En esencia, la derecha latinoamericana se quedó sin programa radical de libre mercado y, peor, perdió su tierra prometida. En Chile murió el paradigma global y latinoamericano.
Para el socialismo democrático, la democracia no se reduce a un orden formal cristalizado en reglas e instituciones contemporáneas: es también un horizonte utópico que puede fundarse en la participación deliberativa.
Durante marzo en Colonia ocurrió un acontecimiento de gravedad que pasó desapercibido para la mayoría del país: un movimiento local juntó firmas contra un impuesto -una tasa o tributo- que recauda para financiar la provisión de un bien público. Es la tasa de alumbrado. Y la semana pasada la Corte Electoral por unanimidad emitió un fallo sobre su ilegalidad.
El artículo de Daniel Olesker “El fetiche del resultado fiscal” señala que hay una “economía hegemónica” basada en el fetiche del déficit fiscal. Yo comparto con Daniel que el déficit crece básicamente porque crece el gasto público social. Es preciso construir una mayoría institucional, social, política y cultural para democratizar el acceso a la riqueza y reducir la concentración del ingreso en Uruguay mediante algunos impuestos, pero también con otros instrumentos.