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Un miliciano insurgente hace ondear la bandera de Libia subido a los restos de un carro blindado de las fuerzas de Muamar Gadafi, atacadas anoche por la aviación francesa a unos 25 kilómetros de la ciudad de Bengasi.

Foto: Efe, Manu Brabo

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La situación en Libia se complica aun más debido a la intervención militar de una alianza liderada por Estados Unidos.

El líder libio Muamar Gadafi promete vengarse en el Mediterráneo de los ataques que una coalición occidental lanzó sobre su país en cumplimiento de la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el jueves. Entre versiones de muertes civiles y promesas libias de alto el fuego, Francia, Reino Unido y Estados Unidos continuaban ayer con los bombardeos.

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La zona de exclusión aérea ya es un hecho en Libia, anunció ayer el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el almirante Mike Mullen. La primera parte de la operación “Odisea del amanecer”, que comenzó el sábado con ataques aéreos de Estados Unidos, Francia y Reino Unido contra los sistemas de defensa aérea libios, fue “muy efectiva”, dijo, aunque consideró que quedaba “mucho por hacer”.

El viernes esos tres países se dispusieron a cumplir la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que permite tomar “todas las medidas necesarias para proteger a los civiles y las zonas pobladas bajo la amenaza de ataque” por parte de las fuerzas leales a Gadafi. Luego se sumaron Italia, Canadá, Dinamarca, Qatar y también lo hará España, según el director del Personal Conjunto en el Pentágono, William Gortney, quien señaló que no están “persiguiendo a Gadafi”, sino protegiendo a los civiles.

Justamente, como el objetivo de la coalición militar no es el líder libio, es “un posible resultado” que Gadafi continúe en el poder, indicó Mullen.

Las acciones militares permitieron que las tropas de Gadafi ya no presionen ni ataquen a la ciudad de Bengasi -bastión rebelde-, y a partir de ahora tienen como objetivo cortar la comunicación entre el gobierno y grupos armados que desplegó entre Trípoli y Bengasi, dijo Mullen. Agregó que los ataques de esa alianza se detendrán si Gadafi retira sus tropas y deja de atacar a la población.

A esto se comprometió el gobierno libio el viernes, cuando anunció un alto el fuego. Pero los ataques contra la población no cesaron y luego de la Cumbre de París, en la cual se reunieron 22 países y organizaciones internacionales para actuar en forma colectiva ante lo que ocurría en Libia, aviones de combate franceses realizaron los primeros bombardeos. Ayer Libia anunció un nuevo alto el fuego, el tercero en cuatro días, pero lo violó unas horas después.

Luego del primer ataque aliado, Gadafi aseguró que no abandonará el país: “No podrán derrotarnos. Esto es tierra libia. No podrán robarnos nuestra riqueza. Acaban de demostrar al mundo que son unos bárbaros”, dijo y advirtió que prepararía a los libios para una “larga guerra”. Decenas de jóvenes se acercaron al palacio del gobernante para ofrecerse como “escudos humanos” si lo atacaban, algo que no sucedió. Gadafi también anunció que los depósitos de armas estaban abiertos a sus partidarios para “defender Libia y proteger su petróleo”. Ayer reiteró la amenaza del jueves y dijo que respondería a los ataques externos con otros contra civiles en el Mediterráneo. “Van a morir, nosotros vamos a vencer”, concluyó.

La resolución de la ONU se votó el jueves con el respaldo de la Liga Árabe, pero esta organización se reunió ayer de emergencia después de los primeros bombardeos. El gobierno libio y el ruso aseguran que hubo alrededor de 50 muertes civiles por los bombardeos aliados, pero esto no pudo ser confirmado por los periodistas locales ni extranjeros. Ante estas denuncias el secretario general de la Liga Árabe, Amro Moussa, condenó el “bombardeo a civiles” y dijo: “Lo que está ocurriendo en Libia difiere del objetivo de imponer una zona de exclusión aérea”.

Según rebeldes y testigos, las fuerzas leales a Gadafi están en Misrata, atacando a la población, a la que le impiden salir de la ciudad, y se confunden con ella para evitar ataques aliados, informó la agencia Reuters. Un portavoz de los rebeldes lamentó: “Hay tantas bajas que no podemos contarlas”.

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