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Mitt Romney y Barack Obama saludan a sus familias en la Universidad de Lynn, el lunes, al final del tercer debate presidencial.

Foto: Michael Rynolds, Efe, Pool

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Tras el tercer y último debate comenzó la recta final para las elecciones estadounidenses.

Mitt Romney pasó casi inadvertido durante el último debate que mantuvo con el presidente Barack Obama, que se dedicó nuevamente a marcarle sus contradicciones, hacerle chistes y hasta tomarle el pelo. Con una victoria en el debate bajo el brazo, Obama volvió a los actos políticos para reivindicar que él es un candidato de confiar, mientras que su contendiente tiene “romnesia”.

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En un debate dedicado a la política exterior, en el que no se mencionó a América Latina, Romney se mostró esencialmente de acuerdo con las políticas de Obama. Por ejemplo, para evitar que lo comparen con George W Bush, el candidato republicano dijo que no se debe iniciar una intervención militar en Siria ni en Irán. En su intento por alcanzar el centro, sacrificó las ideas de los actos de campaña, radicalmente distintas de las del presidente, y lo hizo a tal punto que parecía no presentar una alternativa a la actual administración. En una de las frases más contundentes del debate, Obama aseguró: “No tiene propuestas diferentes a las nuestras, y eso es porque estamos haciendo exactamente lo que deberíamos estar haciendo”.

Durante el debate, que se desarrolló el lunes de noche, Obama se mostró firme, defendió las decisiones de su gestión y explicó cómo espera continuarlas, pero la mayor parte del tiempo la dedicó a dejar a Romney en evidencia por su poca experiencia en manejar temas de política exterior, y a mostrar las contradicciones en las que ha caído su rival durante una larga campaña, que comenzó en las primarias republicanas.

En un momento del encuentro, Obama agradeció a Romney por reconocer que Al Qaeda es una amenaza importante, “porque hace unos pocos meses, cuando le preguntaron por el principal enemigo del país, señaló a Rusia”. Remató con un chiste al respecto: “Llamaron los años 80, quieren que les devuelva su política exterior”.

Ayer, durante un acto de campaña, Obama aseguró que Romney “se olvida de cuáles son sus propias posiciones (...) y espera que ustedes también”, y lo atribuyó a su “romnesia”.

Obama también le tomó el pelo a Romney cuando éste prometió que aumentaría el número de buques para la Armada y señaló que antes tenía 300 y ahora 285. “También tenemos menos caballos y menos bayonetas. Tenemos estas cosas llamadas portaaviones, donde los aviones aterrizan. Tenemos estas naves que van bajo el agua, submarinos nucleares”, respondió Obama.

Las encuestas relámpago coincidieron en dar la victoria en el debate al presidente, pero se puso en duda qué impacto tendrá en los votantes un intercambio de ideas sobre política exterior, cuando las principales preocupaciones de los estadounidenses son la economía y las cuestiones de política interna.

Romney ganó el primero de los debates, Obama el segundo, y el del lunes se pareció a un empate, porque ninguno de los dos se destacó demasiado. Pero la victoria inicial de Romney fue la que se reflejó en las encuestas, ya que el republicano logró acercarse a Obama hasta rozar el empate técnico.

En todo caso, este tercer y último debate marcó el comienzo de la recta final de la campaña, cuando quedan dos semanas para las elecciones del 6 de noviembre. En su acto de ayer, en Florida, Obama redobló las críticas a Romney y subrayó la que, parece, será su punta de lanza: “No hay tema más serio en una campaña presidencial que la confianza”. Además, el mandatario retomó las críticas que hizo tras el primer debate: “Todo lo que está haciendo ahora es intentar esconder sus posiciones para ganar esta elección”.

Los republicanos, por su parte, parecen apostar al argumento de que no se puede “perder” otros cuatro años de la mano de Obama. Para contrarrestar ese argumento, el equipo de campaña del primer mandatario comenzó ayer a repartir tres millones y medio de folletos con un resumen del programa del Partido Demócrata.

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