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Lilián Soto.

Foto: Nicolás Celaya

Con pisada propia

4 minutos de lectura
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Después del cambio que significó la llegada de Lugo al gobierno en Paraguay, la dirigente Lilian Soto apuesta a otras transformaciones.

Fue ministra de la Función Pública del gobierno de Fernando Lugo hasta que renunció para dedicarse a trabajar en el movimiento que impulsa su candidatura a la presidencia de Paraguay, Kuña Pyrenda. Según explica Lilian Soto, el nombre guaraní de su movimiento tiene dos significados. Puede leerse como “huella de mujeres” o “plataforma de mujeres, donde se pisa para impulsarse”. Junto a una compañera de fórmula que es dirigente del movimiento campesino y militante por la reforma agraria, Magui Balbuena, Soto apuesta a abrir un camino que las mujeres paraguayas todavía no recorrieron.

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Soto visitó Uruguay para participar en el seminario “Candidatas y medios de comunicación en Latinoamérica y el Caribe: Monitoreo de medios con enfoque de género en el marco de campañas electorales”, en el Centro de Formación de la Cooperación Española. Conversó con la diaria el lunes, en el marco de una Tertulia Feminista organizada por Cotidiano Mujer. En los dos ámbitos, Soto compartió espacios con otras dirigentes políticas de Uruguay y de la región.

La ex ministra paraguaya es doctora en Medicina, máster en Políticas Públicas y Administración, diplomada en Presupuestos Públicos pro Equidad de Género y contra la Pobreza. Inició su militancia política como estudiante, la continuó desde el ámbito sindical, y luego en la creación del Movimiento Ciudadano Asunción para Todos, por el cual fue electa edila de Asunción.

En marzo, después de haber integrado el gabinete del ahora destituido presidente Fernando Lugo, Soto fue elegida candidata a la presidencia por el movimiento Kuña Pyrenda para las elecciones de abril.

-¿Por qué surgió la necesidad de crear un movimiento de mujeres e intentar llegar desde allí al gobierno?

-Surge de un análisis amplio, de observar que existe una sociedad machista y patriarcal que es fuerte en los ámbitos de la política, en los que la presencia de mujeres [como candidatas] ha respondido más a la intención de los partidos de dar una imagen de amplitud, de apertura, que a un proceso real de liderazgo. Cuando hicimos ese análisis también tomamos en cuenta que en 2008 tuvimos en Paraguay un cambio de signo político. En Paraguay, el Partido Colorado gobernó durante la dictadura que se extendió de 1954 a 1989 y cuando la dictadura terminó, hubo casi 20 años más de gobierno colorado. El cambio se dio a partir de un aglutinamiento en torno a una figura carismática, la de Fernando Lugo, que no tenía trayectoria política y que provenía de una de las instituciones más patriarcales que existen, la Iglesia Católica. Nosotros vimos que las mujeres podríamos protagonizar ese cambio. En Paraguay enfrentamos muchas situaciones de violencia de género, desigualdades en el trabajo, problemas para alcanzar una paternidad responsable. En nuestro análisis también tuvimos en cuenta que existe una coyuntura regional en la que tenemos mujeres presidentas en Brasil, en Argentina, antes estuvo Michelle Bachelet en Chile.

-¿La lista que presentan a las elecciones está integrada sólo por mujeres?

-Ésa es una discusión que estamos dando. En las normas electorales está establecido que las listas no deben tener menos de 20% de candidatas mujeres, pero no se fija un mínimo para hombres. Estamos discutiendo si debemos o no tomar esa regla a la inversa. Tenemos compañeros feministas, socialistas, que pueden acompañarnos.

-El Partido Colorado ha tenido mujeres en puestos destacados. Tiene como presidenta a Lilian Samaniego, y en 2008 postuló a la presidencia paraguaya a Blanca Ovelar. ¿A esos casos se refería al decir que son figuras que están sólo para demostrar que en el partido hay espacios para la mujer?

