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Nancy Guerrero.

Foto: Alessandro Maradei

Nancy Guerrero Castillo: “Los traumas que la población de Gaza está sufriendo, en muchos casos, no se podrán sanar nunca”

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Con la directora de Médicos sin Fronteras para América Latina.

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Durante los últimos dos años los trabajadores de Médicos sin Fronteras (MSF) fueron testigos de ataques deliberados de Israel contra la población palestina en la Franja de Gaza, de cómo la gente no podía acceder al alimento y al agua ni tampoco contaba con lugares seguros donde refugiarse. Esta organización civil humanitaria fue además una de las voces que insistieron en denunciar todo esto públicamente.

En ese período, los ataques israelíes mataron a 15 de sus trabajadores. Sin embargo, MSF se ha mantenido en Gaza y Cisjordania, como lo hace desde 1989, según recordó Nancy Guerrero Castillo, su directora general para América Latina.

Guerrero trabaja en la organización desde 2004. Participó en misiones en su país, Colombia, y también en Nepal, Sri Lanka, Etiopía, Sudán del Sur y México, pero tiene muy presente lo que sus compañeros han vivido y viven en Gaza, y sobre esto conversó con la diaria hace diez días, cuando visitó Montevideo.

“Han sido dos años en los que hemos sido testigos del genocidio”, dijo, y agregó “que llevará mucho tiempo restablecer” tanto el tejido social como la salud mental de la población. Para empezar esta tarea, agregó, es necesario que el cese del fuego se mantenga.

Desde esa charla, Israel atacó varias veces la Franja de Gaza. Lo hizo el viernes con bombardeos en Jan Yunis y con tanques en la ciudad de Gaza, después de confirmar la identidad de dos nuevos rehenes entregados por Hamas, Amiram Cooper y Sahar Baruch. Se presume que los dos murieron bajo ataques israelíes contra túneles en los que estaban retenidos.

Guerrero también conversó con la diaria sobre América Latina y explicó cómo las políticas del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos han afectado a la población migrante no sólo en cuanto a la búsqueda de un país al que dirigirse, sino también en la pérdida de acceso a la asistencia que puede recibir durante el camino.

¿El acuerdo para un cese del fuego marcó un cambio en la Franja de Gaza?

Si bien el cese del fuego es un alivio, seguimos insistiendo en que sea permanente, duradero en el tiempo. Porque lo que estas poblaciones han estado viviendo es muy dramático y apenas se puede, recién ahora, con el alto el fuego, tratar de iniciar la restauración de muchas cuestiones en el tejido social, en los servicios básicos, que son vitales. Seguimos insistiendo mucho en el ingreso de la ayuda humanitaria, porque eso también ha sido bloqueado. Antes de octubre de 2023, ya las poblaciones dependían mucho de la ayuda humanitaria internacional.

Lo que se está viendo ahora es que se está restableciendo el ingreso, pero las necesidades humanitarias en este momento son enormes. Entonces necesitamos que se abran más puntos de ingreso y que dejen entrar sin ningún tipo de restricción insumos básicos: estamos hablando de alimentos, combustible, equipos médicos para poder seguir salvando vidas, equipos de desalinización del agua para poder tenerla disponible. Hay camiones listos en las fronteras, en Egipto, en Jordania, pero muchas veces son restringidos por lo que Israel llama “elementos de doble uso”.

¿A qué le llama así? ¿A elementos que podrían usar combatientes para otros fines?

Claro, que se pueden utilizar para otros propósitos. Pero para nosotros, en muchos casos, son elementos básicos para los equipos médicos: paneles solares, repuestos para nuestros vehículos, desalinizadoras de agua potable, letrinas. Necesitamos que sigan ingresando en mayores cantidades para poder atender las enormes y masivas necesidades que hoy tiene la población.

Actualmente la gente empieza a moverse, una vez más, porque la gente en la Franja de Gaza ha sido desplazada muchísimas veces, y además ha sido forzada a estar en pequeños lugares, porque ningún lugar ha sido seguro en la Franja. Ahora, por ejemplo, [la gente está volviendo] a la ciudad de Gaza, donde nosotros mismos tuvimos que suspender nuestras actividades en setiembre. Tuvimos que hacerlo por todos los ataques de Israel, porque no teníamos ninguna seguridad de nada.

¿Ya pudieron retomar la actividad allí?

