En el contexto de una enorme crisis humanitaria que está generando la proliferación de casos de desnutrición, particularmente en niños, y de que la mayor parte de los más de dos millones de personas que viven en Gaza estén pasando hambre, el Ejército israelí anunció este domingo el inicio de la implementación de “pausas tácticas de la actividad militar” en zonas densamente pobladas, con la finalidad de que pueda ingresar en el enclave palestino ayuda humanitaria de todo tipo, principalmente alimentos y medicamentos.
En el comunicado que emitieron, las autoridades militares expresaron que la “pausa” se llevará a cabo “todos los días hasta nuevo aviso” de 10.00 a 20.00 en las zonas en las que no están operando actualmente por tierra las fuerzas israelíes, incluyendo a Al-Mawasi, en el sur de la Franja, Deir al-Balah, en el centro, y la ciudad de Gaza, en el norte.
Además, el Ejército israelí detalló que se designarán “rutas seguras” de 6.00 a 23.00 con el objetivo de “permitir el paso seguro de los convoyes de las Naciones Unidas y de las organizaciones de ayuda humanitaria que entregan y distribuyen alimentos y medicinas a la población de toda la Franja de Gaza”.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA), dependiente de las Naciones Unidas, que es la mayor organización humanitaria del mundo, acogió con satisfacción las nuevas medidas, que, según expresó en un comunicado, esperaba que permitieran aumentar el suministro de alimentos urgentemente necesarios.
“El PMA tiene suficientes alimentos en la región, o en camino a ella, para alimentar a toda la población de 2,1 millones de personas durante casi tres meses”, declaró la entidad, y agregó que era necesario un alto el fuego para garantizar que los alimentos llegaran a toda la población de Gaza.
Este domingo, a pesar del anuncio israelí, las autoridades sanitarias de Gaza, a cargo de la organización islamista Hamas, informaron que 63 personas fueron asesinadas por ataques israelíes en varios puntos del territorio y detallaron que 34 de ellas fueron baleadas mientras estaban esperando recibir ayuda humanitaria.
La medida tomada por el gobierno que encabeza el primer ministro Benjamin Netanyahu llegó después de que en los últimos días se intensificara de manera rotunda la presión internacional ante el deterioro significativo de las condiciones de supervivencia en Gaza ante el férreo bloqueo impuesto por Israel.
El lunes de la semana pasada, 26 países, entre los que se encuentran Reino Unido, Francia, Australia, Japón, Canadá y España, emitieron un comunicado conjunto en el que exigieron el fin de las hostilidades en Gaza, a la vez que condenaron “el goteo de la ayuda y la muerte inhumana de civiles, incluidos niños, que tratan de satisfacer sus necesidades más básicas de agua y alimentos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que en este momento casi uno de cada cinco niños menores de 5 años en la ciudad de Gaza padece desnutrición aguda, una cifra que se triplicó desde junio.
Las imágenes de niños esqueléticos y las cifras de muertes por desnutrición recorrieron el mundo y causaron indignación, y no pudieron ser tapadas por la retórica israelí, lo cual no deja de ser un problema para Netanyahu, que este domingo publicó un video explicando la decisión de permitir la entrada de ayuda a Gaza. “Para lograr el objetivo de derrotar a Hamas y devolver a nuestros soldados secuestrados, estamos avanzando en la lucha y llevando a cabo negociaciones”, declaró.
“Sea cual sea el camino que elijamos, nos veremos obligados a permitir la entrada de ayuda humanitaria esencial”, expresó el líder del Likud, reconociendo el efecto de la presión internacional generalizada.
Al mismo tiempo que comenzó a ingresar de a poco la ayuda en los camiones que dependen de las Naciones Unidas, los militares israelíes implementaron un poco efectivo despliegue de aviones que lanzaron desde el aire paquetes de harina, azúcar y comida enlatada donada por países árabes, principalmente Jordania y Emiratos Árabes Unidos.
Si bien algunos paquetes pudieron llegar a la población, otros se destruyeron al caer, algunos ocasionaron lesiones a decenas de personas y otros fueron a dar a manos de organizaciones delictivas, que los venden en el mercado a precios elevadísimos.
Tal como había sucedido en ocasiones anteriores, la ayuda humanitaria que no es ingresada directamente por las Naciones Unidas termina llegando en su mayoría a manos de las mafias especuladoras.
El sábado, y al contrario de lo que habían expresado en el pasado, voceros del Ejército de Israel reconocieron que la mayor parte de lo ingresado por Naciones Unidas en el pasado no fue a parar a manos de Hamas. Esto sucede porque Naciones Unidas tiene amplia experiencia en la distribución de ayuda humanitaria en Gaza, sus funcionarios están presentes en numerosos puntos del enclave y reparten de manera equitativa, con listas de personas, evitando de esa manera las acaparaciones.
Las Naciones Unidas cuentan con mucha legitimidad entre la población gazatí, y es por ello que ni Hamas ni organizaciones delictivas que existen en Gaza suelen interferir con sus tareas.
En la interna política israelí, el paso dado bajo presión por Netanyahu fue considerado negativamente por los integrantes más extremistas de su gabinete, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, y el de Finanzas, Bezalel Smotrich, quienes están evaluando qué medidas tomar.
Por otro lado, sobre el final de la semana pasada, Israel retiró a sus negociadores de Qatar, y ahora lo que busca Netanyahu es el mínimo de legitimidad para reanudar con todo los ataques sobre Gaza, escudándose en que el gobierno de Estados Unidos acusa a Hamas de ser inflexible en la negociación.
El punto de discordia actual en las conversaciones indirectas entre las partes es el fin de los ataques sobre Gaza. Hamas quiere un acuerdo que implique garantías para el cese de las hostilidades, incluso considerando su desarme y que el control militar del enclave pase a depender de una alianza de países árabes e incluso de la Autoridad Palestina, pero con una retirada total de las fuerzas israelíes.
Israel, por su parte, prefiere un acuerdo parcial que permita reanudar los ataques después de varias semanas de tregua, en la que podría lograr la liberación de algunos de los rehenes que aún están en manos de Hamas y otras organizaciones. En este sentido, el ministro de Energía israelí, Eli Cohen, afirmó en una entrevista con la emisora pública Kan que, si bien Hamas quiere que la presión internacional detenga la guerra, “nosotros debemos pensar con razón, no con emoción”.
Siguiendo la retórica del gobierno, Cohen afirmó que su país está actuando “de conformidad con el derecho internacional” y afirmó que, mediante consultas entre la cancillería y los gobiernos europeos, Israel se aseguró de que no se le impusieran sanciones a pesar de los esfuerzos para impulsar las medidas debido a la conducta del ejército en Gaza y la falta de ayuda permitida en el enclave. “Aunque atenerse a él [el derecho internacional] puede ser a veces emocionalmente desafiante, nos ayuda a seguir luchando para lograr nuestros objetivos”, declaró Cohen.
Según informó el portal estadounidense Politico, la Unión Europea está evaluando respuestas tras determinar que Israel incumplió sus obligaciones en materia de derechos humanos en virtud de un acuerdo común. El tema será debatido en una reunión de cancilleres del bloque comunitario europeo que se realizará dentro de algunas semanas en Bruselas.