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El caso Astesiano: Hasta el hueso y sin coronita

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La fiscal del caso Astesiano, Gabriela Fossati, decidió no solicitar orden judicial para la incautación del celular de uso del exjefe de seguridad de la Presidencia ante el pedido del Poder Ejecutivo de entregarlo voluntariamente a cambio de excluir las comunicaciones entre ambos.

Esta insólita decisión viola los más elementales principios de igualdad ante la ley y el sentido común de cualquier investigación. Más aún porque Alejandro Astesiano ocupaba un cargo de directa confianza del presidente y este es uno de los centros de mayor interés público a los efectos de deslindar o confirmar responsabilidades en varios actos delictivos aparentemente cometidos por el hasta ahora principal acusado. Delitos que se han ejecutado usando de centro de operaciones el edificio sede de Presidencia de la República.

Los episodios de espionaje son gravísimos. Todo lo que está ocurriendo en torno a Presidencia es gravísimo. El daño que se está produciendo a la institucionalidad democrática de nuestro país es inmenso.

Si bien la fiscal deja entrever que abriría otra u otras causas sobre Astesiano, su proceder con respecto al celular de uso personal del acusado no puede ni debe tener condicionamiento alguno. En ese aspecto el procedimiento utilizado es inaceptable y la Fiscalía debe corregir el monumental error cometido.

Los episodios de espionaje son gravísimos. Todo lo que está ocurriendo en torno a Presidencia es gravísimo. El daño que se está produciendo a la institucionalidad democrática de nuestro país es inmenso.

El presidente Lacalle repitió una y otra vez que el Poder Judicial estaba actuando sin limitaciones ni injerencias. Pero él mismo se pronunció hace pocos días diciendo que no debía cambiar la fiscal del caso, entrometiéndose en forma flagrante con el funcionamiento de la Fiscalía. Poco después, nos enteramos de que se condicionó la entrega del celular de Astesiano a que no contuviera ninguna comunicación del presidente con el principal acusado hasta ahora de la asociación para delinquir organizada desde las oficinas de la Torre Ejecutiva.

Nunca imaginamos que nuestro país tuviese que experimentar esta vergüenza en plena democracia. La dignidad de la República está en juego. Hay que hacerse cargo.

Carlos Pita fue embajador de Uruguay en Chile, España y Estados Unidos.

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