Sí, ahora estamos restableciendo ciertos servicios, en la medida en que las condiciones de seguridad se nos van dando, por lo menos las mínimas. Porque hemos estado por dos años en unas condiciones muy precarias en temas de seguridad, con bombardeos aquí y allá. Entonces, vamos paso a paso restableciendo los servicios.

¿Tenemos toda la intención de hacerlo? Sí. La respuesta es contundente de parte de MSF, y tenemos la capacidad de aumentar los servicios para atender las necesidades de salud física y mental de la población. Por eso seguimos insistiendo en que ingresen insumos básicos para la población. Porque cuando hablamos de lo básico, no se trata solamente de las cuestiones médicas. Si no hay una buena alimentación y si no hay agua potable, eso tiene un impacto en la salud de la población.

También insistimos en que se permitan las evacuaciones médicas de más de 15.000 personas que están en lista de espera porque hay servicios de salud que no pueden recibirse en Gaza. De estas personas que han estado en lista, más de 700 han muerto, muchos de ellos niños y niñas, porque obviamente no pudieron ser evacuados de la Franja de Gaza. Entonces, seguimos insistiendo en que se abra la posibilidad de evacuar. Insistimos en que se terminen las restricciones del gobierno de Israel, pero también hacemos un llamado a los países en general para que reciban esas evacuaciones médicas, porque el problema es de ambos lados. Se necesitan países que estén dispuestos a recibir a personas en el volumen que las necesidades están exigiendo hoy en el terreno. Hay países que han estado recibiendo traslados, pero de a poco, y el volumen es grande.

¿Son persona heridas o con enfermedades?

Son enfermedades que no son básicas, que necesitan especialistas, de los cuales hoy no hay en Gaza. Hay 15.600 personas en espera y una de cuatro son niños y niñas. Entre julio del año pasado y agosto de este año, en 13 meses, 740 personas murieron mientras esperaban ser evacuadas, 137 de ellas niños y niñas. Son cuestiones que no hay cómo atender allí, que necesitan otro tipo de estructuras de salud para que esas personas puedan sobrevivir. Por eso insistimos en la necesidad del cese del fuego, de garantías mínimas, de respeto a la misión médica. Porque lo que hacemos está basado en el derecho internacional humanitario. Que se respete que la población civil tenga el derecho mínimo de recibir la asistencia médica.

También han matado a trabajadores de MSF en Gaza.

Tenemos 15 trabajadores nuestros que han sido asesinados, pero han sido más de 1.700 trabajadores de la salud en general. Nuestros trabajadores han sido asesinados en diferentes momentos: camino al trabajo, cuando estaban en la fila para recibir comida, cuando estaban en sus refugios.

¿Qué particularidades vieron en este conflicto que no se ven en otros? En otra entrevista, un médico que trabaja con ustedes destacó la situación de niños heridos, sobrevivientes de ataques en los que el ejército israelí mató a toda su familia, y que quedaron solos, sin nadie que los cuide.

Lo que nosotros recibimos del personal que tenemos hoy en la Franja de Gaza, de todos sus testimonios, es que muchas veces llegaban niños y niñas que necesitaban una amputación de una de sus extremidades debido a las heridas de guerra. Pero para nuestros equipos la parte más dura ni siquiera era esa, que ya es bastante, el saber que un menor de edad o una menor de edad va a quedar sin una pierna. Lo más duro para nuestros equipos era saber que cuando esa persona despertara de la anestesia, iba a tener que enterarse de que su padre y su madre habían sido asesinados y que no tenía ninguna familia alrededor suyo, porque sus vecinos también habían sido asesinados. Ese tipo de historias humanas muy fuertes.

Hemos visto también el trabajo humanitario desarrollándose entre constantes bombardeos, el no respeto a las instalaciones de salud, el no respeto a los trabajadores de la salud, el no respeto a los pacientes. En los últimos dos años hemos tratado de estar allí, de salvar vidas, pero en condiciones extremas. Con bombardeos permanentes. Nuestra propia gente no sabía en qué momento ellos mismos podían ser las víctimas. Todo esto a pesar de que MSF, no sólo en Gaza sino en cualquier lugar donde trabajamos, siempre informamos a las partes de las coordenadas exactas del lugar en el que estamos.

