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El presidente chileno Gabriel Boric durante un saludo al cuerpo diplomático, el 18 de marzo, en Santiago.

Foto: Alex Ibáñez, Presidencia de Chile

Chile responde con medidas diplomáticas a declaraciones de Bullrich, Marco Rubio y el canciller de Venezuela

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El gobierno de Boric llamó a consultas a su embajador en Caracas y presentó una protesta ante la embajada argentina en Santiago y otra ante el Congreso estadounidense.

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Leído por Mathías Buela.
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En tres episodios separados, la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, el ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Yván Gil, y el senador estadounidense Marco Rubio hicieron declaraciones sobre asuntos de seguridad internacional que causaron incidentes diplomáticos con el gobierno chileno en los últimos días.

Bullrich y Rubio vincularon a Chile con la organización chiita libanesa Hezbolá, mientras que Gil descalificó la preocupación que existe en ese país por la presencia del Tren de Aragua, una organización delictiva venezolana que se ha expandido por la región.

Hezbolá y los guiños internacionales de Bullrich

Uno de estos episodios terminó con un pedido de disculpas de Bullrich al gobierno de Chile, el miércoles, después de que la cancillería de ese país presentara una protesta formal ante la embajada argentina en Santiago.

El conflicto se originó cuando en una entrevista Bullrich afirmó que “en el último tiempo” la milicia chiita libanesa Hezbolá, a la que Argentina declaró organización terrorista en 2019, fue detectada en la provincia chilena de Iquique, así como en la triple frontera de su país con Paraguay y Brasil. Recordó que Bolivia firmó un memorándum con Irán y agregó: “Después tenemos a Venezuela, que es aliada también de Irán, con lo cual tenemos una situación en el continente muy delicada”.

El presidente chileno, Gabriel Boric, le respondió públicamente. “Yo le exijo a la ministra de Seguridad de Argentina que si tiene antecedentes que los entregue y que colabore, pero que no haga antecedentes así al tuntún y a la rápida sin probar absolutamente nada”, dijo. “Chile no ampara a ningún grupo terrorista, ni en su territorio ni fuera de él”, agregó.

“Exijo respeto con nuestro país”, manifestó del presidente chileno, y anunció que su gobierno haría “llegar una nota de protesta” mediante la cancillería.

Después de que la nota fuera presentada a la embajada de Argentina en Santiago, el Ministerio de Seguridad liderado por Bullrich informó que la ministra se contactó por teléfono con su par chilena, Carolina Tohá, “con el propósito de transmitir disculpas con respecto a sus recientes declaraciones sobre la presencia de Hezbolá en Iquique”.

El comunicado agregó que Bullrich no hizo esas declaraciones “con la intención de generar miedo o alarma en Chile”, y anunció que las dos jerarcas se reunirán la próxima semana.

También Tohá se había referido a las palabras de la ministra argentina para reclamar que esas denuncias se planteen en organismos de inteligencia internacionales que sus países integran. “No es a través de puntos [conferencias] de prensa que se discuten los temas de inteligencia”, agregó.

Después del comunicado del gobierno argentino, Boric manifestó en Twitter: “Disculpas aceptadas y damos el asunto por superado”. Sin embargo, hizo observaciones similares a las de Tohá sobre la comunicación entre gobiernos y agregó que su deber como presidente “es defender el nombre y la seriedad institucional de Chile en todas las instancias”.

El analista Gilberto Aranda, doctor en estudios internacionales de la Universidad de Chile, dijo al periódico digital El Mostrador que en su opinión los dichos de Bullrich son “parte de una estrategia argentina de posicionarse como un firme aliado de Estados Unidos y de Israel”. Agregó que se emite un mensaje que dice “nosotros queremos, de alguna manera, una alianza específica con ustedes” y “nosotros nos estamos portando bien, pero los vecinos, en cambio, no están haciendo la tarea”.