-Blanca Ovelar fue una candidata colocada por los liderazgos masculinos. Aparecía la candidata rodeada de hombres que eran los líderes tradicionales del partido. En cuanto a Lilian Samaniego, ella dejó su candidatura y se sumó a una lista [la del empresario Horacio Cartes]. Cuando hay una presencia de mujeres que responden a los valores más tradicionales es posible que los refuercen en lugar de generar un cambio. Nos interesa que haya mujeres en candidaturas y en puestos de gobierno, pero también que tengan conciencia de género. A eso es a lo que apostamos.

-Para que Kuña Pyrenda logre un cambio ¿es necesario que llegue con sus candidaturas a las elecciones de abril o podría hacer alianzas con otros grupos de izquierda?

-Nos presentamos a las elecciones porque queremos gobernar el país y desde hace menos de un mes tenemos el reconocimiento legal para la postulación a la presidencia. En este momento es eso lo que buscamos. Kuña Pyrenda es una de las tres fuerzas de izquierda que se presentan para estas elecciones. Está el Frente Guasú, que postula al compañero Aníbal Carrillo, y Avanza País, que postula como candidato a un comunicador, Mario Ferreiro. Incluso si se discutiera una alianza, nuestro objetivo es llegar a esa discusión liderando los votos de izquierda.

-Usted decía que Lugo proviene de una institución patriarcal, la Iglesia Católica. ¿Los escándalos de paternidad no reconocida que tuvo que enfrentar durante su presidencia incidieron en la necesidad de crear un movimiento de mujeres, con su agenda propia?

-Fue un factor importante. Nos reafirmó en la decisión de apostar a ese movimiento, en buena medida porque fortaleció la conexión entre las mujeres que militamos en la izquierda. Las que estábamos en el gobierno nos convertimos en blanco de cuestionamientos. Seguimos apoyando al gobierno porque nuestras posturas fueron realmente respetadas, no hubo un sometimiento de nuestras posiciones, y además existió una disposición a las pruebas de paternidad y a hacerse cargo de esas situaciones.

-¿Fue una decisión consciente la de Kuña Pyrenda de elegir una fórmula presidencial integrada por una mujer con un perfil más profesional, con experiencia de gobierno, y una dirigente campesina, Magui Balbuena?

-Sí. El proceso por el que se eligió la fórmula se extendió por cuatro meses, de noviembre de 2011 a febrero de 2012. Se discutieron las candidaturas en los núcleos de base que Kuña Pyrenda ya tenía en 12 de los 17 departamentos, en unos 150 círculos integrados por diez o 20 mujeres cada uno. Primero se discutieron los perfiles que debían tener las candidatas y surgieron unos diez nombres para la presidencia y otros 20 para la vicepresidencia. En marzo se llegó a una definición por consenso en mi caso y por votación entre cuatro candidatas en el caso de Magui Balbuena. Creo que primó el criterio de una dupla complementaria y también el reconocimiento de algunas trayectorias.

-Una candidata a la vicepresidencia que proviene del movimiento campesino parece significativa en Paraguay. ¿Hay una problemática específica de la mujer en el medio rural?

-Para la población rural es clara la necesidad de un cambio de modelo productivo, y la situación actual afecta en particular a las mujeres. En Paraguay hay una creciente producción extensiva de soja, de transgénicos, con uso de agrotóxicos. Esto afecta a las mujeres en su rol de productoras de alimentos, en su salud, en la necesidad de dejar el campo y enfrentar una situación de vulnerabilidad que incluye la marginalización, a veces la trata de personas, la restricción de sus derechos. En Paraguay una política de género debe atender temas estructurales, no sólo derechos sexuales y reproductivos. Se trata de atender, por ejemplo, la situación de mujeres que son cuentapropistas, que tienen un papel determinante en la economía, y que tienen sus problemáticas propias.

-¿El gobierno de Lugo pudo avanzar en ese sentido?

-Hay que entender que el gobierno de Lugo era una coalición muy amplia ideológicamente: tenía en su seno sectores de izquierda y de derecha. Los medios de producción, que son un ámbito de gestión clave, que afectan muchos intereses económicos, quedaron en manos de los sectores más conservadores. Ministerios clave como el de Industria y Comercio y el de Agricultura y Ganadería estaban a cargo de liberales que todavía siguen allí, que son los que avalaron el golpe. Recién se había empezado a discutir acerca de una reforma agraria, en un país en el que 90% de la tierra está en manos de 3% de la población.

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