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¿Qué mirar, la foto o la película? La relación entre salarios y precios

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En muchas notas que he escrito en la diaria he insistido en que no se puede analizar este gobierno con la foto de fines de 2023 y lo que va de 2024. Por el contrario, es imprescindible mirar la película, es decir, lo sucedido a lo largo del quinquenio.

Hoy quiero enfocar esta doble mirada en un tema de alta relevancia en la vida de los hogares: la evolución de los precios. Quiero poner en discusión dos temas: la evolución temporal de la inflación y el peso diferente que tienen en los hogares, según sus ingresos, los diferentes componentes de la inflación.

La inflación en el tiempo

Como muestra el gráfico 1, la inflación de la primera mitad de lo que va del gobierno (marzo de 2020 a junio de 2022) fue de 21,9%, y de la segunda mitad de este gobierno (julio de 2022 a agosto de 2024) fue de 11,7%, prácticamente la mitad de la evolución de los primeros 28 meses.

Sin embargo, el índice medio de salarios, es decir, la evolución promedio de los salarios, fue de 12% en los primeros 28 meses y en los 26 siguientes, de 21,8%.

¿Qué nos dice esto? Que hubo un gran empuje a la baja del salario real al comienzo, que significó una pérdida inmediata de dinero impactada por una carestía relevante.

Esa superficie entre los salarios y los precios tiene un número que significa cuánto perdió un trabajador en esos meses por ajustar por debajo de la inflación. Para un salario de 35.000 pesos promedio, en el período fue de 52.000 pesos, es decir, un salario y medio. 45 días trabajados gratis.

Pero esa superficie, además de significar una pérdida de dinero que implicó menores consumos para las familias, generó consecuencias en la vida de las personas y significó poner en marcha medidas de restricción a sus necesidades.

Pudo significar dejar de pagar un alquiler y tener que cambiar su casa.

Pudo significar frustrar proyectos que se habían emprendido: arreglos en la casa, compra de vestimenta para los hijos, entre muchos más ejemplos en cada hogar .

Además, seguramente muchos hogares se endeudaron para poder enfrentar la contingencia de la caída de sus ingresos y la disparada de los precios, y hoy enfrentan una situación de endeudamiento compleja.

La inflación por producto

La segunda dimensión del problema se refiere a que no en todos los hogares los consumos son similares. Los alimentos en un hogar promedio, según el índice de precios al consumo (IPC), ponderan un 25%. Sin embargo, en el 20% más rico de la población apenas sobrepasan el 10%, mientras que en el 20% de menos ingresos andan por el 40%.

Entonces, ¿qué sucede? Si los precios de los alimentos aumentan más que los demás productos, los hogares de menos ingresos se ven más afectados, y viceversa.

¿Y qué sucedió? Justamente, como muestra el cuadro 1, mientras que en estos 54 meses la inflación fue del orden del 36%, los alimentos aumentaron 44%. Por lo tanto, la inflación que impactó sobre los hogares de menos ingresos fue mayor que la del resto de los hogares.

Pero este problema se puede ver de mejor manera si tomamos algunos productos seleccionados, como muestra el cuadro 2.

Por lo tanto, a lo largo de estos cuatro años y medio las familias de menores ingresos han sido más impactadas por el nivel de precios, por los mayores aumentos de los productos básicos de la alimentación, sumando el supergás a la lista.

Las razones de este proceso inflacionario

La inflación se despegó especialmente, como dije anteriormente, al inicio de este gobierno y en el primer semestre de 2022.

En ambos casos, especialmente durante 2021 y esos meses de 2022, la demanda estaba en una fase contractiva, por lo tanto, no puede fundamentarse que sea una inflación derivada de la presión de los consumidores sobre la oferta de productos.

A lo largo de estos casi cinco años hemos tenido una afectación relevante en la calidad de vida de la mayoría de los hogares; eso ha afectado a las personas de menores ingresos en mayor medida que al resto.

En ambos casos, los costos salariales estaban en caída, por lo cual no puede argumentarse una inflación derivada de los costos salariales.

Efectivamente hubo un efecto en los costos internos de algunas variables externas, en particular en algunos precios de alimentos. Los movimientos del tipo de cambio al alza en los primeros tiempos del gobierno y con un fuerte retraso, en especial desde 2021, explican parte del aumento y la reducción posterior del ritmo inflacionario.

Sin embargo, eso no alcanza para entender el proceso inflacionario vivido ni tampoco para entender el nivel de precios alto que Uruguay tiene en muchos de sus productos.

Por eso hay que salir del enfoque de la inflación de demanda o inflación de costos para poder tener una real dimensión del problema.

En esa dirección tomamos un enfoque desarrollado sobre todo en los años 79 y 80 por la llamada teoría de la regulación, que ponía uno de los centros de la inflación en los procesos de remarcación de precios derivados del peso oligopólico y dominante de empresas concentradas en la cadena de los precios.

Estas condiciones pueden darse en la fase de importación y/o comercialización si es un producto importado, o en la fase de producción en sus diferentes procesos en la logística, el transporte y la comercialización de los productos.

Es importante mirar la cadena globalmente porque, efectivamente, puede haber un remarque dominante de precios (mark up en la teoría económica) en la fase comercial misma, pero puede haberlo a lo largo de la cadena, en la medida que sectores con posiciones dominantes trasladen “hacia atrás” mayores costos que inciden sobre los precios.

Como recuerda el senador Charles Carrera al abordar esta misma problemática, “al principio de esta legislatura promovimos un proyecto de ley que buscaba establecer límites a las grandes superficies y sistemas de pago a proveedores que no se extendieran en el tiempo de forma abusiva, que lamentablemente no prosperó”.

Pero lo que está claro es que desde que el producto llega al país si es importado, o desde su primera fase de producción si es nacional, y desde entonces hasta su precio final, el precio crece, a veces de manera desproporcionada y sin vínculo con presiones de costo o de demanda que expliquen dicha evolución.

Por lo tanto, es allí donde hay que concentrar una parte del esfuerzo interno por reducir la carestía que, más allá de las bienvenidas reducciones del nivel medio de precios (o sea, la inflación) impactan sobre los hogares y, como mostré antes, están impactando sobre todo en los hogares de menores ingresos.

Síntesis

En resumen, a lo largo de estos casi cinco años, hemos tenido una afectación relevante en la calidad de vida de la mayoría de los hogares, y en particular ha afectado a los de menores ingresos con mayor fuerza que al resto. Eso se sintetiza, como lo muestra esta nota, en:

  • Una caída durante al menos 40 meses del salario real, en un contexto de crecimiento del PIB que data desde bastante antes (el PIB crece en 2021 y el salario real recién llega a niveles similares a 2019 a fines de 2023).
  • Esto implicó una pérdida promedio para cada trabajadora y trabajador de 45 días de su trabajo en estos años.
  • Para los hogares de menores ingresos este impacto fue mayor, pues los precios de los alimentos y el supergás (de mayor impacto en el promedio de sus gastos) crecieron muy por encima de la media de la inflación.
  • Las explicaciones tradicionales de inflación no alcanzan para entender este proceso y es claro el peso relevante de los remarques dominantes de precios a lo largo de la cadena de producción.

Daniel Olesker es magíster en Economía y presidente de la Comisión de Asuntos Sociales del Frente Amplio.

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