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Se muestra en Colombia un panorama favorable para un diálogo entre el gobierno y las FARC.

El canal regional Telesur y la emisora colombiana RCN La Radio dieron por confirmado ayer que el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron un acuerdo en Cuba para iniciar un diálogo para la paz, cuyas primeras gestiones fueron acompañadas por el presidente venezolano, Hugo Chávez.

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El rumor era insistente y los medios colombianos insinuaban que podía convertirse en realidad, pero recién ayer, citando a una fuente que no identificó, el canal Telesur dio la noticia de que en Cuba se firmó, al parecer ayer, un acuerdo para iniciar diálogos de paz entre el gobierno colombiano y las FARC cuyos detalles comenzarán a conocerse “próximamente”.

El periodista de RCN La Radio Federico Santos, primo del presidente colombiano y director del programa matinal de la emisora, confirmó que personas cercanas al gobernante establecieron contacto con las FARC para definir las bases para un acuerdo de paz. Según el periodista, “todo comenzó” en la primera reunión que Santos y Chávez compartieron como presidentes, en Santa Marta, en la cual se normalizaron las relaciones bilaterales. Entonces el colombiano habría pedido al venezolano que lo ayudara en un proceso de pacificación. El propio Chávez habría auspiciado algunos de los encuentros entre representantes de Bogotá y de las FARC durante sus visitas a La Habana.

RCN informó que las reuniones comenzarán el 5 de octubre y serán en la capital noruega, Oslo, y adelantó que el anuncio oficial está previsto para esta semana. Entre quienes estarían presentes en las negociaciones figuran el ex presidente César Gaviria -que ayer se reunió con el mandatario colombiano- y el hermano del presidente Santos, Enrique.

El puntapié inicial para que se especulara acerca de las negociaciones lo dio el ex presidente Álvaro Uribe, el 19 de agosto, cuando aseguró públicamente que el gobierno mantenía negociaciones secretas con las FARC en Cuba, en una iniciativa que tachó de “incomprensible”. Santos no se pronunció acerca de estos rumores que fueron relativizados por dos ministros.

A mediados de la semana pasada Santos subrayó que su gobierno seguirá con “la ofensiva contra las FARC”. Meses atrás había asegurado que tenía “toda la disposición del mundo” para negociar con la guerrilla si ésta demostraba una “verdadera voluntad” de diálogo.

Los medios periodísticos se hicieron eco del debate. Los diarios más grandes de Colombia, como El Tiempo y El Espectador, editorializaron con la posibilidad de las negociaciones de paz y destacaron que es un buen momento para emprenderlas. También se menciona lo que vendrá más adelante: “justicia transicional, comisiones de verdad, reparación a las víctimas y reconciliación”, enumeró El Espectador, que se animó a aventurar incluso, “al final de ese camino, una participación -con todas las precauciones del caso- en la política colombiana”.

Eran pocas las voces que, en las primeras horas desde la confirmación de Telesur, rechazaban las negociaciones como el camino ineludible hacia la resolución del conflicto y la paz. La inmensa mayoría mostraba el apoyo a una eventual negociación. Las señales de que es un camino de consenso se multiplicaban: políticos hicieron declaraciones en respaldo a la eventual negociación, se recordó que, según los últimos sondeos, 75% de los colombianos son favorables al diálogo y se subrayó que la ley de víctimas, así como otras normas, dan un marco legal a un desarme. Incluso el fiscal general, Eduardo Montealegre, aseguró que en un proceso de paz los desmovilizados podrían recibir algún tipo de beneficios judiciales; y el ex comisionado para la paz Camilo Gómez subrayó que el diálogo debe estar respaldado por todo el secretariado de las FARC y que no debería haber escisiones, por el propio funcionamiento jerárquico de la guerrilla. Hasta la Organización de las Naciones Unidas ofreció su colaboración para concretar 
este proceso.

Las diferencias se ven cuando se discute qué es lo que van a ofrecer las partes en la negociación, qué condiciones van a poner uno y otro para continuar el diálogo y llegar a un acuerdo de paz. En especial en lo que se refiere a las FARC, hay muchos puntos de vista acerca de cuánto deberían ceder para que las condiciones sean “aceptables”. Algunos señalan que deberían dejar las armas e incluso se mencionó una entrega masiva de los guerrilleros.

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