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Udelar y la oficina de la ANII en Jerusalén: nada con la violencia, todo con la paz

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El conflicto en Medio Oriente es hoy la concreción de un enfrentamiento en la Franja de Gaza entre palestinos e israelíes originado por múltiples causas. Enumeraremos algunos de esos factores, no porque sean los más importantes, sino porque muestran lo multicausal de su origen –o por lo menos eso es lo que nos quieren hacer ver y creer–: el petróleo, el modelo económico mundial hegemónico, las religiones, la disputa territorial, la cultura, entre otros.

Decimos que nos hacen ver, porque sin dudas las diferentes máscaras ideológicas que se utilizan para justificar el conflicto tratan de ocultar la verdadera intención, que no es otra cosa que geopolítica: Israel es un enclave militar, base de Estados Unidos para el dominio y el control de una región petrolera y clave en el mundo.

No es culpable de este conflicto ni el pueblo israelí ni el pueblo palestino. No es causante el pueblo palestino del genocidio que realiza el gobierno fascista de Israel con un criterio de limpieza étnica sobre Palestina.

Todos los organismos internacionales y la mayoría de los países del mundo han pedido el cese del fuego. El gobierno de Israel no lo acata y, cuando lo hace, lo rompe unilateralmente apenas iniciado. Recordemos que el gobierno de Israel tampoco acata la orden de desocupación de las tierras palestinas dada por la Organización de las Naciones Unidas.

Estamos convencidos de que Uruguay debe tener una posición de principios y no establecer ningún sistema de cooperación con ningún gobierno genocida.

Hoy nuestro país se encuentra ante un dilema ético que recae en nuestro canciller y en nuestro presidente.

Como sabemos, el gobierno presidido por Luis Lacalle Pou concretó un acuerdo con el gobierno de Israel mediante el que se comprometió a establecer cooperación científica instalando una sede de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) en Israel. Sucede que la situación del conflicto israelí palestino cambió todos los parámetros para la cooperación, por lo que entendemos que no debe continuar y se debe retirar todo lo que se haya instalado.

Estamos convencidos de que Uruguay debe tener una posición de principios y no establecer ningún sistema de cooperación con ningún gobierno genocida.

La ciencia no es aséptica; si no, expliquen cómo surgió y se utilizó la bomba atómica en Hiroshima y en Nagasaki.

Por favor, recobremos la dignidad. Terminemos ya con ese convenio que mancha nuestras manos. Autoridades de gobierno, suspendan ya este acuerdo. Nada con la violencia, todo con la paz.

Daniel Parada es médico y fue profesor agregado en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.

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