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Eduardo Suplicy

Foto: Nicolás Celaya

Súper petista

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Eduardo Suplicy, el primer senador que tuvo el Partido de los Trabajadores, visitó Montevideo y conversó con la diaria sobre las elecciones en Brasil.

A lo largo de su carrera, el senador brasileño Eduardo Suplicy rapeó y cantó en el Congreso, se puso una sunga roja sobre el traje simulando ser superhéroe, cantó en una sesión de la Cámara de Senadores y le mostró la tarjeta roja al presidente del Senado, José Sarney, cuando éste fue denunciado por corrupción. Además es uno de los senadores que más asiste al trabajo y que más se opone a recibir beneficios por su labor. Antes de dar una conferencia en Montevideo sobre su propuesta de Renta Básica Ciudadana, conversó con la diaria y aseguró que el gobernante Partido de los Trabajadores, en cuya fundación participó, hoy “está fortalecido”.

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Primer senador del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) desde 1991, Eduardo Matarazzo Suplicy, cofundador del partido del presidente brasileño, Lula da Silva, figura desde 1994 entre los diez políticos más influyentes y principales formadores de opinión de Brasil, según el estudio anual del Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria. Sólo otros cuatro políticos figuran entre los primeros lugares hace tantos años, entre ellos, el presidente del Senado, José Sarney. Según una investigación del diario Folha de São Paulo, Suplicy, que fue elegido mejor político brasileño en una encuesta en 1998, es uno de los diez senadores que más asisten al Senado.

Hace dos semanas, solicitó una corrección en el nuevo reglamento del trabajo legislativo que limita la jornada laboral de los senadores a seis horas. “No habría cómo justificar la alta remuneración que recibimos con una jornada de seis horas”, señaló a Agência Estado. El año pasado el senador renunció a una partida extra que reciben los legisladores y desde 1999 propone que sean electos por períodos de cuatro años, en lugar de ocho.

Pero eso no fue lo más insólito en su carrera en el Senado. En 2007 Suplicy cantó en la cámara alta un rap de un grupo paulista para manifestar su rechazo a la reducción de la edad de imputabilidad, que se debatía en una comisión. Las risas de sus colegas -y las suyas- estallaron cuando simuló los disparos de un arma “pa, pa, pa”, con gestos incluidos. No fue el primer canto de Suplicy en el Senado: el año pasado cantó “Father and Son”, de Cat Stevens, para homenajear a los padres. En octubre paseó por el Congreso con una sunga roja por encima del traje, simulando ser un “superhéroe”, participando de un programa humorístico, lo cual generó críticas de opositores. El senador oficialista Pedro Simon dijo entre risas: “Suplicy es Suplicy. Conocemos su estilo, no hay mala fe, no hay maldad”. Finalmente las escenas no salieron al aire y la broma casi le vale una segunda advertencia del corregidor general del Senado en ese entonces, Romeu Tuma.

La primera advertencia había llegado un mes antes, cuando Suplicy permitió a manifestantes a favor del activista italiano de izquierda Cesare Battisti usar el baño de su oficina mientras esperaban que el Supremo Tribunal Federal debatiera el pedido de extradición que Italia presentó para ese ciudadano.

Alta calidad

Ex marido de la ex alcaldesa de San Pablo, Marta Teresa Smith de Vasconcelos -más conocida como Marta Suplicy-, el senador señaló en diálogo con la diaria, que para las elecciones del 3 de octubre hay “tres candidatos de alta calidad”.

Suplicy destacó que la candidata oficialista, Dilma Rousseff, “tuvo un desarrollo muy positivo en las encuestas y empató al candidato [opositor] José Serra; incluso algunas encuestas la muestran un poco mejor posicionada. Es interesante recordar que seis meses atrás, Serra estaba muy por encima”.

Acerca de Serra, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Suplicy aseguró que “sus raíces son más progresistas que conservadoras, aunque tenga una composición de fuerzas conservadoras que lo apoyan”. Lamentó la elección de su compañero de fórmula, Índio da Costa, del partido Demócratas, quien días atrás aseguró que el PT tenía vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el narcotráfico. “Sus declaraciones fueron inadecuadas, incorrectas y provocadoras. Sabe perfectamente que el PT siempre defendió el perfeccionamiento de la democracia”, afirmó.

En cuanto a Marina Silva, candidata del Partido Verde (PV) que antes perteneció al Partido de los Trabajadores, apuntó que “es una persona muy respetada, con muchos méritos” y agregó que “es muy amiga de Lula y se lleva muy bien con Rousseff, aunque hubo ciertos desencuentros”.

Silva dejó el PT argumentando desacuerdos en ciertos temas, entre ellos en políticas referidas al desarrollo sostenible. Lo hizo luego de que el oficialismo lograra, en el Senado, que la Comisión de Ética archivara once denuncias de corrupción contra el presidente de la Cámara, José Sarney, del aliado Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Silva y Suplicy fueron los únicos senadores oficialistas que firmaron una carta del senador opositor Cristovam Buarque (ex petista) pidiendo la renuncia de Sarney.

Mientras se rumoreaba que Silva iría al PV para ser candidata presidencial, Suplicy reconoció: “Sería muy difícil tener que elegir entre Dilma y Marina si ambas se postulan a la Presidencia”. Consultado por la diaria acerca de cuál será su voto en las elecciones de octubre, luego de sonreír, el senador aseguró: “Yo voy a votar a Dilma, soy su compañero de partido y estoy en la campaña”.

