Alexei Navalny, crítico del presidente ruso, Vladimir Putin, murió el viernes en una cárcel en el Círculo Ártico. El servicio penitenciario del distrito de Yamalo-Nenets afirmó en una declaración que el hombre de 47 años comenzó a sentirse mal después de salir a caminar y que “casi inmediatamente perdió el conocimiento”. Agregó que un equipo médico de emergencia fue alertado inmediatamente para tratar de resucitarlo sin éxito, según informó la BBC. En la declaración se apuntó que la causa de muerte aún se está estableciendo.
El portavoz de Putin, Dmitry Peskov, dijo que la muerte había sido informada al presidente, que está visitando la ciudad de Chelyabinsk.
El abogado de Navalny, Leonid Solovyov, no quiso hacer declaraciones por el momento. Por su parte, su ayudante cercano, Leonid Volkov, escribió en X: “Las autoridades rusas publican una confesión de que mataron a Alexei Navalny en prisión. No tenemos ninguna manera de confirmarlo o demostrar que no es cierto”.
Varios gobiernos reaccionaron ante la noticia. El canciller alemán, Olaf Scholz, publicó en X: “Lamento profundamente la muerte de Alexei Navalny. Defendió la democracia y la libertad en Rusia y aparentemente pagó con su vida su valentía. Esta terrible noticia muestra una vez más cómo ha cambiado Rusia y qué tipo de régimen está en el poder en Moscú”.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, escribió en la misma red social: “Profundamente perturbada y entristecida por la noticia del fallecimiento de Alexei Navalny. Putin no teme más que la disidencia de su propio pueblo. Un sombrío recordatorio de lo que son Putin y su régimen. Unámonos en nuestra lucha para salvaguardar la libertad y la seguridad de quienes se atreven a enfrentarse a la autocracia”.
La agencia de noticias estatal, TASS, informó que la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores rusa, Maria Zakharova, escribió en Telegram: “Los líderes de los países OTAN se han expuesto con su reacción instintiva ante la muerte de Navalny, haciendo acusaciones directas contra Rusia. Todavía no se ha realizado ningún examen forense, pero Occidente ya ha sacado conclusiones”.
Navalny, que exponía la corrupción en el Kremlin, lanzó una campaña política para desafiar al gobierno de Putin y organizó protestas antigubernamentales, en 2020 fue envenenado con un agente nervioso denominado Novichok en Omsk, Siberia. El Kremlin negó haber intentado matarlo y dijo que no había evidencia de que hubiera sido envenenado, a pesar de una investigación conjunta de CNN y el grupo Bellingcat que encontró que varios agentes del equipo de toxinas del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) siguió a Navalny durante más de tres años. Navalny también engañó a uno de los espías, Konstantin Kudryavtse, para que revelara en detalle cómo había sido envenenado.
Navalny fue hospitalizado en Berlín, Alemania, y regresó a Rusia en 2021. A su llegada fue rápidamente arrestado por cargos que, según dijo, tenían motivaciones políticas. Desde entonces, estuvo encarcelado y en las últimas semanas fue trasladado a la prisión “Polar Wolf” en Kharp, donde murió.