Ingresá

El juez Baltasar Garzon durante el juicio que se sigue contra el en el Tribunal Supremo por ordenar grabar las conversaciones en prision entre los imputados del caso Gurtel y sus abogados.

Foto: Efe, Javier Lizón

Al vesre

2 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Procesados en la trama Gürtel acusan al juez Garzón por los procedimientos utilizados para enjuiciarlos.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Comenzó ayer el juicio contra el suspendido magistrado español Baltasar Garzón, acusado de violar las garantías constitucionales de varios imputados en un caso de corrupción conocido como “la trama Gürtel”. Es la primera vez que el Tribunal Supremo español juzga a un juez por ordenar la grabación de conversaciones. También el uso de éstas en el caso Gürtel marcó un precedente, porque si bien otros jueces ordenaron escuchas similares, éstas no fueron admitidas luego en el proceso contra los acusados.

La trama Gürtel refiere a una red de corrupción presuntamente encabezada por Francisco Correa, que habría nucleado varias empresas para nutrirse de fondos públicos de los gobiernos locales de Madrid y Valencia, ambos en manos del Partido Popular, que ahora también gobierna España.

Garzón consideró que, mientras varios de los involucrados en la trama estaban en prisión preventiva -donde permanecen-, continuaban cometiendo varios delitos, entre ellos, el de blanqueo de dinero que, sospechó, realizaban mediante sus abogados. La defensa de Garzón argumentó ayer que la red blanqueaba dinero gracias a una complicada estructura societaria con varias ramificaciones y mediante decenas de operaciones, y que en algunas de ellas intervinieron los abogados de los imputados. Por eso, argumenta la defensa de Garzón, el juez ordenó las escuchas a tres de los considerados altos responsables de la trama: Correa, José Luis Ulibarri y Pablo Crespo.

Pero Ignacio Peláez, ex fiscal y ahora defensor de Ulibarri, y José Antonio Choaclán, ex magistrado de la Audiencia Nacional y ahora abogado de Correa, consideraron que Garzón pidió las escuchas para conocer la estrategia de defensa de los imputados, lo que supondría una vulneración de sus garantías constitucionales. Para rebatir este argumento, la defensa de Garzón recordó que los contenidos de las escuchas vinculados con la estrategia de defensa de los acusados fueron excluidos del material utilizado en la causa.

Los defensores de Garzón, al igual que la Fiscalía, no ven delito en la actuación del juez y atribuyen las causas en su contra a dos explicaciones independientes: una venganza desde dentro del sistema judicial por el éxito que Garzón ha tenido en causas importantes y el reconocimiento internacional que eso le ha brindado; o una venganza del sistema político por intentar juzgar las causas del franquismo que, según el juez, continúa vivo en España.

El martes comenzará otro juicio contra Garzón en el que también se lo acusa de prevaricación por haber intentado investigar las causas contra el franquismo sabiendo que existía una ley de amnistía que lo impedía. También se prevé que se abra una tercera causa por prevaricación y cohecho, en la que se lo acusaría de cerrar una causa contra un banquero del Santander como contraprestación a la financiación por parte del banco de unos cursos que él brindó en Nueva York.

Por el caso Gürtel la acusación pide hasta 17 años de suspensión para Garzón. Cualquier condena en su contra terminaría con su carrera judicial, tanto por su edad, 56 años, como porque lo hallaría culpable del peor de los delitos para un juez: actuar, a sabiendas, de forma ilegal.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura