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Poblador de una zona afectada por las inundaciones en la localidad de Vieira, cerca de Teresópolis, en la región serrana de Río de Janeiro, tras un aguacero de una hora.

Foto: Abr, Valter Campanato

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Brasil vuelve a prometer la creación de un sistema de alerta para prevenir desastres naturales.

Más de 21.000 personas se albergan en refugios en Río de Janeiro porque sus casas no están habitables o fueron totalmente destruidas por las inundaciones de la semana pasada, que dejaron más de 720 muertos. Mientras los sistemas meteorológicos anuncian la posibilidad de lluvias hasta el lunes, el gobierno anunció que se relevarán las zonas de riesgo de Brasil y se invertirá en prevención para un sistema de alerta de desastres naturales.

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Unas 300 áreas de Brasil tienen riesgo de inundación y 500 de deslave. En ellas viven cinco millones de personas. Después de haberlo prometido a la población y a Naciones Unidas, Brasil anunció el lunes la creación de un programa de prevención y alerta de desastres naturales, que comenzará a funcionar en cuatro años.

En ese período se realizará un relevamiento más detallado de las zonas de riesgo y se invertirá en nuevas tecnologías para mejores predicciones meteorológicas. El programa será coordinado entre varios ministerios, entre ellos Defensa, Ciencia y Salud. El ministro de Ciencia y Tecnología, Aloizio Mercadante, señaló que se busca que el nuevo sistema consiga notificar las alertas con al menos seis horas de anticipación, porque así “no acabará con las pérdidas materiales, pero reduciría las víctimas”. En la reunión, en la que se terminó de definir cuál será el programa, también se señaló que las Fuerzas Armadas tendrán un papel mayor en la respuesta a los desastres naturales, informó Agência Brasil.

Mientras tanto, en Río de Janeiro son más de 21.000 las personas que no pueden volver a sus casas porque las perdieron o no están en condiciones de ser habitadas. Los desaparecidos son al menos 180, y las muertes son más de 720 en las seis ciudades afectadas en la región serrana.

El vicegobernador de Río, Luiz Fernando Pezão, declaró que la prioridad ahora es llevar alimentos a las personas que están aisladas en distintas áreas, para luego trabajar en reconstruir el centro de estas ciudades y evacuar a las personas de las zonas de riesgo. Mientras recorría Nova Friburgo, una de las ciudades más afectadas, Pezão manifestó a la cadena O Globo que “es muy difícil encontrar áreas seguras, es como buscar una aguja en un pajar”.

Las fiscalías de las ciudades pidieron a la Policía que impida que las personas vuelvan a las zonas donde estaban las casas que quedaron destruidas, lo que suele suceder en estos casos, según indicaron varias fuentes consultadas por BBC Brasil. Pobladores de la zona afectada, consultados por la misma cadena, señalaron que Defensa Civil insiste en que no vuelvan a la misma zona, pero no les brinda un terreno para que puedan construir, por lo que esperarán ayuda del gobierno y de prefectura.

En este sentido, el coordinador de Defensa Civil, coronel Roberto Robadey, indicó que la próxima semana la prefectura comenzará a censar a las familias que quedaron sin hogar para ayudarlas a recibir una vivienda. Manifestó que mientras los nuevos hogares no estén prontos, estas familias podrán acceder a dos opciones: un paquete de ayuda para pagar alquiler o a la residencia en casa de otras familias a las cuales el gobierno estadual les pagaría.

Otra de las preocupaciones del gobierno de Río es el estado emocional de las víctimas y los familiares de los fallecidos en la catástrofe, que fue catalogada como la mayor en la historia de Brasil.

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