“Lo que yo me temo es que esto, incluso, desborda Chile y Argentina. Yo diría que es un panorama general de diatribas, de muchas veces declaraciones fáciles y efectistas, pirotecnia verbal, que en otros casos ha escalado en grados mucho más altos. Esa es la tónica y el signo de los tiempos actuales”, agregó Aranda.

Contra Bolivia también

El comunicado argentino, que según informó Ámbito Financiero después fue eliminado sin ninguna explicación, no se aludía a ningún pedido de disculpas a Bolivia, donde también causaron malestar las declaraciones de la ministra.

Bullrich había dicho en la misma entrevista que la firma del memorándum de ese país con Irán “ha permitido la instalación de 700 miembros iraníes en Bolivia, que nosotros consideramos que son miembros de la guardia Quds, que es una guardia revolucionaria y es como un brazo armado” iraní. “Estamos analizando si hay personas que no hablan español y que tienen pasaportes bolivianos. No hemos visto entrar a ninguno de ellos, pero es una hipótesis que manejamos como una posibilidad”, agregó, según citó el periódico argentino.

Luis Arce, el presidente boliviano, dijo que pediría explicaciones a los representantes diplomáticos argentinos, y la cancillería de su país manifestó en un comunicado: “Desmentimos y rechazamos enfáticamente que Bolivia proteja en sus fronteras a personas que siembren el terror, la inseguridad y la zozobra. Estas acusaciones carecen de evidencia o documentación y se realizan sin fundamento alguno”. A continuación, llamó a “no caer en estas provocaciones que sólo buscan afectar las relaciones de hermandad entre estados y pueblos”.

Una semana antes de que Boric rechazara las declaraciones de Bullrich, su gobierno había enviado otra carta de protesta al Congreso estadounidense, donde también el senador Rubio, del ala más derechista del Partido Republicano, sugirió que Hezbolá está presente en Chile y tiene vínculos en ese país. Además, el senador estadounidense cuestionó a Chile por haberse “abstenido de designar” a Hezbolá como “organización terrorista”.

“Es un insulto a los chilenos y una falta de respeto de una democracia a otra”, dijo el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, según publicó la agencia Efe. “El senador Rubio dijo que Chile había recibido castigos de Estados Unidos por tener empresas que eran dirigidas por Hezbolá. Eso es una situación que no se ha dado nunca en nuestra historia. Por lo tanto, no tiene ninguna base real [...] no existe ninguna empresa que maneje Hezbolá en Chile”.

El Tren de Aragua y la ficción

El 21 de febrero, el exmilitar venezolano Ronald Ojeda, que residía en Chile, fue secuestrado de su casa por personas vestidas con uniforme de Policía y su cadáver se encontró días después, en el sur de Santiago, debajo de un bloque de cemento, a casi un metro y medio de profundidad. La investigación todavía está en curso.

El 6 de abril, el fiscal chileno Héctor Barros, que investiga el caso, dijo a Chilevisión que la hipótesis sobre la que se trabaja desde entonces es que el asesinato fue planeado desde Venezuela. Pero evitó responder cuando le preguntaron si se trató de un asesinato político o cometido por una organización criminal. Se limitó a señalar que no hay indicios de que Ojeda participara en actividades delictivas.

Barros reiteró en la entrevista que en este crimen aparece vinculado el Tren de Aragua, una organización criminal surgida en Venezuela y con presencia fuerte en Chile y Perú. El fiscal ya había informado en marzo que el único detenido y otros dos sospechosos vinculados con este crimen pertenecían al Tren de Aragua.

Sin embargo, destacó: “Hay un grado de organización, de ejecución de este delito, que nosotros no habíamos visto. El Tren de Aragua jamás actuó haciendo una escena como la que hicieron en este caso, disfrazados de policías, donde además se tomaron el trabajo de enterrarlo a 1,40 metros de profundidad y cementar el lugar. Eso el Tren de Aragua no lo ha hecho jamás”.

