El gobierno de Brasil, liderado por Lula da Silva, mantiene un conflicto con Argentina en materia automotriz y su objetivo es eliminar el acuerdo automotor entre ambos países (denominado “flex”) que fija la tasa de intercambio en este rubro comercial. Esta posición pone en “crisis” al Mercosur, ya que se trata de un acuerdo firmado en el marco del bloque, advirtió, en diálogo con la diaria, la doctora en Ciencias Sociales y licenciada en relaciones internacionales Nastasia Barceló.
“Terminar con este acuerdo pondría en crisis al Mercosur, porque es un acuerdo bastante importante”, afirmó Barceló, quien es profesora de la Universidad de la República y miembro de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación.
La investigadora remarcó que el Mercosur está en una “profunda crisis” y que América del Sur enfrenta la “mayor desintegración de su historia” ante la política del expresidente brasileño Jair Bolsonaro (2019-2023) y del mandatario argentino, Javier Milei.
“Es muy difícil de pronosticar el fin de un bloque que tiene más de 30 años y que ha atravesado muchas crisis, pero lo que sí podemos decir es que hay varias pistas que nos muestran que, por ejemplo, el comercio intrarregional entre los socios del bloque es cada vez más bajo y hay acuerdos centrales, como es el caso del flex, que están siendo cada vez más amenazados”, afirmó.
Sobre el acuerdo flex
Argentina y Brasil vienen firmando distintos acuerdos con diferentes alcances en el sector automotriz desde 1995. En setiembre de 2019 se logró concretar un acuerdo flex con una duración de diez años.
El acuerdo reemplazó un convenio que preveía un intercambio automotor sin aranceles entre las dos principales economías de Sudamérica a partir de 2020, y a su vez extendió el acuerdo denominado flex por el cual Brasil puede vender 1,5 dólares en vehículos y autopartes por cada dólar que importa del sector automotor argentino.
“Se llama flex porque se regulan las importaciones y las exportaciones a un valor similar. Es un sistema bastante complejo, pero que ha funcionado dentro del Mercosur desde 1995 hasta la actualidad. Romper con este acuerdo generaría impactos muy negativos a la economía argentina, no sólo en el sector automotriz, sino también en términos más generales en el sector productivo”, agregó Barceló.
Exportaciones
En los últimos cuatro o cinco años, las exportaciones de automóviles entre Brasil y Argentina vienen disminuyendo “bastante”, indicó Barceló.
“Estamos en un piso bastante bajo y actualmente estamos ante conflictos diplomáticos y políticos serios. Otro factor importante para la sociedad argentina es que más del 40% de la producción industrial es automotriz y esto genera más de 70.000 puestos de trabajo, como se ha señalado por muchos especialistas y personas del área, y esto realmente sería muy catastrófico para la industria argentina sobre todo”, agregó.
El 6 de diciembre del año pasado, la industria automotriz de Argentina alertó por la política del entonces presidente electo y pidió cuidar la relación bilateral con Brasil, lo que tuvo amplia repercusión en los medios especializados.
“El 78% de las exportaciones manufacturas de origen industrial van a Brasil, generando ingresos anuales de divisas por 8.225 millones de dólares en 2022 y un estimado de 9.200 millones para 2023, siendo el primer sector exportador industrial al mundo, el que más divisas genera, además de dar empleo de manera directa e indirecta a más de 600.000 familias”, destacó en un comunicado el presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), Martín Zuppi.
Según cifras de la Adefa, el sector tiene una participación de 8,3% en el PIB industrial, representa el 13% de las exportaciones totales a nivel país y el 44% de las exportaciones manufacturas de origen industrial de la Argentina al mundo.
Brasil es el principal socio comercial de Argentina y ocupa el primer destino de las exportaciones y las importaciones de la nación sudamericana.
El rol de Uruguay
Barceló consideró que Uruguay tiene un “gran desafío” ante la próxima cumbre de presidentes del Mercosur, que se realizará en Asunción el 8 de julio, y es “poder generar instancias de diálogo para que no se rompa con el acuerdo flex y que se dé un tiempo razonable para poder renegociarlo”, afirmó. Sin embargo, el gobierno de Luis Lacalle Pou no ha buscado una aproximación con la región, indicó la analista.
