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Estudiantes de medicina, el miércoles 15 de diciembre, en La Habana (Cuba).

Foto: EFE, s/d de autor

Lejos de los cubanos

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La oposición cubana tiene en su contra los egos de sus dirigentes y la falta de un proyecto que sintonice con la gente, según un cable diplomático divulgado por Wikileaks.

A largo plazo, la rebeldía de los jóvenes tendrá mayor impacto en una Cuba “pos-Castro” que la disidencia actual, que está avejentada y cuyos propósitos son, cuando no económicos, desfasados respecto a los de la población, según un cable diplomático enviado desde La Habana a Washington, filtrado por Wikileaks.

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Algunos de los mejores

Funcionarios del gobierno de Barack Obama manifestaron al diario estadounidense The Daily Beast que se va a reorganizar el personal diplomático a raíz de las revelaciones de Wikileaks. Aunque no develaron nombres, sí confirmaron que uno de los candidatos más probables a ser reubicados es el embajador en Libia, Gene Cretz, autor de un duro cable acerca del presidente libio, Muamar Kadafi. “Tendremos que sacar a algunos de los mejores -los diplomáticos que mejor representan a Estados Unidos y fueron los más detallistas en sus análisis- porque se atrevieron a reportar la verdad acerca de las naciones en las que sirvieron”, lamentó un alto funcionario de la seguridad nacional. Otra de las reacciones diplomáticas por las filtraciones fue la del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, quien amenazó con demandar al ex embajador estadounidense Eric Edelman, que afirmó en un cable que el gobernante escondía una fortuna en bancos suizos.

No es probable que la disidencia tradicional sustituya al gobierno. Así lo ve Estados Unidos, según se refleja en un cable diplomático filtrado por Wikileaks, enviado el año pasado por el jefe de la Sección de Intereses Estadounidenses en La Habana, Jonathan Farrar, al Departamento de Estado.

“Poco y nada” es lo que está haciendo la disidencia cubana tradicional, según el despacho. Más adelante amplía que “parte de la razón de la relativa inactividad de la oposición es que el gobierno cubano está dando pasos activamente para minarla”. También señala que los fuertes egos de algunos líderes y las dificultades para trabajar unidos dificultan la acción de los grupos opositores, que además son manipulados por los “servicios de seguridad cubanos”.

“No tenemos dudas de que, como ellos alegan, el movimiento disidente está profundamente penetrado por la seguridad del Estado”, generando problemas entre los líderes, jugando con sus egos, “que son normales en cualquier sociedad”, y “exacerbando las divisiones que existen naturalmente”.

Los exiliados en Miami ya habían lanzado críticas similares. La militante opositora Ivette Leyva Martínez indicó en un artículo en El Nuevo Herald que la oposición cubana “ha fracasado en su principal misión: convertirse en un movimiento popular”, y señaló como culpables al envejecimiento de los líderes, las rivalidades personales, que impiden los acuerdos reales, y “la acción cizañera de los agentes infiltrados de la dictadura”. En su artículo, Leyva sostiene que las acciones principales de la disidencia en Cuba consisten en “preparar documentos y hacer declaraciones a la prensa extranjera” y que la oposición es “una isla dentro de la isla”.

El corresponsal de BBC en Cuba, Fernando Ravsberg, señaló en un artículo que la oposición no aprovechó la crisis económica que vivió la isla y el respaldo de la comunidad internacional, que se incrementó después de la Primavera Negra, en 2003. En la nota el periodista señala que los reclamos de la disidencia, principalmente políticos, no condicen con los de la población en general, que exige “aumentos salariales, mejor alimentación, construcción de viviendas”, entre otras cosas. En el cable, publicado por el diario español El País, Farrar indica que está de acuerdo con las críticas realizadas a los disidentes, pero señala que también es necesario destacar que ser disidente en Cuba “es enormemente difícil”. Aun así, lamenta que los opositores reaccionaran de forma negativa ante estas opiniones: “Hubiera sido mejor si las críticas hubieran sido recibidas como una alerta”.

Vivito y coleando

“Si bien la base social del Movimiento Sin Tierra (MST) ha disminuido, no desapareció, y la crisis económica global puede reactivar la causa”, dijo en 2009 el cónsul de Estados Unidos en la ciudad brasileña de San Pablo, Thomas White, en un despacho a Washington. El MST es mencionado en al menos cuatro cables filtrados por Wikileaks y publicados por el diario Folha de São Paulo, en los que se señala que el apoyo al movimiento ha menguado por el crecimiento de la economía, el agronegocio y los programas sociales del gobierno, en particular el plan Bolsa Familia. Esto ya había sido reconocido por líderes del MST en 2009, en declaraciones a Folha. El MST, que se estima es respaldado por unas 80.000 personas, esperaba “más apoyo del presidente Lula [da Silva], pero no lo pueden criticar porque es demasiado popular”, señala uno de los despachos, de 2008. Un año antes, el MST lo había reconocido en una convención y sus líderes indicaron que tendrían que esperar a que Lula dejara el poder para renovar el activismo y pedir una “revolución económica”. Cerca del fin del gobierno de Lula, White advierte: “El MST sigue siendo una fuerza importante y puede tornarse más problemática”, porque está “radicalizando sus acciones, distanciándose del presidente y ampliando su mensaje”. Los cables también aseguran que el MST conoce de antemano las tierras que serán expropiadas por el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria, sugiriendo algún tipo de espionaje.

