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Aumenta la llegada de familias migrantes con menores a cargo en Rivera y Rocha

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Reconstruir mejor y no dejar a nadie atrás son premisas que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se propone para el mundo pospandemia. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y Unicef trabajan en conjunto desde hace ya varios años, con foco en familias migrantes que llegan al país en busca de un mejor futuro.

En el marco del 76° aniversario de la ONU, ambas agencias lanzaron un estudio en conjunto sobre la situación de la población migrante, los impactos de la covid-19, y sus necesidades en dos departamentos de frontera: Rivera y Rocha. Los datos fueron obtenidos por medio de entrevistas con informantes calificados. Uno de los resultados plantea que se observa un aumento en la llegada de familias migrantes con menores a cargo.

La Matriz de Seguimiento del Desplazamiento (DTM, por sus siglas en inglés) es un sistema de rastreo y monitoreo del desplazamiento y la movilidad de las poblaciones diseñado por la OIM. Tiene como objetivo captar, procesar y difundir de manera sistemática la información y así generar una mejor comprensión de los movimientos y las necesidades de las poblaciones desplazadas, retornadas, en procesos de reasentamiento y de personas migrantes que responden a flujos espontáneos u organizados.1 La OIM está lanzado su cuarto informe en Uruguay, en conjunto con Unicef.

Esta Ronda 4 DTM busca conocer la situación de la población migrante, sus necesidades y los impactos de la pandemia en los departamentos de frontera Rivera y Rocha, con foco en la niñez, la adolescencia y la población migrante venezolana. Para ello se realizaron 15 entrevistas en profundidad, semiestructuradas, a actores claves del territorio, entre el 6 de julio y 13 de agosto de 2021.

Los principales hallazgos dan cuenta de un aumento en la llegada de familias con niños, niñas y adolescentes en ambos departamentos. Asimismo, de personas mayores de 60 años con patologías asociadas a la salud, como diabetes e hipertensión; y problemas alimenticios como bajo peso, en el caso de la niñez. Muchos siguen su camino a la capital, pero otros deciden radicarse en la frontera, debido a los costos de vida en Montevideo u otras causas, entre ellas el clima.

El acceso a los servicios en ambos departamentos presenta similitudes entre nacionales y población migrante, aunque los resultados de la ronda plantean que pudo igualmente haber una afectación por el acceso a la documentación, debido a la suspensión de atención presencial en las oficinas públicas producto de las medidas adoptadas por la emergencia sanitaria. Esto pudo haber tenido algunos impactos, por ejemplo, en el acceso a las ceibalitas para el caso de niños, niñas y adolescentes.

Dos de las dimensiones que afectan la calidad de vida de las familias migrantes, y que fueron señaladas como críticas por parte de los entrevistados, son el empleo y la vivienda.

Respecto de la educación, entre los principales hallazgos se destaca que la falta de certificaciones educativas puede ser un problema a la hora de inscribir a los menores en los centros educativos. Para los adultos también hay un desafío relacionado con la educación, ya que existe la necesidad de facilitar los trámites de homologación de títulos, otro aspecto que se vio agravado por la pandemia.

Dos de las dimensiones que afectan la calidad de vida de las familias migrantes, y que fueron señaladas como críticas por los entrevistados, son el empleo y la vivienda. La inserción en el mercado laboral puede ser difícil apenas llegan al país; la falta de documentación –que en otros tiempos se obtenía rápidamente– y la dificultad para homologar los títulos pueden ser impedimentos para que las y los migrantes accedan a puestos de trabajo acorde a sus conocimientos y con todas las garantías en lo que respecta a derechos laborales. Esto impacta de diversas maneras en la vida de las familias y los niños, niñas y adolescentes a cargo. Por otro lado, el acceso a la vivienda también se menciona como una necesidad a solucionar. Varios informantes mencionan que las familias migrantes en muchos casos viven en condiciones de hacinamiento y con falta de higiene. Si esto se piensa desde una perspectiva de niñez y adolescencia el problema puede ser más grave aún.

Respecto de la discriminación y la xenofobia, los informantes calificados plantean que no existen denuncias formales; sin embargo, consideran que esta existe y hay algunas dimensiones en que puede observarse, como por ejemplo en el mercado laboral y en algunas expresiones de la opinión pública de ambos departamentos. Asimismo, surge de las entrevistas la necesidad de seguir profundizando en la integración de la población migrante con las comunidades locales. La pandemia pudo haber impactado enormemente en esta dimensión, sobre todo en los y las menores, debido a la falta de la presencialidad en los centros educativos.

El primer contacto con el sistema de salud se produce al momento de ingreso al país, ya que en el contexto de pandemia deben acudir a los centros de contingencia para ser hisopados y allí aguardar el resultado. Se los provee de alimentación, asistencia psicosocial y un espacio donde dormir respetando las burbujas familiares o grupales. Por otra parte, y en líneas generales, se plantea que la atención no presencial en la salud durante la emergencia sanitaria pudo haber generado complicaciones para mantener la comunicación con la población migrante, en mayor medida por la alta rotación de números de teléfono. En Rivera se identificó este problema sobre todo al intentar dar seguimiento a mujeres migrantes embarazadas.

Considerando que las migraciones son un factor de desarrollo, tanto para los países de origen como para los de destino, y dados estos resultados junto con el potencial aumento de familias migrantes con menores a cargo, la OIM reafirma su compromiso de trabajar para hacer frente a las necesidades de esta población que llega a Uruguay, con foco en niñas, niños y adolescentes, para mejorar sus condiciones de vida y garantizar el derecho a que puedan desarrollarse de manera adecuada, generando alianzas con sus contrapartes gubernamentales y actores claves dentro y fuera del sistema de la ONU.

Tanja Pacifico es jefa de misión de la OIM en Uruguay.

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