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Un hombre y su hijo ayer en el acto conmemorativo por los 30 años del inicio del conflicto contra Reino Unido, en la plaza Islas Malvinas de Ushuaia (Argentina).

Foto: EFE, Leo La Valle

Aunque pasen los años

4 minutos de lectura
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Argentina y el Reino Unido recordaron ayer el inicio de la guerra de Malvinas.

La guerra de las Malvinas tiene también otros dos nombres: guerra del Atlántico Sur y Falklands War, según quién la mire. Ese conflicto, que marcó un giro en la historia de sus dos participantes, cumple 30 años y sigue presente, aunque hoy la diplomacia sustituyó las armas en los reclamos de soberanía.

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El 2 de abril de 1982 Argentina estaba en dictadura y Reino Unido era gobernado por la primera ministra Margaret Thatcher. Ese día, la Junta Militar decidió desde Buenos Aires la toma de las islas Malvinas, un archipiélago situado unos 740 kilómetros al este de las costas argentinas. Así empezó una guerra que desembocó en la derrota argentina el 14 de junio del mismo año.

Desde el norte

También en el Reino Unido hubo conmemoraciones por los 30 años del comienzo de la guerra. El primer ministro británico, David Cameron, dijo que ayer era “un día de conmemoración y reflexión”. Agregó: “Un día para recordar a todos los que perdieron la vida en el conflicto: los miembros de nuestras fuerzas armadas y también los argentinos que murieron”.

Dijo que su país “sigue comprometido incondicionalmente con defender” el derecho de los habitantes de las islas a la autodeterminación, un “principio fundamental que estaba en juego hace 30 años”.

El punto culminante de las conmemoraciones británicas fue una misa en el National Memorial Arboretum de Staffordshire, en el centro del país, en un monumento que recuerda a los caídos en las guerras británicas. Durante la ceremonia, a la que asistieron ex combatientes y familiares de víctimas, se prendió una vela que arderá durante 74 días, el tiempo que duró la guerra, en homenaje a los caídos.

Antes de que se descubriera en los últimos años la riqueza petrolera de la zona, la desaparición de gran parte de las ballenas que vivían en las aguas en torno a las islas deterioró el negocio del aceite de esos cetáceos y esto disminuyó el interés británico por las Malvinas. Además, la tenencia del archipiélago era más bien un problema para el gobierno británico, que las tenía en su poder desde 1833, cuando sus fuerzas militares las ocuparon porque eran un punto de fricción en sus relaciones comerciales con América Latina. Por eso en 1974 el Reino Unido ofreció al gobierno de Juan Domingo Perón establecer un “condominio” en las islas. La iniciativa, plasmada en un documento no oficial que fue publicado por el diario argentino La Nación, buscaba “poner fin a las disputas sobre la soberanía de las islas Malvinas”.

Perón falleció el 1º de julio de 1974, tres semanas después de haber recibido la propuesta, que según el ex embajador argentino Carlos Ortiz de Rozas lo había entusiasmado. Con la asunción de su viuda, María Estela Isabelita Martínez, como presidenta y luego con la dictadura que comenzó el 24 de marzo de 1976, las posibilidades de negociar se alejaron.

En 1982 la dictadura argentina se enfrentaba a una fuerte inflación y crecientes protestas sociales. La Junta Militar decidió ocupar las islas Malvinas para intentar mejorar su imagen y generar un consenso nacional basado en el patriotismo. Además apostó al poco interés que tenían en ese momento los británicos por el archipiélago. Pero no contó con el carácter de la Dama de Hierro, Thatcher, que justo atravesaba un momento interno delicado debido a sus impopulares reformas económicas.

La guerra dejó 649 militares argentinos, 255 británicos y tres civiles isleños muertos. Además se le atribuye haber acelerado el final de la dictadura argentina, debilitada por la derrota, y permitido que Thatcher fuera reelecta en 1983, fortalecida por la victoria.

Casi como ayer

El reclamo de soberanía de las islas Malvinas es un tema que sigue vigente en Argentina. Incluso las voces disonantes, que surgieron en los últimos meses para respaldar la postura británica de tomar en cuenta la opinión de los isleños que se consideran británicos, no niegan que lo ideal sería que el archipiélago fuera argentino.

En un ámbito político polarizado, el tema Malvinas trasciende los partidos y genera unión nacional. El gobierno lo coloca en la agenda desde hace meses, sumando el argumento de la defensa de los recursos naturales y la soberanía no sólo sobre las tierras sino sobre las riquezas petroleras que hay en las aguas que rodean las islas. Adelantándose a las conmemoraciones de ayer, la administración de la presidenta Cristina Fernández logró primero el apoyo unánime a su reclamo de parte de los países de la región, mediante la Unión de Naciones Suramericanas. Después subió el tono diplomático: denunció al Reino Unido ante la ONU y también a las empresas petroleras que operan en esos territorios ante las Bolsas de Valores de Nueva York y de Londres, para que éstas evalúen si su accionar es legal como para cotizar en esos ámbitos.

Ayer, en la ciudad de Ushuaia, la presidenta argentina encabezó un acto para conmemorar el inicio de la guerra, que en su opinión fue “un error” y “no fue una decisión del pueblo argentino”. Pidió un diálogo “en paz”, y ayuda a la Cruz Roja Internacional para que “interceda” ante el Reino Unido para poder identificar a los soldados de los dos países caídos durante la guerra que están enterrados en el archipiélago. También anunció su intención de inaugurar un museo de las Malvinas el año que viene, en el predio que fue de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), utilizado durante la dictadura como centro de tortura. En lo que pareció ser una respuesta al gobierno británico (ver recuadro), Fernández insistió en que la ofensiva militar de 1982 fue obra de la dictadura, que no respetaba la libertad de los argentinos.

Sobre el actual conflicto repitió que “de los 16 enclaves coloniales que existen en el mundo, diez de ellos son del Reino Unido” y que “no es posible” que el derecho internacional “pueda ser violado por los poderosos” que tienen la potestad de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Fernández reclamó también “justicia para que no se sigan depredando” el “medio ambiente” y los “recursos naturales ictícolas y petroleros, y para que se respete la integridad territorial” argentina.

Todas las provincias argentinas realizaron ayer actos y vigilias para conmemorar el aniversario. En la ciudad de Buenos Aires, el acto central fue en el monumento de la plaza San Martín, en Retiro, donde figuran los nombres de los 649 soldados que murieron en la guerra. En la Plaza de Mayo, ex combatientes iniciaron el domingo una vigilia y colocaron cruces en honor a los fallecidos. En una manifestación frente a la embajada británica, en el barrio de Recoleta, integrantes de la organización Quebracho protagonizaron incidentes con la Policía Federal, con la que intercambiaron piedras y bombas molotov por gases lacrimógenos, chorros de agua y balas de goma. Hubo varios heridos, aunque al cierre de esta edición las autoridades no habían precisado cuántos.

Antes, en el acto central, la presidenta destacó que el reclamo por la soberanía de Malvinas “no empezó hace 30 años” sino que “es una historia que va a cumplir 180 años el año próximo”, en referencia a la fecha en que los británicos ocuparon esos territorios, por lo que el tema seguirá en agenda un tiempo más.

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