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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, durante una reunión sobre transporte y territorio, el jueves, en Troyes, Francia.

Foto: efe, François Nacimbeni

Sarkogates

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El presidente francés bajo sospecha de espiar a la prensa que lo investiga.

Nicolas Sarkozy “quiere conocer las fuentes. Cuando se investigan las fuentes es que se termina dando con los periodistas y por lo tanto es espionaje de periodistas, lo que está formalmente prohibido por la ley francesa y la Constitución europea”, dijo Claude Angeli, director del semanario satírico Le Canard Enchaîné, conocido por sus primicias. Asegura, asimismo, que el presidente francés monitorea en persona el espionaje.

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Dijo oui

El Consejo Constitucional francés validó ayer la reforma de jubilaciones que motivó ocho paros generales y un sinnúmero de movilizaciones sociales. La ley puede ser promulgada por Sarkozy en cualquier momento. El Partido Socialista (PS) había sometido la norma al juicio del Consejo alegando que violaba “el principio de igualdad”. Pero la máxima autoridad judicial desestimó el planteo y sólo vetó 13 enmiendas que correspondían a una modificación de la legislación de la medicina laboral por considerarlas sin “relación con el proyecto de ley inicial”. La primera secretaria del PS, Martine Aubry, dijo ayer que el Consejo Constitucional “desempeñó su papel puramente jurídico”, pero que su decisión no impide que el PS “continúe criticando una reforma tan injusta como ineficiente”.

La popularidad del mandatario sigue rompiendo récords de impopularidad. Un sondeo de Ipsos para el semanario Le Point, publicado el lunes, le atribuye a Sarkozy 66% de opiniones negativas sobre su gestión, y su popularidad está en 30%, un punto menos que en octubre, la más baja de un presidente en ejercicio en Francia.

De esta manera, iguala los guarismos alcanzados por el entonces mandatario Jacques Chirac cuando lanzó el referendo sobre la Constitución europea, en 2005, o cuando atravesó, en 2006, un momento similar al que vive hoy Sarkozy, de fuerte conflictividad social por una reforma que movilizó a los jóvenes. Chirac había sido reelecto “por defecto” en 2002 para evitar la elección de Jean-Marie Le Pen, el líder de la extrema derecha que lo enfrentaba en el balotaje para la presidencia; no fue el caso de Sarkozy. Lo que sí puede acercar a Chirac al actual presidente es que ambos estuvieron vinculados, de cerca o de lejos, con asuntos de financiación ilegal (ver recuadro).

Varios temas explican la baja aceptación de Sarkozy. Uno es su reforma de las jubilaciones, que, a pesar de haber sido adoptada (ver recuadro), sigue movilizando a los trabajadores franceses -aunque menos que semanas atrás-, con otra jornada de rechazo prevista para el 23 de este mes. Otro es que su nombre aparece en varios asuntos, entre ellos el caso “Bettencourt-Woerth”, el más conocido, una presunta trama de financiación ilegal de su partido, la Unión para un Movimiento Popular (UMP), en la que puede estar implicado su ministro de Trabajo, Eric Woerth, también encargado de la reforma de jubilaciones.

No más inmunidad

Jacques Chirac, presidente de Francia durante dos mandatos (1997-2007), será juzgado por un tribunal correccional de París por malversación de fondos públicos y abuso de confianza, junto con otras 21 personas, en el marco del caso sobre 21 empleos ficticios financiados con fondos públicos entre 1992 y 1995 en beneficio del Partido Concertación por la República (RPR, según sus siglas en francés), cuando Chirac era intendente de París (1977-1995) y dirigente de esa agrupación. El juicio se llevará a cabo ahora que el ex mandatario ya no está amparado por la inmunidad presidencial. Será entre el 1º de marzo y el 8 de abril.

Maquillajes

Lilianne Bettencourt, de 87 años, posee la tercera fortuna familiar de Francia, según el semanario económico Challenges, con 23.300 millones de dólares, y es la principal accionista de la prestigiosa firma L’Oréal, que cuenta con 65.000 trabajadores, una cifra de negocios de 24.00 millones de dólares anuales y un beneficio neto de 2.470 millones en 2009. Sarkozy la conoció cuando era alcalde de Neuilly-sur-Seine (1982-2003) y acudía a su mansión con su ahora ex esposa, Cécilia.

El asunto comenzó con una lucha con la hija única de la millonaria, Françoise Meyers-Bettencourt, de 57 años. La hija quería, desde entonces sin éxito, declarar a su madre legalmente incapaz porque le hizo regalos -cuadros, una isla en las Seychelles, varios seguros de vida- por 1.370 millones de dólares a un fotógrafo, François-Marie Banier, que además fue su legatario universal hasta agosto. Pero lo que comenzó en 2007 como una cuestión familiar terminó transformándose en asunto de Estado.

