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Participante del homenaje celebrado ayer en St Christophe, Titanyen, a las afueras de Puerto Príncipe (Haití), zona donde se excavaron las fosas comunes para las víctimas del terremoto del 12 de enero de 2010.

Foto: Efe, Andrés Martínez Casares

El país de nomeacuerdo

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A un año del terremoto la asistencia interncional no se percibe y 800 mil haitianos ocupan viviendas precarias.

Se cumple hoy un año del sismo de magnitud 7 en la escala de Richter que devastó Haití, el país más pobre de América, dejando 225.550 muertos y 2,3 millones de desplazados en el país. Casi un millón de haitianos sigue viviendo hoy en campamentos precarios. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) prometió ayer acelerar la reconstrucción, a la vez que admitió que habría podido ser más rápida. Los observadores apuntan a la ineficacia del gobierno para sacar al país del caos causado por el terremoto, y las elecciones celebradas el 28 de noviembre desembocaron en un callejón de difícil salida.

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Los actos conmemorativos del terremoto que destruyó parte de Haití hace un año, el 12 de enero, comenzaron ayer. Uno de ellos tuvo lugar ante una fosa común en las afueras de Puerto Príncipe, en presencia del presidente, René Préval, y de otros representantes del gobierno, informaron el diario haitiano Le Nouvelliste y la agencia de noticias AFP. En esa ceremonia se honró a la decena de víctimas del sismo enterradas allí.

Está previsto que las ceremonias se concentren hoy a las 16.53 hora local -19.53 de Uruguay-, marcando el momento exacto en el que ocurrió el terremoto en 2010. A esa hora los haitianos están invitados a hacer un minuto de silencio y a lanzar globos blancos al cielo. También está prevista una gran misa católica al aire libre, en los escombros -aún sin recoger- de lo que supo ser hasta hace un año la catedral de Puerto Príncipe.

La reconstrucción del país es el tema central que surge del aniversario, ya que son unos 800.000 los refugiados que viven en campamentos “temporales” un año después de que sus viviendas se transformaran en escombros, según la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití. En tanto, la ONG Save The Children, denunció ayer, en un comunicado recibido por la agencia de noticias EFE, que unos 500.000 niños aún viven en campamentos y en asentamientos marginales sin protección, expuestos a la explotación y a los malos tratos.

Además la infraestructura del país quedó destrozada y por lo tanto Haití está empantanado en una crisis económica que tampoco ayuda a que el país más pobre de América pueda salir adelante.

Todas las agencias humanitarias de la ONU y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja afirmaron ayer que la reconstrucción demorará años en Haití.

En una rueda de prensa por el aniversario del terremoto, esas instituciones solicitaron “realismo” y volvieron a decir que “aún queda un largo camino por recorrer” y que la reconstrucción y el apoyo a las instituciones del país “sigue siendo a muy largo plazo” y “va a durar meses y seguramente años”, indicó EFE.

Ante la principal dificultad, que es el realojo de los desplazados, se interpone la falta de tierra disponible en las zonas urbanas y los conflictos de propiedad. “Esa situación es compleja. Existen tierras disponibles pero fuera de las ciudades. Se puede construir casas, pero entonces faltarán los servicios básicos, saneamiento, escuelas, centros hospitalarios. Es un esfuerzo que puede durar de 10 a 15 años, no es que no lo apoyemos, pero debe entenderse su complejidad”, explicó el subdirector de Programas de la Cruz Roja, Matthias Schmale. Según ese organismo, la solución a corto plazo está en la construcción de “refugios de transición”, viviendas precarias -de madera o metales livianos-, más sólidas que las carpas que habitan por ahora los damnificados.

El Programa Mundial de Alimentos informó en esa misma conferencia de prensa que aún suministra comida a unos dos millones de personas, la mitad de la población que atendía en los primeros tiempos después de la tragedia.

Desde octubre, el cólera se sumó a los males del país y, según el último informe semanal del Ministerio de Salud, la epidemia ya cobró 3.759 vidas y enfermó a 181.829 personas en todo el país. Como si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud advirtió ayer que el pico de la epidemia aún no se alcanzó y que por lo tanto seguirá creciendo la cantidad de afectados. Según los expertos, el brote de la enfermedad tarda seis años en desaparecer de los ríos que la población acostumbra utilizar a diario para bañarse, lavar ropa o platos. Sólo la mitad de los haitianos tiene acceso al agua potable y el 11% de la población rural dispone de algo similar a un inodoro.

La mayoría de las ONG presentes en Haití y también expertos y organismos regionales acusan al gobierno de ser responsable de la lentitud con la que se recupera el país de los daños causados por el terremoto y de la fragilidad que tiene ante otras catástrofes, como la epidemia de cólera.

Además, la primera vuelta de las elecciones celebradas el 28 de noviembre, cuestionadas por fraude y en un clima de violencia interpartidaria, sigue sin definir los candidatos para la segunda vuelta. Préval debía dejar el poder el 7 de febrero, pero ante la imposibilidad de celebrar el balotaje el domingo como estaba previsto, se maneja la posibilidad de que el actual mandatario, rechazado por el clamor popular, continúe en su cargo hasta mayo, de acuerdo a una ley aprobada por el Parlamento después del terremoto. El presidente afirma que la formación de un gobierno provisional que asumiría el 7 de febrero no sería buena para la estabilidad política de Haití y reafirmó su deseo de ser él quien pase la posta a un mandatario electo.

En este marco, la Unión Europea, por ejemplo, se refirió a la inestabilidad política como una dificultad para apoyar al país. La jefa de la diplomacia del organismo, Catherine Ashton, y los comisarios de Desarrollo y de Ayuda Humanitaria declararon en un comunicado que “la inestabilidad actual impide que la ayuda humanitaria de la UE llegue a las personas necesitadas y hace que el proceso de reconstrucción sea más lento y difícil”.

El lunes la Organización de Estados Americanos (OEA) redactó un informe en el que recomienda que se retire al candidato oficialista, Jude Célestin, de la segunda vuelta electoral y que sea sustituido por el preferido de los jóvenes, el cantante popular Michel Martelly. Este último quedó tercero según los polémicos resultados parciales anunciados por el Comité Electoral Provisorio, pero la OEA entiende que ese resultado se debió al fraude masivo.

El documento, filtrado a la prensa, debería ser entregado a Préval y las autoridades de gobierno en los próximos días. Es una evaluación de la primera vuelta y fue redactado por diez expertos del organismo presentes en el país desde diciembre. Esa comisión de verificación de los comicios le adjudica unos 3.000 votos de ventaja a Martelly sobre Célestin. Ese resultado se obtuvo luego de restar, a cada uno, los votos con irregularidades. Los votos atribuidos a la ex primera dama Mirlande Manigat, ganadora de la primera vuelta, quedaron incambiados luego del recuento.

En los medios de información alternativos, como los blogs Réseau Citadelle y Haïti Libre, se debatía si era oportuno manifestar contra el gobierno hoy, marcando el aniversario. Algunos abogaban por aprovechar que el mundo miraba al país para mostrar el rechazo del pueblo al presidente y sus seguidores. Otros se negaban a fijar la agenda en función de la prensa extranjera y defendían mantener una tregua en señal de respeto a las víctimas.

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