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Hinchas franceses mientras observan en directo el partido entre Francia y Sudáfrica, por el grupo A del Mundial de fútbol Sudáfrica 2010, en la pantalla gigante de la explanada de Trocadero en París, Francia.

Foto: Efe, Lucas Dolega

De regreso a París

3 minutos de lectura
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De la cancha de fútbol al gabinete, la crisis de la selección francesa.

La selección francesa, derrotada y eliminada del Mundial, se convirtió en un asunto de gobierno. El Ejecutivo de Nicolas Sarkozy asegura que investigará los enfrentamientos en la interna del equipo, mientras que la oposición reclama la renuncia de la ministra de Sanidad y Deportes, Roselyne Bachelot.

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Varios jugadores de la selección francesa, eliminada del Mundial de Sudáfrica, se retiraron de la cancha, luego de perder frente a la selección local, sin saludar al técnico Raymond Domenech, en un reflejo de la situación que atraviesa toda la Francia futbolística. Porque les bleus descarrilaron dentro y fuera de la cancha incluso antes del Mundial. Luego de una eliminatoria que no colmó las expectativas y de una clasificación frente a Irlanda que fue cuestionada en su legalidad, el equipo se fue desbaratando hasta convertir ayer su primer y único gol en el Mundial, del cual se fue sin haber ganado ningún partido, con un solo punto.

El periodismo deportivo francés asegura que la interna de la selección nunca fue fácil, pero en público la debacle comenzó cuando trascendió que en el entretiempo del partido del jueves, en el que Francia perdió por dos goles frente a México, el director técnico criticó la actuación del delantero Nicolas Anelka y éste le dijo: “Andá a hacerte dar, sucio hijo de puta”.

Anelka no terminó ese partido y al día siguiente se negó a disculparse, por lo que la Federación Francesa de Fútbol (FFF) lo expulsó del seleccionado.

El incidente fue un llamado de atención para toda Francia, incluido el presidente, Nicolas Sarkozy, que aseguró que los insultos de Anelka eran “inaceptables, inaceptables” y afirmó que los seleccionados tienen un “deber de ejemplaridad” frente a “millones de jóvenes que los observan”, informó BBC.

El sábado siguiente, cuando los jugadores debían entrenar, se negaron a hacerlo en protesta por la expulsión de Anelka. La decisión llevó al capitán del equipo, Patrice Evra, a enfrentarse con el preparador físico Robert Duverne, al punto que Domenech tuvo que separarlos. Evra fue excluido del equipo titular ayer frente a Sudáfrica.

En el medio, renunció el delegado de la FFF que había viajado con la selección, Jean-Louis Valentin, quien anunció, entre lágrimas, que dejaba la concentración y volvía a París.

El gobierno decidió intervenir y Sarkozy llamó al orden al equipo y al cuerpo técnico por intermedio de la ministra de Sanidad y Deportes, Roselyne Bachelot, presente en Sudáfrica, quien se reunió el lunes por la mañana con el capitán, el técnico y el presidente de la FFF, Jean-Pierre Escalettes.

El lunes los jugadores volvieron al entrenamiento y Domenech, el técnico que en más partidos dirigió a Francia y que se mantiene desde hace seis años, dio declaraciones en línea con el presidente. En una conferencia de prensa a la que no fue con el capitán, como se acostumbra, señaló que “los deportistas de alto nivel tienen un deber de ejemplaridad importante” frente a los jóvenes. También aseguró que el comportamiento de sus jugadores es “una aberración, una imbecilidad, una estupidez sin nombre”, que intentó evitar diciendo a los jugadores que “como integrantes de la selección francesa, no se podían permitir hacer eso”, informó el diario español El País.

Al ser consultado sobre el equipo para enfrentar a Sudáfrica ayer dijo que lo formaría “con aquellos jugadores que hayan sido capaces de pasar por encima de todo esto. Es mi única preocupación”. El seleccionador no sólo excluyó al capitán Evra, también dejó afuera a otros cuatro jugadores, según declaró ayer después del partido. Uno de ellos no quiso jugar. Las críticas en Francia no dejaron de aumentar, y no apuntaron sólo a los futbolistas y al cuerpo técnico. Mientras la ministra Bachelot aseguraba que se hará una investigación de lo sucedido cuando el equipo volviera al país, la líder del partido de extrema derecha Frente Nacional, Marine Le Pen, reclamó la renuncia de la ministra por la “humillación mundial”, informó la agencia de noticias EFE.

Desde el Partido Socialista, el principal de la oposición, se responsabilizó al presidente. “En el equipo de Francia reina un clima que en el fondo Nicolas Sarkozy ha exaltado”, sostuvo el diputado socialista Jerôme Cahuzac, “es el individualismo, el egoísmo, el cada uno por su lado”. Por su parte, el secretario nacional del Partido Comunista Francés, Pierre Laurent, aseguró que la selección está “a mil leguas de los valores del fútbol, a mil leguas de lo que se espera en términos de solidaridad de unos y otros”, y reclamó una renovación de la FFF.

La FFF anunció ayer que los jugadores no cobrarán las primas de la FIFA por la participación en el Mundial, sino que serán utilizadas para costear los gastos de la estadía en Sudáfrica. A la selección la abandonaron dos de sus patrocinadores -el banco Crédit Agricole y la cadena de hamburguesas Quick- y otros estudian hacer lo mismo. La segunda cabeza que rodó en este Mundial fue la del técnico, que será sustituido por Laurent Blanc.

Luego de la derrota, la prensa francesa en internet calificaba ayer la actuación de la selección con frases como “lamentable, ridícula, vergonzosa”. El diario Le Parisien concluyó que “Laurent Blanc, sucesor designado de Domenech, desembarcará en unos días en un campo en ruinas. Un verdadero lío”, mientras Le Monde señaló que “el calvario de les bleus termina con una derrota frente a Sudáfrica”.

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