Desde el conflicto de 1928 entre Paraguay y Bolivia por el Chaco Boreal, Uruguay inicia su participación como cooperador en la búsqueda y mantenimiento de la paz con presencia de personal militar y civil.
En 1935 participó con un contingente de observadores para cooperar en el mantenimiento de los acuerdos de paz.
Desde la creación de la ONU en 1945, Uruguay, como fundador, apoya los objetivos de la búsqueda y el mantenimiento de la paz en el mundo y en 1952 envió un contingente de observadores a Cachemira en el límite entre la India y Pakistán.
Desde entonces Uruguay ha incorporado la cooperación con personal militar, policial y civil, según los casos, a las misiones de búsqueda y mantenimiento de la paz resueltas por la ONU.
Esto se enmarca en una definición central de su política exterior de Estado, en su definición de solución de los conflictos a través del diálogo y su apoyo y participación para lograr la paz cuando esta se ha perdido y las partes concuerdan en desear su consecución.
Las misiones de mantenimiento de la paz tienen como objetivo central buscar las condiciones para el cese de la violencia, la protección de las poblaciones vulnerables en los conflictos y fortalecer los entendimientos entre las partes para construir una paz duradera y un respeto por los derechos humanos en las soluciones que se encuentren.
Se puede afirmar que esto ha constituido una política de Estado en el Uruguay democrático y todos los partidos políticos, aun con algunas discrepancias internas, han contribuido a definirla y sostenerla. Todos los gobiernos democráticos de todos los partidos han asumido esta posición.
Una de las razones del prestigio de Uruguay en el concierto internacional ha sido y es su compromiso en los hechos con la búsqueda y el mantenimiento de la paz mundial. Debemos mantener sin duda esta política.
Además de cumplir con uno de los principios y objetivos más caros a su política exterior, Uruguay forma a sus uniformados con objetivos democráticos, pacíficos y de defensa de los derechos humanos de las poblaciones vulnerables en los conflictos.
Respetando siempre las discrepancias, el Frente Amplio ha practicado, decidido y apoyado esta política durante el ejercicio de sus tres períodos de gobierno.
La incertidumbre y la complejidad de la situación global torna más necesaria la mantención de esta política, siempre dentro del estricto respeto a la carta de la ONU y de las normas del derecho internacional.
Una de las razones del prestigio de Uruguay en el concierto internacional ha sido y es su compromiso en los hechos con la búsqueda y el mantenimiento de la paz mundial. Debemos mantener sin duda esta política.
Carlos Pita fue embajador de Uruguay en Chile, España y Estados Unidos.