“La propuesta ha sido continuamente de amenazas de salida del bloque, se ha hablado del Mercosur como un lastre, y es importante recordar todos esos episodios para ver que Uruguay en vez de renegociar o mejorar algunas situaciones ha golpeado la mesa y amenazado directamente con la idea de salirse del bloque”, agregó.
Desde que Lacalle Pou asumió en marzo de 2020, el mandatario afirmó que espera que se flexibilice el Mercosur para poder negociar acuerdos comerciales por su cuenta. Incluso insistió en la importancia de alcanzar un tratado de libre comercio con China en caso de que el bloque no quiera acordar con Pekín.
La posición de Argentina
Lo “más complejo” es que Argentina desde el punto de vista diplomático no le da ningún “rol relevante” a la región y “menos al Mercosur”, indicó la analista, por lo que “es muy complejo negociar con un actor como Argentina, que no tiene interés de renegociar nada, sino todo lo contrario”.
A mitad de agosto del año pasado, en plena campaña electoral, Milei afirmó en una entrevista con Bloomberg que hay que eliminar el Mercosur porque “perjudica a los argentinos de bien”.
El presidente argentino consideró que el Mercosur “en el fondo es un comercio administrado por estados para favorecer a empresarios prebendarios” y eso “no genera bienestar”, sino “rentas para amigos del poder”, algo que calificó como “una cosa verdaderamente horrorosa”.
Graves diferencias
La intención de Lula de terminar con el acuerdo responde a “diferencias políticas graves”, reflexionó Barceló.
“Hay que tener en cuenta las últimas críticas de Milei hacia el gobierno de Brasil y hacia la persona de Lula, e incluso anunció que no va a participar en la cumbre del Mercosur que se llevará a cabo la próxima semana en Paraguay. Es más, anunció que es probable que viaje a Brasil a reunirse con el ultraderechista Jair Bolsonaro. Estamos en medio de una crisis regional grave”, afirmó.
La especialista consideró que la relación entre Brasil y Argentina viene “bastante desgastada” desde hace mucho tiempo y el nuevo gobierno liderado por Milei no ha buscado un diálogo.
“Fijate que Milei no sólo no va a viajar, no va a ir a Paraguay, a la cumbre del Mercosur, sino que redobla la apuesta y se va a esta conferencia conservadora, donde se va a reunir con personalidades vinculadas a la derecha regional. Es decir, desde el punto de vista político y geopolítico, es muy grave lo que está haciendo Milei”, agregó.
En este contexto, Lula busca “presionar” para poder renegociar un acuerdo que en realidad beneficia mucho más a la producción argentina que a la brasileña, dijo Barceló.
El martes Milei renovó sus críticas a su par brasileño, al que definió como el “perfecto dinosaurio idiota”. “Luego de las agresiones de Lula (en especial su fuerte interferencia en la campaña electoral y apoyo sólido a la campaña más sucia de la historia) se queja porque le respondo con verdad (ha estado preso por corrupción y es comunista)”, afirmó.
La declaración de Milei hace referencia al ensayo Manual del perfecto idiota latinoamericano, publicado en 1996 por Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa.
“Así son estos idiotas exaltadores de las formas, por carecer de contenido, y que además son esclavos del sobre, lo cual los hace ser funcionales a los gobiernos corruptos”, expresó el mandatario un día después de que el vocero de la Casa Rosada, Manuel Adorni, confirmara que no asistirá a la cumbre del Mercosur.
Milei descartó que vaya a disculparse con Lula, tal y como había reclamado el presidente brasileño. “Todo lo que el presidente Lula pretenda es parte de sus deseos y se los respetamos, pero el presidente no ha cometido nada de lo que tenga que arrepentirse, al menos por ahora”, respondió Adorni.
Cuando era presidente electo, Milei llegó a calificar a Lula de corrupto, comunista y socialista envenenado, y se manifestó dispuesto a cortar relaciones con el país vecino.