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Estudiantes vuelcan un vehículo durante una protesta en Lyon. La escasez de combustible y la creciente participación juvenil en las protestas contra el aumento de la edad mínima jubilatoria en Francia elevaron ayer la presión sobre el gobierno de Nicolas Sarkozy en vísperas de una nueva huelga general, considerada decisiva por los sindicatos.

Foto: Efe, Maxppp Stephan Guiochon

Tránsito difícil

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Sarkozy insiste con su iniciativa de reforma jubilatoria, pese a que las crecientes protestas ya causan un desabastecimiento de combustible.

La administración Sarkozy insiste en su reforma de las jubilaciones pese a las manifestaciones que ya dejaron sin combustible a varias estaciones de servicio y que incluyen hoy el sexto paro general contra la iniciativa desde que en marzo comenzaron las protestas.

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El ministro de Interior francés, Brice Hortefeux, activó el Centro de Coordinación Interministerial de Crisis cuando ayer seguían de paro diez de las 13 refinerías del país. El centro está encargado de recolectar y centralizar la información relativa a la escasez de combustible. Ayer, al caer la tarde, se quedaron sin él 1.500 de las 12.500 estaciones de servicio, informó al diario Le Monde la Unión de Importadores Independientes Petroleros, que representa 60% de las ventas en ese rubro y que calificó la situación en las zonas rurales de “extremadamente preocupante”.

Michel-Édouard Leclerc, empresario de la cadena de supermercados con estaciones de servicio E.Leclerc, dijo en su blog que “no habrá más combustible en nuestras estaciones de servicio en dos o tres días si los depósitos permanecen bloqueados, si los camiones no pueden andar, si las importaciones están paralizadas”. A su entender, a las medidas de protesta se sumó el temor de los clientes a quedarse sin nafta, que los llevó a abalanzarse sobre las estaciones de servicio el fin de semana.

También los estudiantes siguen movilizados. En París, protestaron en la plaza de la Bastilla y la policía antidisturbios los dispersó. En la ciudad de Nanterre, en el oeste de la región parisina, unos 300 estudiantes ocuparon su liceo mientras unos 250 ó 300 jóvenes volcaron y quemaron autos y tiraron piedras a bomberos y policías. El mobiliario urbano fue destruido para ser utilizado como proyectiles.

Las manifestaciones se reiteraron en otras ocho ciudades, pero en la mayoría de ellas las marchas y ocupaciones fueron pacíficas. Ayer el Ministerio de Educación indicaba que 261 liceos, 6% del total, estaban “perturbados a diferentes escalas”, informó AFP. Por otro lado, la Unión Nacional de Estudiantes de Liceos informó que 950 centros educativos estaban movilizados y 550, ocupados.

Un sondeo publicado ayer por Le Monde indicaba que 71% de los franceses expresaba simpatía por el movimiento de protesta. El Senado anunció que la votación del proyecto de reforma de las jubilaciones, que desató las protestas, se realizará el jueves por la noche, en lugar del miércoles, como se esperaba. El presidente Nicolas Sarkozy repitió que la reforma “es esencial” y será “aplicada”. Consideró “normales y naturales” los reclamos, pero también que un “gobierno democrático” se asegure de que “los automovilistas consigan combustible y de que no haya enfrentamientos”.

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