“Encuestas informales que hemos encargado […] muestran un virtual desconocimiento de las personalidades o las agendas disidentes”, señala el despacho, que renglones debajo agrega: “A pesar de que sostiene que representa a ‘miles de cubanos’, vemos poca evidencia de tal respaldo, al menos desde el limitado punto de vista que tenemos aquí en La Habana”. Según Farrar, las críticas más usuales contra la disidencia refieren a la edad de sus líderes, que están en sus 60 o 50, a la falta de contacto con los jóvenes, y a la diferencia de reclamos entre la disidencia y la población en general.

Como respuesta a estas filtraciones, el dirigente opositor René Gómez Manzano dijo a la agencia de noticias AP que el apoyo a la disidencia existe, pero “oculto, solapado y silencioso” por la “brutal represión imperante”. Otro disidente, Héctor Palacios, dijo que en la década de 1980 “sobraban los dedos de las dos manos [para contar a los disidentes], hoy son multiplicados por cien, son miles, con cifras te digo que sí hay apoyo popular”.

Farrar opina que la disidencia debe empezar intentando alcanzar “algún nivel de unidad de propósito como oposición, o al menos dejar de gastar tanta energía intentando sabotearse unos a otros”. Y agrega una crítica: “Cuando preguntamos a los líderes de la disidencia sobre sus programas, no vemos plataformas designadas a captar un amplio espectro de la sociedad cubana”.

El cable enviado a Washington también es muy crítico con los objetivos de la disidencia: “El mayor esfuerzo está dirigido a obtener recursos suficientes para mantener a los principales organizadores y a sus partidarios clave día a día […] Con la búsqueda de recursos como primera preocupación, el siguiente objetivo en importancia parece ser limitar y marginalizar las actividades de antiguos aliados, de esta manera preservando el poder y el acceso a escasos recursos”.

De todos modos, el diplomático considera que “los disidentes tienen, y continuarán teniendo, un papel fundamental en la conciencia de Cuba y merecen nuestro apoyo en ese rol”. Pero también señala: “Necesitamos mirar en otros lugares, incluido el propio gobierno, para descubrir los más probables sucesores del régimen de Castro”.

Sangre nueva

“Individuos jóvenes, incluyendo bloggers, músicos y artistas, no pertenecen a ninguna organización identificable, pese a que son mucho mejores tomando posiciones ‘rebeldes’ con más impacto popular”, señala el cable enviado a Washington. Estos jóvenes, que estarían vigilados por el gobierno cubano, evitan la etiqueta de disidente y no parecen aspirar a un papel de liderazgo. Ellos “probablemente tengan un mayor impacto a largo plazo en una Cuba pos-Castro”, agrega el cable. En el documento, Farrar indica: “Debemos continuar la apertura de Cuba a la era de la información […] para facilitar e impulsar a las generaciones de jóvenes cubanos que buscan una mayor libertad y más oportunidades”.

Los jóvenes no suelen sumarse a la disidencia, “e incluso jóvenes opositores que hace cuatro o cinco años prometían han decidido emigrar”, detalla el cable, según el cual el gobierno cubano realiza maniobras para impulsar que los jóvenes con perfil de líderes se exilien y “sueñen con su vida fuera de Cuba”.

Pese a la confianza en la juventud, el cable expresa que los “sucesores inmediatos del régimen de Castro probablemente vengan de los rangos medios del propio gobierno”. Según el cable, se desconoce quiénes podrían ser esos sucesores o quiénes podrían disputar por ese lugar. El despacho también trata otros asuntos políticos de Cuba, relata un encuentro con líderes de varios autodenominados partidos políticos, y señala que, al igual que los líderes de la disidencia, no tienen una visión política que se pueda aplicar en un futuro gobierno. Se destaca el papel de las Damas de Blanco, que según Farrar es “una de las organizaciones más efectivas de la isla”.

Otra cuestión a la cual el despacho dedica un capítulo es la relación entre la disidencia en Cuba y el exterior. Si bien muchos de los recursos de la oposición interna provienen de los movimientos de exiliados, los cubanos que están en la isla acusan a éstos de “intentar orquestar sus actividades desde lejos”. Opositores de distintos grupos, agrega el cable, “consideran que la intención de los exiliados es cortar la oposición local para adueñarse del poder cuando los Castro se vayan”.

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