Los tiempos electorales se aceleraron en Francia, que se encamina a unas elecciones legislativas con apenas tres semanas de campaña.
La derrota que sufrió el oficialismo en las elecciones europeas del domingo 9, en las que la extrema derecha de Marine Le Pen duplicó en votos al partido de Emmanuel Macron, Renacimiento, tuvo como respuesta la decisión del presidente de llamar a legislativas anticipadas. El nuevo Parlamento se definirá con una primera vuelta el domingo 30 y una segunda el 7 de julio.
“No ha sido un buen resultado para los partidos que defienden Europa [...] Así que no puedo fingir que no ha pasado nada”, dijo Macron el domingo 9. “Quiero que los franceses elijan un nuevo Parlamento y aclaren esta situación”, agregó.
La apuesta de Macron no es del todo clara. Es posible que el presidente confíe en una reedición del llamado “pacto republicano”, una unión de izquierda y derecha en la segunda vuelta para poner freno a la extrema derecha. Ese pacto se puso en marcha en varias elecciones, incluidas las últimas presidenciales.
Sin embargo, ese camino no aparece esta vez del todo despejado, y es posible que las legislativas dejen un primer ministro con una orientación política distinta de la del presidente.
En Francia el cargo de presidente tiene mayor relevancia que el de primer ministro. Esto le ha permitido a Macron, por ejemplo, invocar un artículo constitucional que le permite aprobar leyes sin someterlas a votación parlamentaria, recordó France 24.
De todos modos, de las legislativas surgen los 577 diputados de la Asamblea Nacional que ocuparán sus bancas hasta 2027, y el partido que resulte más votado puede imponer un primer ministro, encargado de designar el gabinete.
Si gana la ultraderechista Agrupación Nacional, su candidato a primer ministro será Jordan Bardella, adelantó Le Pen. La dirigente se reserva, en cambio, para las presidenciales.
La izquierda y los socialdemócratas, que en otras elecciones compitieron entre sí, esta vez se unieron en el Nuevo Frente Popular, integrado por La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, los socialistas, los comunistas y los verdes.
Incluso se sumó a esta alianza un exministro de Macron, Aurélien Rousseau, que fue titular de Salud hasta diciembre, cuando el gobierno impulsó una cuestionada ley de inmigración que contó con apoyo de la extrema derecha. “Ha habido un momento de cambio del eje político del presidente”, que se inclinó “muy a la derecha”, dijo Rousseau. “El Renacimiento de hoy no es el del candidato Macron de 2017”, cuando fue electo por primera vez, agregó.
El Nuevo Frente Popular podría estar dispuesto a unirse con otros partidos para frenar a la ultraderecha, pero también puede resistirse a darle apoyo electoral a un oficialismo al que ha enfrentado en numerosas manifestaciones en las calles, en las que rechazó su política migratoria y económica.
A su vez, la centroderecha liberal de Macron está muy debilitada, y la derecha tradicional de Los Republicanos sufrió una crisis interna en las últimas semanas. Su presidente, Éric Ciotti, fue expulsado de sus filas por impulsar una alianza con la Agrupación Nacional que no fue consultada con los demás dirigentes y quebraba el llamado “pacto republicano”.
En todo caso, Los Republicanos aparecen en caída en las encuestas, que los colocan en cuarto lugar. En el primero aparece la ultraderechista Agrupación Nacional, con un tercio de los votos, seguida por el Nuevo Frente Popular, y en tercer lugar queda el gobernante Renacimiento.
Está previsto que representantes de estos tres sectores participen el martes en un debate organizado por el canal TF1, pese a que este tipo de instancia no es tradicional en las elecciones francesas.
En el debate, la extrema derecha estará representada por Bardella, de 28 años, que también fue el cabeza de lista en las elecciones europeas. En nombre del bloque de izquierda participará su portavoz, Manuel Bompard, de 38 años, perteneciente a La Francia Insumisa, y el oficialismo será defendido por el actual primer ministro, Gabriel Attal, de 35 años.
Este encuentro será una de las instancias en las que los partidos intentarán captar el voto en las 577 circunscripciones electorales de Francia. El sistema electoral establece que serán electos en primera vuelta los candidatos que reúnan la mayoría absoluta de los votos válidos y un apoyo que supere al 25% del electorado.
En aquellas circunscripciones en las que no haya un ganador en primera vuelta, competirán en la segunda los postulantes que hayan reunido un total de votos superior a 12,5% del padrón. Es común que dos o tres candidatos pasen al balotaje.
Cualquiera sea el resultado de las legislativas, Macron tiene previsto seguir en el cargo, según anunció.
Propuestas en tres bloques
En esta breve campaña, los diferentes sectores que aspiran a bancas parlamentarias han hecho propuestas pensando en incidir en las políticas de gobierno. El jueves, el diputado socialista Boris Vallaud presentó el programa del Nuevo Frente Popular, que incluye una suba “masiva” de los salarios para reactivar la economía y el consumo. La iniciativa implica llevar el salario mínimo de casi 1.400 a 1.600 euros e indexarlo con la inflación.
Vallaud dijo que si la izquierda gana esta elección, pondrá al “Estado en el centro de la economía” para que luego “arrastre al conjunto” de los sectores. Además, pedirá “patriotismo económico” a los multimillonarios. Al respecto, esta alianza informó el viernes que para financiar su programa aumentará los impuestos a los más ricos y a los “superbeneficios” de las empresas. Dividirá el impuesto a la renta en 14 tramos y limitará la herencia máxima a 12 millones de euros.
Además, el Nuevo Frente Popular propone anular la reforma jubilatoria de Macron, que retrasa progresivamente la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
Por su parte, la Agrupación Nacional de Le Pen y Bardella también promete aumentar los salarios, así como reducir el IVA a la energía y bajar la edad mínima de jubilación. Otra de sus propuestas es abandonar el sistema europeo de precios de la energía, un paso que el actual ministro de Economía, Bruno Le Maire, calificó como un “frexit”.
También el oficialismo propone cambios, entre ellos reducir los precios de la energía, vincular el aumento de las jubilaciones y pensiones a la inflación, y modificar el impuesto a las herencias.