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El presidente del gobierno y secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, junto al vicesecretario general socialista, José Blanco, durante la rueda de prensa que ofreció el domingo de noche en la sede socialista de Madrid.

Foto: Efe, Alberto Martín

Con un ojo en la plaza

2 minutos de lectura
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El derrumbe electoral de los socialistas españoles pone en duda la conveniencia de elecciones internas.

Tras unas elecciones municipales y autonómicas en las que perdió 7% de los votos respecto a las anteriores, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) debe decidir el camino a seguir para revertir esa caída en las presidenciales de 2012.

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Patxi López, presidente del País Vasco y secretario general del Partido Socialista de Euskadi, tomó ayer las riendas de la situación interna de su partido y pidió en voz alta lo que varios susurraban: un congreso partidario que clarifique el panorama, “es decir, qué ofrecemos a los ciudadanos y quién encabeza el ofrecimiento”, indicó en conferencia de prensa. Lo importante no es quién lidera, sino qué se lidera, recalcó, para lo cual pidió un congreso con debates y aportes, en el que también se elija el sucesor del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, como secretario del partido. López sostuvo que sólo si el candidato presidencial es también la máxima autoridad partidaria contará con el respaldo suficiente para las elecciones.

El PSOE, derrotado en todas las instancias de las elecciones municipales y autonómicas del domingo, cumplió lo que había anunciado antes de esa votación y llamó al Comité Federal, que sesionará el sábado, para que establezca el cronograma electoral para las presidenciales de 2012.

Hasta el domingo se hablaba -incluso con orgullo- de primarias en el socialismo a las cuales se habían apuntado el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y la ministra de Defensa, la catalana Carme Chacón. En la reunión de la cúpula del PSOE, el lunes, se puso en tela de juicio si el llamado a internas era el mejor camino a seguir.

Según los medios españoles, los dirigentes se dividieron claramente en dos posturas. Una de ellas fue la liderada por Chacón, quien llamó a que el partido se tome un tiempo para hacer una “reflexión profunda y colectiva” sobre las causas del derrumbe electoral y a postergar las primarias para dentro de unos meses. Desde la vereda opuesta, la propuesta del “aparato” del PSOE, favorable a Pérez Rubalcaba, es que se designe el sucesor de Rodríguez Zapatero en un Congreso Federal, el máximo órgano del partido, eludiendo las internas.

Ambas posturas tienen argumentos. Quienes defienden la nominación del candidato sin primarias señalan que el PSOE no vive un momento en el cual los precandidatos puedan enfrentarse en una lucha de poder interna. En cambio, un argumento para mantener las primarias es, entre otros, el expuesto por el ministro de Industria, Miguel Sebastián, quien sostuvo que esas elecciones “nos alejan de Génova y nos acercan a Sol”. Al decir “Génova” se refería a la sede del opositor y conservador Partido Popular y al decir “Sol” aludía a la Puerta del Sol, la plaza céntrica de Madrid donde protestan centenares de personas exigiendo una democracia más cercana a los ciudadanos.

El gobierno todavía no fijó la fecha de las elecciones, que pueden ser, como último plazo, en marzo del año próximo. Para las internas se manejan los meses de julio o setiembre (según el plazo de “reflexión” que elija el partido), y el Congreso Federal podría fijarse, si se convoca, en octubre.

Se da por descontado que en el congreso, en el que participan entre 500 y 2.000 delegados, vencería Pérez Rubalcaba, mientras que en las internas, en las que podrían votar hasta 225.000 afiliados al PSOE, el resultado es todavía incierto.

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