Las tres juezas de la corte de apelaciones de Washington que están analizando la petición de inmunidad penal de Donald Trump como expresidente sugirieron de manera contundente en la audiencia realizada este martes que rechazarían las afirmaciones de que el exmandatario es inmune frente a los cargos penales relacionados con su intento de falsificar el resultado de las elecciones de 2020.
Ante la mirada de Trump, que a pesar de que no tenía la obligación de ir asistió a la audiencia, en la que hablaron en su nombre sus abogados, las tres juristas a cargo del tribunal expresaron un profundo escepticismo ante su afirmación de que un presidente no puede ser procesado –ni siquiera por asesinar a un rival o vender secretos militares– si primero no es acusado y condenado por el Congreso, teoría sostenida por el equipo legal del magnate republicano, liderado por John Sauer.
“Creo que es paradójico decir que su deber constitucional de velar por que las leyes se ejecuten fielmente le permite violar el derecho penal”, dijo la jueza Karen Henderson, abogada designada por el expresidente George Bush padre en 1990, informó el portal Politico.
Las otras dos juezas del tribunal, Florence Pan y Michelle Childs, ambas designadas por el actual presidente Joe Biden, pese a algunos, también mostraron la misma postura que Henderson.
Es por esto que es muy probable que su fallo desencadene una nueva apelación ante la Corte Suprema para una determinación final sobre si el juicio penal de Trump en la capital estadounidense se llevará a cabo este año.
En defensa de Trump, el abogado John Sauer recordó que la Constitución estadounidense concede inmunidad al presidente para los actos realizados en el ejercicio de sus deberes oficiales, consignó El País de Madrid.
Sauer expresó en la audiencia que, si se permite ahora procesar a Trump, Estados Unidos entraría en una era de ajustes de cuentas en la que un presidente buscará procesar al anterior.
“Autorizar el procesamiento de un presidente por actos oficiales abriría una caja de Pandora de la que esta nación podría no recuperarse nunca”, advirtió Sauer.
Actualmente, ese juicio está programado para comenzar el 4 de marzo, pero es probable que se posponga debido al litigio sobre las reclamaciones de inmunidad de Trump.
Sus afirmaciones dependen de su argumento de que los cargos en su contra, presentados por el fiscal especial Jack Smith, surgieron de sus actos oficiales como presidente.
Smith argumenta que Trump intentó privar de sus derechos a los votantes estadounidenses y defraudar a la nación propagando información falsa en su intento de no dejar el poder después de las elecciones de 2020.
Camino a la Casa Blanca
Ningún partido decidió a sus candidatos para las elecciones que se celebrarán en noviembre –el largo proceso de las elecciones primarias está recién comenzando–, pero todo indica que se repetirá el duelo de 2020: el actual presidente Joe Biden será el postulante demócrata y Trump el republicano.
Si bien su edad, 81 años, le juega en contra a Biden y es vista, de acuerdo con lo que indican numerosas encuestas, como un punto débil del mandatario, la mayor parte del establishment demócrata, ante la evidente ausencia de figuras emergentes que lo puedan relevar, está a su favor, apegado también a la fuertísima tradición reeleccionista que existe en Estados Unidos.
Como aspirantes a la presidencia por los demócratas aparecen dos figuras que no pueden considerarse ni cerca una amenaza para Biden. Ni el congresista por Minnesota Dean Phillips ni Marianne Williamson, activista y célebre autora de libros de autoayuda, son un reto para Biden en su camino a una posible reelección.
Trump, por su parte, usó hábilmente los numerosos frentes judiciales que está afrontando prácticamente desde que dejó la presidencia para mantener el foco puesto en su figura, que por lejos es la más importante dentro de su sector y la que cuenta con más del 60% de los apoyos de acuerdo a las encuestas, pese a que hay otros postulantes que aspiran a ser los candidatos en las elecciones de este año.
Aún muy lejos del exmandatario en todos los sondeos, una figura ascendente dentro del sector es Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y exrepresentante estadounidense ante las Naciones Unidas durante el gobierno de Trump.
Haley, hija de padres indios –su apellido de soltera es Randhawa–, tiene posturas moderadas dentro de su partido, y con su carisma y buen sentido político parece estar dejando tercero en la carrera al gobernador de Florida, Ron DeSantis, representante del ala más conservadora de los republicanos y en su momento fuertemente respaldado por Trump, pero que con el tiempo ha perdido mucha fuerza, en buena medida por sus propias limitaciones.