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El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y JD Vance, vicepresidente de Estados Unidos, el 15 de febrero, en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich.

Foto: Tobías Schwarz, AFP

Los líderes de las potencias europeas se reúnen en París para evaluar una respuesta a los planes de Trump sobre Ucrania

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El ninguneo del magnate republicano a Europa y el cáustico discurso de su vice en Múnich encendieron todas las alarmas.

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Este lunes en París los líderes de los países europeos se reunirán en una cumbre convocada por el presidente francés, Emmanuel Macron, para diseñar una estrategia conjunta para encarar la situación en Ucrania.

Los disparadores de la inquietud de los mandatarios fueron los hechos de la semana pasada protagonizados por el presidente estadounidense, Donald Trump, y también por su vicepresidente, James David Vance, y otros integrantes de su administración.

El primer hecho que movilizó a los europeos se dio el miércoles, cuando Trump informó sobre la conversación telefónica en muy buenos términos que había tenido con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

En la conversación entre los líderes, de acuerdo a lo que informó Trump en mensajes en sus redes sociales y en conferencias de prensa que dio en los días sucesivos en el Despacho Oval de la Casa Blanca, estos acordaron reunirse para solucionar el conflicto en Ucrania y dejaron totalmente de lado tanto a los ucranianos como al resto de los países europeos, incluidas potencias como Reino Unido, Francia y Alemania.

De hecho, a partir de este lunes, representantes de la Casa Blanca y del Kremlin comenzarán una serie de reuniones en Riad, capital de Arabia Saudita, donde Washington y Moscú abordarán de manera directa y bilateral la resolución del conflicto bélico que comenzó hace casi exactamente tres años con la invasión rusa a territorio ucraniano.

Paralelamente, de acuerdo a lo que informó este domingo la agencia oficial rusa TASS, el ministro de Relaciones Exteriores del Kremlin, Serguéi Lavrov, tuvo una extensa conversación telefónica con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, en la que ambos acordaron comenzar con los preparativos para un encuentro entre Trump y Putin.

Trascendió incluso que el cónclave entre los mandatarios podría darse el 9 de mayo en Moscú, cuando en la capital rusa se celebra el tradicional desfile del Día de la Victoria, en el que se conmemora el triunfo de 1945 del ejército rojo sobre los nazis.

Pero las inquietudes europeas también quedaron expuestas en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebrada la semana pasada en Bruselas, la capital belga. Fue en ese ámbito que el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, consideró que era “poco realista” la postura de Ucrania de volver a tener sus fronteras previas a 2014, cuando Rusia tomó la península de Crimea. También en dicha ocasión Hegseth aseguró que su país se oponía de plano a que Ucrania ingresara en la OTAN.

Si bien un día después, en una conferencia de prensa, el jefe del Pentágono atenuó sus afirmaciones y dijo que hablando de Ucrania “todas las opciones estaban sobre la mesa”, lo que había expresado 24 horas antes quedó retumbando en las mentes de todos los líderes europeos.

A la cumbre de la OTAN en Bruselas le siguió la Conferencia de Seguridad que se desarrolló el viernes y el sábado en la ciudad alemana de Múnich. Ahí los temores europeos no hicieron otra cosa que acrecentarse y transformarse en enojo y rechazo tras el agresivo discurso que pronunció en dicho foro el vicepresidente de Estados Unidos, Vance.

Cuando se esperaba que centrase sus palabras en el conflicto bélico de Ucrania, Vance no mencionó este país ni siquiera una vez, sino que prefirió hablar de su visión sobre la actualidad europea, continente que según él no puede abusar de la confianza en la OTAN, no puede hablar de democracia “sin vivir según sus principios básicos” y alejándose de sus valores fundamentales, y no puede “pisar” la libertad de expresión, en un claro guiño de simpatía hacia los partidos de extrema derecha.

Para completar el cuadro y dejar bien en claro lo que piensa, Vance se reunió en Múnich con los líderes del partido ultraderechista germano Alternativa para Alemania, a la vez que se negó a reunirse con el canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, todo esto a dos semanas de las elecciones generales alemanas. El discurso de Vance fue calificado como “inaceptable” por el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius.

Poco después, en el mismo encuentro en Múnich, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, hizo un llamado a crear un Ejército europeo y aseguró que su gobierno no aceptará un acuerdo de paz sin la participación de su país, en directa referencia a las tratativas ya iniciadas por Trump y Putin.

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