulos. Según explicó el mandatario estadounidense, de 80 años, “la decisión fue muy difícil”, agregó que le tomó “un tiempo convencerse de hacerlo”, pero que lo hizo porque “los ucranianos se están quedando sin municiones”.
Dentro de Estados Unidos, una de las voces más relevantes que se manifestó en contra de la decisión del presidente fue la de la congresista demócrata Barbara Lee, conocida por sus posturas antibelicistas. Lee, la única legisladora estadounidense que en su momento votó en contra del envío de tropas estadounidenses a Afganistán, dijo: “Las bombas de racimo nunca deben usarse. Eso es cruzar una línea”. En declaraciones consignadas por el portal político estadounidense The Hill, Lee agregó: “Sabemos lo que sucede con las bombas de racimo, son muy peligrosas para los civiles. No siempre explotan inmediatamente, por lo que los niños pueden pisarlas”.
Reafirmando la postura del gobierno se expresó el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby. En diálogo con la cadena ABC, el funcionario dijo: “Somos muy conscientes de las preocupaciones sobre las víctimas civiles y las municiones sin detonar que son recogidas por civiles o niños y resultan heridos”.
No a Ucrania y sí a Suecia
También el domingo, en su entrevista con CNN, Biden habló sobre la cumbre de la OTAN en Vilna y se puso en línea con lo que ya habían manifestado otros jerarcas de países que integran el bloque e incluso el secretario de la entidad, el noruego Jens Stoltenberg, respecto a que todavía no es tiempo de que Ucrania se una a la alianza militar. “No creo que haya unanimidad en la OTAN para incluir a Ucrania en este momento, en medio de una guerra. Porque si se hiciera, estaríamos decididos a defender cada pulgada de territorio OTAN. Es un compromiso que tenemos y que es irrenunciable. Si la guerra sigue, entonces estaríamos todos en guerra con Rusia”, expresó.
Paralelamente, medios locales e internacionales informaron que el domingo Biden mantuvo una conversación telefónica con el presidente de Turquía, Recep Tayipp Erdogan, en la que se abordó uno de los temas centrales sobre los que girará la inminente cumbre de la OTAN: la admisión de Suecia en el bloque. La semana pasada Biden recibió al primer ministro sueco, Ulf Kristersson, en Washington, y una vez más le ratificó el apoyo que su país le ha dado a la nación nórdica desde que planteó su intención de unirse a la entidad. Esta pretensión sueca desde el comienzo chocó con la negativa del gobierno de Erdogan, que sostenidamente acusó a Suecia de ser blanda con los grupos que, según él, suponen una amenaza para la seguridad, incluidas las organizaciones militantes kurdas y personas relacionadas con el intento de golpe de Estado que hubo en Turquía en 2016.