Todo lo que hemos visto los últimos dos años, el genocidio, la limpieza étnica... ¿Por qué hablamos siempre de eso? Porque es lo que hemos visto: restricciones reiteradas a servicios básicos de alimentación, de agua, de electricidad, de combustible. Cada vez más y más restricciones con el objetivo de simplemente acabar con una población, de hacer el asedio, la limpieza étnica que se estaba llevando a cabo. Esas son las cosas que nosotros hemos estado evidenciando.

También la entrega de la ayuda humanitaria militarizada, sin principios, es algo que hemos visto en Gaza. Cuando se creó la llamada Fundación Humanitaria de Gaza [una empresa privada de origen estadounidense que trabaja con Israel], fuimos testigos del aumento de las personas heridas que llegaban a nuestros puntos de atención que venían principalmente de esos puntos de entrega de alimentos. Denunciamos eso públicamente, que la entrega de ayuda humanitaria estaba siendo una masacre orquestada, que se estaba orquestando que la gente llegara en busca de comida a esos puntos y allí fuera asesinada. Son el tipo de cuestiones muy fuertes que hemos estado evidenciado con nuestros datos médicos. Eso lo tenemos en el reporte en el que están todos los datos de cómo se incrementaron las heridas de gente que venía de los puntos de entrega de alimentos de la llamada Fundación Humanitaria de Gaza. Nuestro llamado ha sido a una entrega de ayuda humanitaria basada en principios. Así tiene que ser. Estamos hablando de humanidad, de imparcialidad, de entregar ayuda sin ningún tipo de distinción, de ningún tipo, ni ideológico, ni económico, ni social, ni religioso. Son seres humanos en unas situaciones supremamente precarias, con unas necesidades altísimas que necesitan atención.

En cuanto a las acciones armadas, ¿se veía algún tipo de enfrentamiento o eran acciones unilaterales de Israel?

Eran acciones deliberadas, estaban siendo atacadas todas las instalaciones y todas las infraestructuras. Lo vemos en las imágenes que muestran cómo está la Franja de Gaza. Son escombros. Lo vemos en hospitales siendo atacados. Sólo 14 de las 36 instituciones de salud que existen están funcionando, y ninguna al 100%. Por todas las restricciones. Es imposible funcionar al 100% en semejantes condiciones.

Me decías que también brindan ayuda psicológica. ¿Cómo se puede brindar esa ayuda en una situación tan dramática?

Brindamos el acompañamiento. Los traumas que esta población está sufriendo, en muchos casos, no se podrán sanar nunca, porque son traumas muy severos en cuanto a la salud mental. Pero estamos allí para acompañar, sobre todo para restablecer la funcionalidad de los seres humanos. Cuando hablamos recién de los niños y niñas, imagínense el trauma de que luego de recuperarse de los problemas de salud física, tienen que darse cuenta de que no tienen a su padre, no tienen a su madre, que no tienen apoyo de sus seres más queridos, porque todos ya no están.

Son traumas que seguramente van a empezar a tratarse recién ahora. Tardaremos décadas en poder restablecer muchos de los tejidos de cohesión social, muchas de las cuestiones de salud mental de la población, porque es algo sin precedentes.

¿Que tipo de situaciones médicas han tratado en la Franja de Gaza?

Te puedo dar datos. Desde octubre de 2023, hemos brindado más de 1.200.000 consultas ambulatorias, hemos tratado más de 78.000 personas por diarrea, hemos hecho casi 30.000 intervenciones quirúrgicas, más de 70.000 consultas prenatales, también más de 70.000 consultas en temas de salud mental, hemos atendido más de 16.000 partos, porque esa es otra de las cosas en las que MSF también se enfoca, en la salud materna, en la atención de niños menores de cinco años. También fueron más de 70.000 las consultas prenatales, y seguimos actualmente apoyando a dos hospitales, operamos en otros dos hospitales directamente y tenemos actividades en hospitales de campaña, en diferentes centros de atención primaria en salud en el territorio.

En Cisjordania, que ha quedado fuera de los pactos, fuera de los objetivos a atender de forma inmediata, también está empeorando la situación. ¿Han notado el avance que se está dando de la colonización por parte de Israel, el desplazamiento, con frecuencia violento, de habitantes palestinos?

