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Vista del templo Zhuputan, el 5 de setiembre, en Taiwán.

Foto: I-Hwa Cheng, AFP

Paraguay y su encrucijada entre las dos Chinas

2 minutos de lectura
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El gobierno de Asunción es el único de América del Sur que reconoce y mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán y no con Pekín.

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A fines de agosto, el Senado paraguayo aprobó un pedido de informes al Ministerio de Relaciones Exteriores con el objetivo de conocer en detalle las razones por las cuales el gobierno de Asunción que lidera el presidente Santiago Peña está impedido de tener relaciones diplomáticas formales con la República Popular China. Durante la sesión, el senador Éver Villalba, integrante del opositor Partido Liberal Radical Auténtico, expresó la necesidad de analizar la posición del país en este tema, porque China, nación con la que Paraguay no tiene relaciones diplomáticas, representa una parte significativa de las importaciones y es un actor central en la economía global y la innovación tecnológica, informó el diario ABC Color.

En su planteo, Villalba remarcó que mantener un vínculo exclusivo con Taiwán podría significar una pérdida de oportunidades para acceder a mercados, financiamiento e inversión en un contexto internacional cada vez más competitivo. Palabras muy similares había manejado un mes antes el diputado colorado Hugo Meza, quien al igual que el presidente Peña, pertenece al sector oficialista afín al expresidente Horacio Cartes.

Luego de realizar un viaje a China junto con otros legisladores que pertenecen a la Unión de Partidos Latinoamericanos, órgano que integra a sectores conservadores de la región, Meza declaró: “Estamos perdiendo el tiempo con Taiwán”.

En declaraciones recogidas por el diario Última Hora, el legislador colorado dijo que si Paraguay cambia su postura podrían “rescatar por lo menos el 1% de la inversión que China hace para la región. “Estamos hablando de más de 6.000 millones de dólares de inversión y de cooperación, así que yo creo que hay que instalar el debate, el análisis”, agregó.

Meza consideró que es muy poco lo que Taiwán le ofrece a Paraguay a cambio del reconocimiento de Asunción.

El tema no es nuevo, pero en los últimos años cada vez más actores políticos y empresariales están expresando sus dudas respecto a la histórica política paraguaya de reconocer la soberanía de Taiwán, oficialmente conocida como República de China, lo cual le impide tener relaciones diplomáticas con el gobierno de Pekín, que considera que la isla de Taiwán es parte de su territorio.

Las relaciones entre Paraguay y Taiwán se remontan a 1957, cuando la nación sudamericana estaba bajo la dictadura de Alfredo Stroessner, y el país asiático era gobernado por Chiang Kai-Shek, quien se refugió en la isla con sus seguidores en 1949 tras perder la guerra civil con las fuerzas comunistas lideradas por Mao Tse-Tung.

En ese momento, la alianza entre dos gobiernos profundamente anticomunistas en el contexto de la Guerra Fría era totalmente natural, y esa lógica perduró durante muchos años.

Pero los tiempos cambiaron, y desde hace años China comenzó a ejercer una presión muy grande en Paraguay, donde los influyentes agroexportadores ven con muy buenos ojos entablar relaciones formales con Pekín.

Ante el avance del gigante asiático, Taiwán está intentando contrarrestar esa influencia e incluso el mandatario de la isla, Lai Ching-te, tenía previsto visitar en agosto a Paraguay y Guatemala, el otro país latinoamericano con el que tiene relaciones diplomáticas. Finalmente, este viaje no se realizó. La razón esgrimida desde Taiwán, según informó la agencia Reuters, es que el presidente decidió quedarse en el país debido a los daños causados por el tifón Danas.

Pero al parecer otros hechos influyeron en la decisión de postergar el viaje a la región. Reuters informó que la delegación taiwanesa le había solicitado a la administración estadounidense del presidente Donald Trump autorización para poder hacer una escala en su país.

Si bien Estados Unidos tradicionalmente facilitó el tránsito de los líderes taiwaneses, en esta ocasión el pasaje de Lai y su comitiva generaría enormes molestias a Pekín en un momento en que Trump está intentando negociar un acuerdo comercial con China.

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