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Jorge Larrañaga y Luis Alberto Lacalle, ayer, tras el discurso de reconocimiento del triunfo de José Mujica.

Foto: Ricardo Antúnez

No hay más remedio

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Lacalle reconoció el triunfo de José Mujica y pidió a sus militantes que hagan lo mismo.

Luis Alberto Lacalle aceptó la derrota electoral y se mostró dispuesto a conversar con la futura administración para alcanzar acuerdos. A los militantes que se habían acercado a la sede de la fórmula nacionalista les pidió que “razonen y acepten” que el nuevo presidente de todos los uruguayos será José Mujica. “Pesada carga para cualquiera de nosotros, pero si no lo entendemos así no estaremos contribuyendo a un concepto de un solo país”, solicitó.

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Caras largas entre los adultos y llanto entre los más jóvenes. Enojos entre los dirigentes y malos augurios para el próximo período marcaron el tono que reinaba en la sede de la fórmula del Partido Nacional (PN) luego de conocerse las primeras proyecciones que daban como ganador al candidato del Frente Amplio. Luego de llamar a Mujica para felicitarlo, Jorge Larrañaga y Lacalle dieron un breve mensaje a los medios de comunicación que, a su vez, fue transmitido en el exterior de la sede, donde había cerca de 200 personas.

Lacalle deseó que en el período de transición tengan lugar “fructíferas conversaciones para lograr los acuerdos que sean posibles”, y prometió a sus votantes ser “soldado de la libertad, custodio de las instituciones y defensor de las leyes”. Con pocas referencias a Mujica, Lacalle solicitó a los nacionalistas que acepten el resultado electoral. “Será nuestro presidente”, reconoció ante los abucheos de la gente, “y esto tenemos que razonarlo y aceptarlo”, por haber participado y legitimado el sistema democrático. “Pesada carga para cualquiera de nosotros, pero si no lo entendemos así no estaremos contribuyendo a un concepto que hemos manejado frecuentemente con el doctor Larrañaga, que es el de un solo país”.

El ahora senador electo enfatizó, además, que “la democracia tiene que demostrar que es eficaz para luchar contra la pobreza, para mejorar la educación, para mejorar la seguridad, el sistema de salud, la energía, y todos esos problemas y dificultades que tenemos por delante”, y agregó: “De nada valdría la legitimidad de origen [del poder político], los más legítimos actos de gobierno, [...] si no lograran dentro de cinco años mostrar un país que ha avanzado realmente en la solución de los problemas que a todos nos aquejan”.

Lacalle sí hizo referencias al actual presidente, quien lo llamó por teléfono cuando se conocieron los resultados. “Eso es un honor”, comentó, y agregó que Vázquez lo ha “distinguido durante todo este período con una especial consideración que hemos procurado devolverle cuando a veces nos hemos acercado hacia él a ofrecerle alguna idea, una propuesta”. Con la llamada telefónica, para Lacalle, Vázquez “ha robustecido su calidad de presidente de todos los uruguayos”.

“No nos pongamos tristes ni melancólicos, mañana es lunes y empieza otra etapa”, dijo el ex presidente, custodiado por la mirada de su esposa, Julia Pou, y de su hija Pilar, que estaban, igual que muchos de los presentes, emocionadas. Cuando los televisores cambiaron la imagen de Lacalle y comenzaron a transmitir la salida al estrado de Vázquez, Mujica y Danilo Astori frente al Hotel NH Columbia, Lacalle culminó su discurso y se retiró caminando entre la gente.

Antes, Larrañaga había reconocido el triunfo de la fórmula frenteamplista, mantuvo su concepto de que el país “sigue dividido en dos mitades”, y en tono conciliador reiteró que, habiendo perdido, el PN ofrecerá “equilibrio, tolerancia y paz en la construcción del futuro del país”. “Empezamos a volver”, sugirió Larrañaga al cerrar su discurso.

Desensillar hasta que aclare

“Va a ser duro, ya empezamos mal”, decía una legisladora nacionalista a otro legislador cuando despedían a Lacalle y Larrañaga. “No respetan un carajo a las minorías”, se quejaba el otro en referencia a la salida de Mujica, Astori y Vázquez antes de que Lacalle terminara su discurso. “¿Cómo va a ganar este asesino?”, se preguntaba llorando una joven afuera, en la puerta de la sede. Ésas eran las reacciones espontáneas, que se volvían mucho más medidas al momento de las declaraciones.

Los dirigentes pidieron unos días para “descansar” y dejar enfriar las emociones antes de aventurar evaluaciones sobre el resultado. El senador Francisco Gallinal dijo a la diaria que el pronunciamiento de la población es “sagrado”, más cuando se contó con “todas las garantías” del sufragio. El líder de Correntada Wilsonista señaló que todo el PN le da “una carta de crédito” al nuevo gobierno, y estimó que será el presidente electo el responsable de convocar a una reunión al líder de la oposición.

El jefe de la campaña nacionalista, el senador Gustavo Penadés, señaló que es necesario esperar y desearles a los ganadores “que sean gobernantes sabios”. En los próximos días, anunció, se deberá establecer “el diálogo, que debe existir y que reivindicamos como una herramienta válida y fundamental”.

Según contaron algunos nacionalistas, por teléfono Lacalle le deseó éxito a José Mujica “por el bien de nuestros hijos y por el bien de nuestros nietos”. Mujica, comentaron, le agradeció, y le dijo que ya tendrán oportunidad para conversar acerca “de la opinión que Mujica tiene de lo luchador que es Lacalle”. Pedro Bordaberry se reunirá hoy con el presidente electo, pero la reunión con Lacalle, según dijeron, todavía no está agendada.

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