Suplicy dijo estar convencido de que en una eventual segunda vuelta, si no es candidata, Silva “por todos los lazos de afinidad con el PT, apoyará a Rousseff”. También señaló que si gana las elecciones Rousseff, “se invitará a Silva a colaborar con el gobierno, eventualmente como ministra”, aunque advirtió que en las elecciones “Marina puede sorprender, perfectamente”.

Silva no es la única ex dirigente del PT con la cual Suplicy simpatiza, también es el caso de la ex senadora Heloísa Helena, a quien llama su “consejera sentimental”. En 2003, la entonces senadora formó parte de un grupo “rebelde” de legisladores petistas que se opusieron a varias reformas propuestas por el Ejecutivo. Fue alejada de su escaño y expulsada del PT. Mientras la dirección del partido estudiaba el caso, en protesta, Suplicy se tomó una licencia de la bancada.

No fue ni el primero ni el último enfrentamiento que Suplicy tuvo en la interna del PT por sus opiniones. A principios de este año, luego de que Lula criticara las huelgas de hambre de los disidentes cubanos, Suplicy recordó que Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela también hicieron huelga de hambre, y pidió a Lula que preguntara a Fidel y Raúl Castro “si se respetan los derechos” humanos en Cuba.

En 2005 fue el único senador oficialista que respaldó la creación de una Comisión Parlamentaria Investigadora que develó los casos de corrupción en el gobierno de Lula y causó la primera crisis importante en el gobierno y el partido. Como respuesta, su nombre fue expulsado de la fórmula que disputaría por la dirección del partido, “yo sabía que mi apoyo podía tener consecuencias políticas”, lamentó Suplicy en ese entonces, en declaraciones a la cadena O Globo.

En la siguiente crisis del gobierno, cuando las denuncias contra Sarney, Suplicy mostró una tarjeta roja al presidente del Senado para exigir su renuncia al cargo. “Hubo una indignación muy grande de parte de la población y como representante del pueblo en cierto momento tuve que exponer esa indignación”, explicó el senador a la diaria. “Yo le había propuesto [a Sarney] que se tomara una licencia para defenderse en la Comisión de Ética del Senado, pero cuando el presidente de la Comisión [Paulo Duque, del PMDB] archivó el proceso… protesté como todo el pueblo brasileño”, concluyó el senador para luego agregar que tiene “una relación de respeto” con Sarney.

Suplicy aseguró que hoy el PT “está fortalecido”, aunque no quiso hacer comentarios sobre las críticas internas al nombramiento de la candidata, que es denominado por algunos antiguos dirigentes como un “dedazo” de Lula. “En 2008 Lula ya había expresado a su equipo que Rousseff se había destacado de tal manera (en sus gestiones como ministra de Energía y de Presidencia) que sería difícil proponer otro nombre”, apuntó.

Ahora Dilma

Suplicy fue el único político que se enfrentó con Lula en elecciones internas del PT, en 2002. El presidente brasileño había sido candidato en todas las elecciones presidenciales desde la fundación del PT (1989, 1994 y 1998). Pero según relató Suplicy, en agosto de 2000 dudó sobre su candidatura. “Me invitó a una cena en la residencia del presidente del PT, José Dirceu, junto a Cristovam Buarque, que había sido gobernador del Distrito Federal de Brasilia, Tarso Genro, Aloizio Mercadante y José Genoino para decirnos: ‘Todavía no decidí si voy a ser candidato en 2002, quiero avisarles que si decido que no, el sentimiento de la base del partido es que ustedes cinco son los que se consideran como posibles candidatos’”, contó Suplicy. “Los otros cuatro no quisieron. En diciembre de 2000 le planteé a Lula que varios compañeros me habían pedido que fuera precandidato pero que si él consideraba que eso lo perjudicaría a él o al PT, no lo hacía”, relató. La respuesta de Lula fue, según Suplicy: “Eduardo, con todo lo que hiciste durante tu vida en el PT tenés todas las credenciales, inscribí tu candidatura”. En las internas votaron 172.000 afiliados, ganó Lula, con el 84,4% de los votos. “Lula no quiso debatir antes, me dijo: ‘tenemos las mismas ideas, somos amigos, no lo necesitamos’, yo no pude modificar esa postura, y no hubo debates. Después hice campaña con él”, contó el senador.

Para 2006 “toda la expectativa estaba en la reelección de Lula, ni consideré mi candidatura”.

Para las próximas elecciones Suplicy aseguró: “Reconozco los méritos por los que Lula candidateó a Rousseff”. El senador contó que en una reunión en 2008 le expuso a Rousseff su propuesta para extender a toda la ciudadanía los beneficios de la ley de Renta Básica Ciudadana (ver la diaria del 23/07/2010), que está aprobada desde 2004 pero se aplica sólo a las personas de menores recursos por medio de planes sociales. Una semana después de la reunión con Rousseff, “ella me dijo que le había parecido muy interesante y que si estaba de acuerdo la iba a incluir en su programa. Entonces decidí apoyarla y ni consideré la posibilidad de mi candidatura”, dijo.

Desde ese entonces Suplicy respaldó a Rousseff, por ejemplo, frente a las críticas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), quien aseguró que la candidata era apenas el reflejo de un líder, en referencia a Lula. Suplicy aseguró que “todos en el PT reconocemos los méritos de la ministra Dilma Rousseff” y que cuando fuera confirmada como candidata sería “saludada como una líder verdadera, no apenas el reflejo de un líder”.

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