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La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ayer, durante un acto en la Casa Rosada en el que se refirió al conflicto que mantienen Argentina y el Reino Unido por las islas Malvinas.

Foto: EFE, Leo La Valle

Sin juegos de guerra

3 minutos de lectura
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Fernández anunció anoche que Argentina presentará una queja formal ante la ONU por la “militarización del Atlántico Sur”.

La presidenta argentina le pidió al primer ministro británico, David Cameron, “que le dé alguna vez una oportunidad a la paz y no a la guerra”, y subrayó que no se debe esperar de su gobierno ninguna iniciativa “por fuera de la política y la diplomacia”, en el marco del conflicto por la soberanía sobre las islas Malvinas.

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En un acto celebrado en el Salón de los Patriotas de la Casa Rosada, la presidenta Cristina Fernández concretó lo que había anunciado al reintegrarse luego de su operación: firmó un decreto para desclasificar el Informe Rottenbach sobre las responsabilidades politico-militares en la guerra de Malvinas que lanzó la dictadura argentina en abril de 1982, redactado después del conflicto y así llamado porque la investigación fue presidida por el teniente general Benjamín Rattenbach. Según detalla el decreto firmado por la presidenta, una vez que una comisión haya analizado el contenido del informe y se haya establecido si contiene informaciones que deban ser protegidas por motivos de "seguridad nacional", el documento, que fue archivado en 1983 por el entonces presidente Reynaldo Bignone, será público.

La investigación, de la que se filtraron algunas partes, recomendó penas graves para quienes lanzaron lo que calificó de "aventura militar" y desacreditó los intentos de los dirigentes militares para relativizar sus responsabilidades.

El coronel retirado Augusto Benjamín Rattenbach, hijo del responsable de la investigación, dijo al diario argentino Página 12, cuando Fernández anunció la desclasificación del extenso documento, que el informe de su padre "empieza con la conducción del país a los más altos niveles y va bajando hasta los últimos escalones de mandos", y que al leerlo "queda muy claro que el país no estaba preparado" para la guerra.

Rattenbach hijo, uno de los designados para integrar la comisión que creó Fernández ayer, dio a conocer que cuando se redactó el texto "había una discrepancia interna en la comisión", ya que su padre "quería hacer un informe mucho más corto y hacerlo saber al país, pero [la mayoría de] la comisión prefirió hacer una especie de estudio histórico que iba a demandar mucho más tiempo y esfuerzo". El coronel retirado dispone de una copia "de una versión no oficial" del documento.

Unidos por la adversidad

El tono de Fernández fue solemne. Destacó que considera necesaria la unidad nacional ante la cuestión de las Malvinas e invitó al acto a todos los gobernadores de las provincias, con independencia de sus filiaciones partidarias, así como a todos los líderes de la oposición (casi todos asistieron), de los sindicatos y de otras organizaciones sociales. Hasta Hugo Moyano, cabeza de la CGT, principal central de trabajadores argentina, estuvo presente, a pesar de su gran distanciamiento de Fernández. Ésta dijo que la amplia convocatoria era “un hecho de política de Estado, de política nacional” y que la desclasificación del informe Rattenbach se enmarca en la línea de “memoria, verdad y justicia” que lleva adelante su gobierno. Afirmó que la cuestión de las Malvinas es también de “democracia y soberanía”, y recordó que de los 16 enclaves coloniales que se mantienen en el mundo, diez son británicos.

La mandataria destacó que “Malvinas ha dejado de ser una causa únicamente argentina”, para convertirse en “una causa regional” y también “global”. En ese sentido, apuntó que la soberanía británica sobre esas islas hace que se estén “depredando nuestros recursos naturales”, debido a actividades de pesca y petroleras en sus aguas.

Luego denunció que Reino Unido “está militarizando el Atlántico Sur una vez más”, y alegó que “no se puede interpretar de otra manera” el envío de un poderoso buque de guerra británico “y de un heredero [el prínicipe Guillermo], que hubiéramos querido ver en ropas civiles”, a las islas.

En ese sentido, anunció que dio orden al canciller Héctor Timerman para que presente una “protesta” formal ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y ante la Asamblea General de la organización.

Además, instó a la oposición a que esté presente junto con el oficialismo el 14 de junio, cuando se discuta el tema de Malvinas ante la ONU. En ese marco, explicó que no se pueden esperar acciones por parte de su administración que vayan “por fuera de la política y la diplomacia”, porque no le atraen “los juegos de armas y de guerras”, por los que dijo que el pueblo argentino ya sufrió mucho.

Por último, luego de recordar que se suicidaron 439 ex combatientes argentinos en la guerra de Malvinas, adelantó que inaugurará en marzo un hospital dedicado al tratamiento de las secuelas psicológicas que sufren quienes lucharon en ese conflicto.

Tras el discurso, la agencia Efe divulgó declaraciones de un integrante no identificado de la representación británica en la ONU, quien afirmó que la posición de su gobierno no ha cambiado en todo este tiempo y es bastante clara, agregando: “Sólo negociaremos la soberanía de las islas si sus habitantes quieran negociarla y eso no ocurre en estos momentos”.

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