Tres días después, en declaraciones públicas, el canciller de Venezuela, Yván Gil, dijo que “el Tren de Aragua es una ficción creada por la mediática internacional para tratar de crear una etiqueta inexistente, como lo hicieron en su momento con el Cártel de los Soles”. A continuación agregó: “Hemos visto, por ejemplo, cómo ridículamente aparecen videos incluso de gente que dice ‘somos del Tren de Aragua’, con acento peruano, con acento chileno”.

“Insulto a los pueblos de Latinoamérica”

Boric respondió en su cuenta de X: “Las afirmaciones irresponsables del canciller de Venezuela, desconociendo la existencia del Tren de Aragua, son preocupantes y constituyen un grave insulto a quienes han sido víctimas de esta organización”. Agregó que, “además, demuestran una falta de compromiso con la cooperación internacional necesaria en materia de seguridad, lo que no es justo ni tolerable”.

El presidente chileno acusó a Venezuela de no cooperar con los países de América del Sur como sí lo hace con Estados Unidos en la lucha contra la migración irregular y el crimen organizado, y decidió llamar a consultas al embajador de Chile en Caracas, Jaime Gazmuri, “con el objetivo de recabar información detallada sobre la situación actual en el país e instruirlo a tomar todas las acciones que sean necesarias tanto ante el gobierno venezolano como también ante organismos internacionales”.

Afirmó que “en Venezuela ha habido un éxodo de millones de ciudadanos producto de la crisis que se vive en ese país, la mayoría de la gente honesta que busca otros destinos, que busca un mejor pasar para sus familias, pero también algunos delincuentes que han causado mucho daño en diversos países de la región”.

Chile atribuye a la presencia del Tren de Aragua y bandas similares el aumento de la tasa de homicidios, que pasó de 4,5 por cada 100.000 habitantes en 2018 a 6,7 en 2022, señaló Efe.

La portavoz del gobierno chileno, Camila Vallejo, manifestó su “absoluto rechazo” a las palabras de Gil, y dijo que “los efectos de la presencia del Tren de Aragua son reales y no son una ficción”. A su vez, la ministra Tohá afirmó que la declaración de Gil “es un insulto, no al gobierno de Chile sino al pueblo de Chile y a los pueblos de Latinoamérica”.

Agregó que su país “demandará que Venezuela cumpla con sus responsabilidades” en el marco de la investigación sobre el asesinato de Ojeda, y que lo hará “sabiendo que nos asiste la razón, nos asiste el derecho y nos asisten los tratados firmados por ambos países en esta materia”. Agregó: “Esto es muy importante para Chile, pero también es importante para Venezuela”.

El gobierno de Nicolás Maduro había declarado desmantelado “totalmente” el Tren de Aragua con un operativo lanzado en setiembre en la cárcel de Tocorón, controlada por esa banda y convertida en su centro de operaciones. Sin embargo, todavía busca a su líder, Héctor Guerrero, y a otros de sus integrantes que escaparon antes de esa intervención.

Días después de las declaraciones que generaron el conflicto con Chile, Gil reconoció la existencia de esa organización y dijo que el gobierno que integra “ha acabado con la banda criminal Tren de Aragua en Venezuela”, y el martes, Maduro le propuso públicamente a Boric dialogar sobre el crimen organizado. “Le digo públicamente al presidente Gabriel Boric, si usted quiere hablar de estos temas, conversemos personalmente”, ya sea por teléfono o por videoconferencia, manifestó en su programa semanal de televisión. Agregó que responder públicamente a las declaraciones de Boric llevaría a “acusaciones al aire” que “se convierten en campaña contra Venezuela”.

Boric dijo estar dispuesto al diálogo, pero agregó: “Más allá de la retórica y de las palabras, lo importante es que haya colaboración concreta, y lo que le corresponde a Venezuela es colaborar”.

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