Siempre el mayordomo

El portal de información Mediapart publicó en junio de este año las jugosas grabaciones pirata realizadas por el ex mayordomo de la multimillonaria, Pascal Bonnefoy, que revelan operaciones fraudulentas para evadir impuestos, vínculos entre la presidencia y la millonaria, y entre la sociedad que gestionaba la fortuna familiar y Woerth, a través de su esposa, Florence, que trabajaba para esa firma y que tuvo que renunciar debido a las acusaciones de conflicto de intereses.

El director de esa empresa, Patrice de Maistre -que desde el 20 de setiembre ya no se ocupa de los fondos de L’Oréal-, había recibido de Sarkozy la legión de honor francesa, a pedido de Woerth. En julio, Claire Thibout, ex contadora de Bettencourt, hizo declaraciones sobre el pago de dinero a políticos. Específicamente divulgó detalles sobre el financiamiento de la campaña de Sarkozy para la presidencia en 2007, fondos que fueron entregados a Woerth, entonces tesorero de la UMP, cargo que abandonó el 13 de julio a raíz de este escándalo.

En noviembre de 2008, cuando la Justicia aún estaba a cargo de un “simple” asunto de familia, Bettencourt tuvo una audiencia con Sarkozy para hablar del tema. “Señor presidente, usted sabe cuánto le he ayudado en el pasado; hoy soy yo quien le pide ayuda”, ensayaba la multimillonaria en voz alta antes de la reunión, según revelaron luego sus empleados. El encuentro no tuvo buen resultado, según estimó Maistre: “Fue finalmente una muy mala cosa, porque a causa de esto el fiscal [Philippe Courroye] ya no quiere arreglar el asunto, para demostrar que es independiente de Sarkozy”, explicó él mismo en una de las conversaciones grabadas por el mayordomo.

Es que Courroye, fiscal de Nanterre, a cargo de unas seis investigaciones relacionadas con Bettencourt, es además allegado de Sarkozy, lo que le vale constantes críticas y acusaciones de tener intereses en el asunto. El fiscal fue cuestionado por la prensa el mes pasado porque hizo investigar los teléfonos de periodistas que cubren el asunto con el objetivo de conocer cuáles eran las fuentes que suministraban información. Para justificar el hecho se invocó a la “razón de Estado”. La Justicia decidirá el 17 de noviembnre si todas estas pesquisas deben ser remitidas a la fiscalía de Versalles, para calmar los ánimos.

Fidedignas

En este y otros asuntos que lo dejan en situación incómoda, como la venta fraudulenta de submarinos a Pakistán cuando Sarkozy era ministro de Presupuesto, o la del contrato ilegal que habría suscrito el Elíseo con una encuestadora dirigida por un amigo del presidente, la prensa juega un papel central. Sin ella y sus informadores anónimos ninguno de estos casos habrían cobrado dimensión. Quizá por eso se hurtó en octubre las computadoras a tres periodistas del diario Le Monde, el semanario Le Point y Mediapart.

Los profesionales que sufrieron robos investigan el asunto Bettencourt, entre otros. Le Monde radicó una denuncia el 20 de setiembre por “violación del secreto de las fuentes” y “recolección de datos personales con métodos fraudulentos”. Según las informaciones del diario, los servicios de inteligencia obtuvieron ilegalmente los registros de llamadas de dos periodistas de su redacción.

Mediapart y su director, Edwin Plenel, mantienen una pulseada con la presidencia y el gobierno desde que publicó las grabaciones del ex mayordomo de Bettencourt. A todo esto se sumó el muy conocido semanario Le Canard Enchaîné, que lleva 40 años revelando escándalos de todo tipo y que tiene fuentes anónimas en cada círculo de poder, comenzando por los servicios secretos. Esta publicación aseguró que es el mismo presidente quien supervisa el espionaje, que estaría a cargo del secretario general de Presidencia, Claude Géant.

El semanario afirma, citando fuentes de los servicios secretos, que el Elíseo habría “recurrido” también a una empresa de seguridad privada, integrada por antiguos miembros de los servicios y por “un policía jubilado bastante conocido por sus actividades africanas, en el entorno de Claude Géant”. También cuestiona al jefe de la inteligencia francesa, Bernard Squarcini, que, junto a Géant, compareció el jueves ante la delegación parlamentaria sobre inteligencia. Ambos anunciaron el sábado que entablarían una demanda por “difamación”.

Por su parte, el jefe de la inteligencia había afirmado que “no se ocupa de periodistas sino eventualmente de sus fuentes”, y lamentó que se intente “desestabilizar la agencia en un momento en que la amenaza terrorista es más fuerte que nunca”. Sarkozy también se refirió a los robos: “No veo en qué me concierne eso”, dijo. Acto seguido Mediapart tituló: “Espionaje de Estado de los periodistas: Señor presidente, eso le concierne”. Un informe de Reporteros sin Fronteras publicado en octubre le da el lugar 44 a Francia en materia de libertad de prensa, retrocedió 33 puestos desde 2002.

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