Ingresá

Rescatistas bañan a un pelícano manchado de petróleo, en Fort Jackson, a donde la British Petroleum trasladó un grupo de apoyo para atender la vida silvestre que se vio afectada por el vertido.

Foto: Efe, Paul Buck

Cada día más crudo

3 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

La mancha de crudo en el Golfo de México echó por tierra la nueva política de explotación de petróleo en Estados Unidos.

El accidente que causó un vertido de 790.000 litros de crudo por día de un pozo petrolero al océano en el Golfo de México perjudicó la iniciativa del presidente estadounidense, Barack Obama, de impulsar perforaciones en mar abierto. También se convirtió en argumento de ecologistas contra esa política. En tanto, controlar la fuga podría tardar tres meses.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

“Las plataformas petroleras de hoy no causan derrames. Ellas son tecnológicamente muy avanzadas”, dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el 2 de abril, cuando promocionaba su recién anunciado plan que permitiría la búsqueda de petróleo en nuevas zonas de la costa Este, algo que estuvo prohibido por más de 20 años.

Unos 20 días después ocurrió el accidente de la plataforma petrolera administrada por la compañía British Petroleum (BP), que explotó y se hundió el 22 de abril a 70 kilómetros de Luisiana. A partir de ese día, ese pozo petrolero, en el Golfo de México, vierte alrededor de 790.000 litros de crudo por día al océano y amenaza el ecosistema, la economía y una de las zonas más productivas de pesca del país. El derrame, “que podría ser devastador”, según dijo Obama, generó consecuencias económicas, ecológicas y políticas.

Para empezar, la Casa Blanca anunció la suspensión de nuevas licencias de explotación de petróleo hasta que se evalúen las causas del accidente. Su portavoz, Robert Gibbs, señaló el viernes que se tendrá en cuenta el accidente para decidir las zonas para las exploraciones. Para eso Obama esperará el informe que le encomendó al secretario del Interior, Ken Salazara, que debe examinar “todo lo que puede funcionar mal en casos como éste”, informó la agencia de noticias EFE. “La investigación busca determinar qué ocurrió y usar esa información para dictar cualquier cambio en nuestra política”, indicó Gibbs.

“Mientras que algunos grupos y políticos han usado el accidente para reforzar el llamado para restablecer la moratoria en exploración costa afuera, el gobierno ha adoptado la pragmática y pensada aproximación de postergar nuevas concesiones a la espera de conocer qué causó el accidente”, dijo a BBC Frank Verrastro, experto en energía del Centro de Estudios Estratégicos.

Desde el Partido Demócrata del presidente, congresistas le pidieron terminar con esta iniciativa. Bill Nelson, senador demócrata de Florida (estado que tiene sus costas amenazadas por la mancha de crudo), pronosticó que no tendrá andamiento ningún proyecto de ley que permita la exploración en aguas profundas.

En la misma línea, el director ejecutivo de la organización medioambiental Sierra Club, Michael Brune, emitió un comunicado en el que afirma: “Hasta aquí hemos llegado. Las perforaciones en aguas profundas quedan fuera de la mesa. Queremos energía limpia ya”.

Defensores de Vida Salvaje, una organización ecologista en Washington, también se pronunciaron al respecto: “Esperamos que esta catástrofe sirva de llamado de atención para que el Congreso apruebe una legislación intergral sobre cambio climático que nos ponga más allá de la perforación a lo largo de nuestras frágiles costas”, citó BBC.

Congresistas republicanos intentaron quitar dramatismo al accidente. “Ha habido problemas con el diseño de los automóviles pero eso no ha hecho que dejemos de conducir. El accidente del [transbordador espacial] Challenger fue estremecedor pero volvimos al espacio”, dijo el senador Lyndsey Graham.

Sarah Palin, candidata a la vicepresidencia por el Partido Republicano en 2008 y ex gobernadora de Alaska, quien promovió ese año la perforación en busca de petróleo en su estado, dijo en su facebook que “incluso con la más estricta supervisión del mundo, los accidentes pasan”.

Obama dijo que el gobierno está “comprometido a limitar lo más posible el daño económico, trabajando para contener el impacto de este vertido potencialmente devastador”. Añadió que se propone explorar “todas las opciones para crear empleos y apoyar las economías locales en el Golfo”.

El gobierno estadounidense pidió a BP que se encargue de los gastos de limpieza y control de la fuga. “Somos responsables”, dijo el consejero delegado de la compañía, Tony Hayward, en respuesta a ese pedido. También pronosticó que “en el peor de los casos”, controlar y limpiar el crudo podría tardar “hasta tres meses”, informó El País de Madrid. La compañía está liberando 25 millones de dólares para reparar daños, según indicaron funcionarios de la compañía a la agencia de noticias Reuters.

Bill McCollum, el fiscal general de Florida (donde hay 19 condados en estado de emergencia), aconsejó a los residentes del estado que no acepten ningún acuerdo por compensación de daños con BP ni con otra compañía “hasta que sepan el alcance de las pérdidas”, informó EFE. Las acciones de la empresa petrolera descendieron ayer al nivel más bajo en siete meses. La firma británica anunció que terminó con la primera de las tres cúpulas de acero y concreto que planea instalar sobre una de las tres filtraciones del pozo, que se encuentra a más de 1.500 metros de profundidad. Si el plan es exitoso el sistema depositaría en una barcaza 85% del petróleo que fluye, pero BP no garantiza los resultados porque nunca hizo algo parecido a esa profundidad.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura