Cinco prisioneros iraníes y cinco estadounidenses fueron intercambiados este lunes por Washington y Teherán. Los estadounidenses llegaron a Qatar, país que junto a Omán actuó como mediador en este acuerdo.
Entre ellos se encuentran Siamak Namazi, detenido en 2015 y condenado a diez años de prisión por espionaje, Emad Shargi, que también había sido sentenciado por el mismo delito, y Morad Tahbaz, que cumplía una condena de diez años por supuestos contactos con el gobierno de Estados Unidos. De los otros dos liberados no se dio a conocer su identidad, pero se informó que ambos son militares.
Los cinco detenidos salieron de la cárcel en agosto y fueron puestos en un régimen de prisión domiciliaria en un hotel hasta que se terminara de cerrar el pacto para el intercambio. “Agradezco especialmente al emir de Qatar, jeque Tamim bin Hamad, y al sultán de Omán, Haitham bin Tariq, quienes ayudaron a facilitar este acuerdo durante muchos meses de difícil diplomacia”, manifestó el lunes el presidente estadounidense, Joe Biden.
También llegaron el lunes a Qatar dos de los cinco iraníes que forman parte de este intercambio, Mehrdad Moin Ansari y Reza Sarhangpour. Otros dos permanecerán en libertad en Estados Unidos, mientras que el quinto se trasladará a otro estado que no se dio a conocer.
Antes de la liberación, y como parte del acuerdo, fueron descongelados unos 6.000 millones de dólares pertenecientes a Irán, informó Al Jazeera. Esos fondos, que se encontraban en Corea del Sur por la compra de gas a Irán, estaban bloqueados por las sanciones impuestas por Estados Unidos al gobierno iraní. Fueron depositados en seis cuentas iraníes y suizas en bancos de Qatar. Según informó la agencia de noticias Efe, estos fondos permanecerán custodiados por Qatar y sólo estarán disponibles para ser utilizados con fines humanitarios –para compra de alimentos y medicamentos– y bajo supervisión del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, dijo que la liberación de los detenidos por parte de su país fue “puramente una acción humanitaria” y agregó que “en el futuro otras acciones humanitarias pueden ser adoptadas”, según citó el periódico The Guardian. El mandatario de la nación persa agregó que “desgraciadamente la historia ha mostrado la falta de confianza hacia Estados Unidos porque ha pisoteado sus compromisos y roto sus promesas de manera reiterada”.
Pero Biden también tuvo sus reproches hacia Teherán, cuando se refirió a “quienes no han vuelto” a su país, como el exagente del FBI Robert Levinson, “que desapareció en Irán” y que “da nombre a la ley que permite sancionar a Irán por la retención de ciudadanos estadounidenses”.
“Pido al régimen iraní que dé cuenta completa de lo que le ocurrió a Bob Levinson”, dijo Biden, y agregó que la familia del funcionario “merece respuestas”.
En cuanto a la relación entre Washington y Teherán, Biden dijo que la política de su país no cambiará y anunció: “Hoy sancionamos al expresidente Mahmud Ahmadinejad y al Ministerio de Inteligencia iraní en virtud de la Ley Levinson por su participación en detenciones injustas. Y seguiremos imponiendo costos a Irán por sus acciones provocadoras en la región”.
En el mismo comunicado, Washington advirtió sobre los riesgos de viajar a Irán para sus ciudadanos. Estados Unidos acusa al gobierno iraní de detener a personas con doble nacionalidad y extranjeros como medida de presión o para lograr intercambios de prisioneros como el de este lunes.
El portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, dijo el lunes en una entrevista con CNN que este acuerdo “tristemente” no supone un acercamiento entre los dos países, que rompieron relaciones en 1979, después de la revolución islámica y la toma de rehenes de la embajada estadounidense de ese año.
“No creo que debamos ver esto como una especie de medida de fomento de la confianza para mejorar la relación con Irán”, agregó Kirby, y afirmó que ese país sigue manteniendo “comportamientos desestabilizadores” en la región en la que está inmerso.
“Logramos este acuerdo simplemente para asegurar que estos cinco estadounidenses regresen a casa. No fue orquestado como algún tipo de acercamiento”, agregó el portavoz.
Desde la oposición, el candidato republicano a la presidencia Ron DeSantis, criticó al gobierno y dijo que Biden envió “una señal a los regímenes hostiles de que si toman a los estadounidenses como rehenes podrían potencialmente obtener ganancias”. Agregó que “un régimen rebelde debe saber que si se toca un pelo de la cabeza de cualquier estadounidense tendrá que pagar un infierno”.