En la interacción que tenemos con las comunidades palestinas sabíamos que estaban siendo asediadas también en Cisjordania. Las personas que atendemos son testigos, nosotros somos testigos de eso que se está viviendo allí. Seguimos acompañando a las poblaciones, sobre todo en todos los temas de salud mental. Acompañamos a las instituciones de salud locales también, para fortalecer los servicios que allí se brinden.

Nosotros nunca pretendemos ni sustituir ni reemplazar lo que haya, eso lo tenemos muy claro. Pero cuando hablamos de estas poblaciones, en muchos de estos aspectos MSF muchas veces es el único actor que puede llegar a fortalecer las capacidades locales para poder atender las necesidades de la gente.

América Latina y las políticas de Trump

También quisiera consultarte sobre otro tema en el que ustedes trabajan, que es la situación de los migrantes en América Latina. ¿Cómo ha impactado la política migratoria del presidente estadounidense, Donald Trump? Me imagino que debe de haber menos gente cruzando la selva del Darién para transitar de América del Sur hacia el norte.

Las cifras que tenemos, que son también del Servicio de Migración de Panamá, indican que en 2023 más de medio millón de personas cruzaron el Darién. Luego, en 2024, fueron más de 300.000 y entre enero y agosto de este año fueron 3.000. Lo que hemos visto es obviamente la disminución de los flujos migratorios de sur a norte por causa de las políticas restrictivas de Estados Unidos, pero también algunos otros países se han hecho eco de ellas y han tenido medidas disuasivas en torno a la migración.

Entonces, MSF siempre ha estado tratando de adaptarse a las necesidades médico-humanitarias de la población migrante. Ante estos flujos migratorios disminuidos, ha tenido que cerrar muchos de los puntos de atención en donde estábamos. Lo que sí vemos hoy es que hay mucha gente varada, en México particularmente, y se ve mucho lo que se llama el flujo migratorio inverso, que en vez de ir hacia el norte está volviendo, algunos tratando de volver a sus lugares de origen y algunos buscando otros países a donde ir.

Particularmente en México se ve mucho, MSF sigue viendo allí muchos sobrevivientes de violencia extrema. La ruta migratoria de América Latina es una de las más largas del mundo, pero también una de las más peligrosas del mundo, en la que la gente es objeto de extorsiones, de tortura, de violencia sexual, particularmente. MSF sigue hoy en México con un centro especializado en apoyar a sobrevivientes de violencia extrema.

Hemos visto, obviamente, todos los cambios que ha habido. De todas maneras, la violencia sigue siendo alta para las personas que se mueven. Lo que nosotros hemos observado son casos de problemas de salud mental severos en muchas de estas poblaciones.

Ahora los migrantes son menos accesibles para nosotros. Siguen usando rutas irregulares, en las que a veces es muy difícil acompañar. Ya ha sido todo un reto para MSF acompañar las diferentes rutas que ha habido, porque son poblaciones que están en movimiento todo el tiempo, no se quedan mucho tiempo en un lugar, con lo cual a veces los centros de servicios de salud, tanto física como mental, tienen el desafío de poder brindar esos servicios. Ahora hay más dispersión de esta población y se vuelve aún más invisible.

Sigue siendo además una población muy estigmatizada. Nosotros insistimos en que migrar no es un delito. Ha habido mucha criminalización alrededor de esta población. Eso se sigue viendo. Las personas son perseguidas, etiquetadas todo el tiempo, y ahora estamos haciendo monitoreos de esos flujos para ver si hay necesidad de adaptación de nuestros servicios para esa gente. En México seguimos en algunos puntos en los que sabemos que hay población varada, pero ahora están buscando otros destinos.

¿Cuáles son?

Principalmente Chile, Colombia, México. Ahora también el destino es quedarse en México, conseguir medios de vida allí. Otros intentan volver a sus lugares de origen, pero en muchos casos son lugares que siguen en extrema violencia. Es el caso de Haití, por ejemplo, principalmente su capital.

También se percibe una disminución de la asistencia para la población migrante producto de los recortes que hizo la nueva administración en Estados Unidos, y que esa política también fue replicada por otros países, disminuyendo esa ayuda humanitaria internacional.

Esto se refleja en que los servicios en las rutas migratorias se redujeron mucho, porque organizaciones locales ya no tienen el dinero que podían tener para facilitar refugios o algunos servicios básicos para la población migrante. Todo eso se ha visto muy disminuido.

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