El presidente argentino, Javier Milei, cumplió su objetivo y firmó este martes con la mayoría de los gobernadores de su país un acuerdo de diez puntos, que según sus palabras son “refundacionales y fundamentales para devolverle la grandeza a la nación”.
Su plan inicial había sido sellar el llamado Pacto de Mayo el 25 de ese mes, cuando se conmemoraba la Revolución de Mayo, pero pretendía hacerlo después de haber aprobado la llamada “ley bases”, un proyecto emblemático de su gobierno.
Los obstáculos que encontró esa iniciativa en el Congreso, donde hubo largas negociaciones, postergaron el acuerdo. Finalmente, el Pacto de Mayo fue firmado en un acto que comenzó cerca de la medianoche del lunes, ya al borde del martes 9 de julio, aniversario de la declaración de la independencia argentina.
En esa ceremonia, en San Miguel de Tucumán, participaron unos 700 invitados, entre ellos el expresidente Mauricio Macri y el gabinete ministerial completo, además de los gobernadores que adhirieron a la propuesta del gobierno.
“La Argentina se encuentra ante un punto de inflexión. Los puntos de quiebre en la historia de una nación no son momentos de paz y tranquilidad, son momentos de dificultad y conflicto, donde todo parece cuesta arriba. Son momentos en los que el abismo se hace tan claro que el cambio se convierte en una obligación y una urgencia”, dijo Milei durante el acto.
Los gobernadores que no asistieron fueron los de las provincias de Buenos Aires, Axel Kicillof; Santa Cruz, Claudio Vidal; La Rioja, Ricardo Quintela; La Pampa, Sergio Ziliotto; Formosa, Gildo Insfrán, y Tierra del Fuego, Gustavo Melella. Según Milei, quienes se ausentaron lo hicieron porque “defienden sus privilegios”, pero aseguró: “No miramos para atrás, no tenemos rencores”. Dijo también que estaría listo para darles la “bienvenida” si decidieran sumarse. A quienes sí participaron Milei les agradeció su acto de “grandeza” y “amor a la patria” de unirse en torno a los diez puntos del acuerdo.
En el texto firmado se declara que la propiedad privada es inviolable y que el equilibrio fiscal no se negocia. Se establece el objetivo de reducir el gasto público en torno al 25% del PIB y el de hacer una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva y promueva el comercio.
También se declara la voluntad de promover una educación “útil y moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar” desde el nivel inicial al secundario. Se manifiesta la intención de rediscutir la manera en que se distribuyen los impuestos federales entre las provincias, y se afirma “el compromiso de las provincias argentinas de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país”. El pacto, firmado “bajo la mirada del Eterno”, según dice su texto, incluye también una reforma laboral, otra del sistema jubilatorio y la apertura al comercio internacional.
“Nos enfrentamos a problemas de proporciones bíblicas. Bajar drásticamente el peso del Estado en nuestra economía es nuestra misión más importante y más difícil”, dijo Milei, según citó eldiarioar.com.
Después del acto oficial se celebró este martes una ceremonia católica encabezada por el arzobispo Jorge García Cuerva en la Catedral Metropolitana, situada a pocos metros de la Casa Rosada. En el evento, el religioso dijo que existe hoy “una Argentina que nos duele hace mucho, que se dice independiente hace 200 años, pero que aún hoy sufre las cadenas de diversas esclavitudes que no nos dejan caminar como pueblo hacia un desarrollo pleno y una mejor calidad de vida para todos”.
“Tantos argentinos tendidos sobre una manta en el frío de las veredas de las grandes ciudades del país, postrados como consecuencia de la falta de solidaridad y el egoísmo”, lamentó García Cuerva. “A muchos les falta el termómetro social de saber lo que viven los argentinos de a pie”, dijo, y agregó que “algo no está bien cuando tenemos dirigentes ricos y un pueblo trabajador muy pobre”.
“No hipotequemos el futuro”, pidió el arzobispo. “Demasiadas cosas hicimos mal en un pasado del que todavía nadie se hace cargo. El resultado: seis de cada diez chicos son pobres”, agregó.
La ceremonia religiosa fue seguida por un desfile militar encabezado por veteranos de la guerra de Malvinas, en el que participaron además unos 7.000 efectivos y también Milei y la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Los dos jerarcas saludaron al público subidos a un tanque de guerra que desfilaba junto a los militares.
Un locutor relataba por altoparlantes: “El presidente se suma al fervor popular, al espíritu de alegría, a la participación protagónica que emana desde ambos costados de esta Avenida del Libertador”.
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