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Un guardia de seguridad camina junto al monumento a Lincoln retirando los carteles de "cerrado", ayer, en Washington (Estados Unidos).

Foto: Michael Reynolds, Efe

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Boehner y los republicanos son vistos como responsables de que Estados Unidos rozara el default.

Estados Unidos quedó comprometido dentro y fuera de fronteras después de que las discusiones para aumentar el techo de la deuda tuvieran que llegar hasta último momento para resolverse. Las consecuencias se irán develando en las próximas semanas y con ellas se despejará la duda de qué tanto se profundizará en las decisiones económicas en las negociaciones futuras.

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¿Por qué Estados Unidos puede mantener un ritmo de endeudamiento que se ha duplicado en los últimos seis años y seguir siendo la economía de referencia mundial? Esto es así, dijo días atrás Barack Obama, porque “Estados Unidos paga las cuentas”. Es la confianza en la conducta crediticia estadounidense la que permite que siga siendo la referencia pese a que su deuda pública representa el 73% de su Producto Interno Bruto.

Pero esa confianza es la que puede haber sufrido un deterioro tras las negociaciones que mantuvo el Congreso ante todo el mundo para lograr elevar su techo de deuda. La BBC realizó un informe sobre el tema para el cual consultó a seis especialistas. La mayoría de ellos opinó que el efecto será sólo temporal y que luego se olvidará que la potencia económica estuvo a punto de dejar de pagar las cuentas. La excepción fue el senegalés Amadou Sy, quien pronosticó que este momento que acaba de pasar Estados Unidos puede darles a los países emergentes más fuerza para reclamar una mayor participación en los organismos financieros internacionales.

La agencia de riesgo Fitch tampoco parece avalar que el paso del tiempo va a hacer que esto se olvide, y advirtió que está revisando la calificación crediticia AAA que tiene el país hacia una posible degradación. “Las prolongadas negociaciones sobre el aumento del techo de deuda [...] generan el riesgo de afectar la confianza en el dólar como moneda de reserva mundial por excelencia, al poner en duda la plena fe y el crédito de Estados Unidos”, señaló la agencia en un comunicado, en el que también resaltó que es esa confianza la que permite que a Estados Unidos se le tolere un nivel “sustancialmente más alto” de deuda pública.

La revancha llegará en los próximos meses, cuando el comité bicameral y bipartidario que se creó en el acuerdo aprobado en la noche del miércoles tenga que tener fijado un aumento duradero del techo de la deuda. El actual regirá hasta el 7 de febrero de 2014, año de elecciones para renovar parcialmente el congreso, mientras el presupuesto aprobado para la administración pública abarca hasta el 15 de enero.

Especialistas consultados por otros medios señalan que en ese momento se deberá enfrentar el problema de fondo. Es el caso de Mark Goldwein, del Comité para un Presupuesto Responsable (independiente) que en diálogo con la Deutsche Welle alemana señaló que Estados Unidos tiene que reducir los programas públicos o aumentar la carga fiscal para disminuir la necesidad de endeudamiento. O sea: o genera más dinero, o gasta menos.

En cuanto a los efectos políticos que dejó esta crisis, los sondeos publicados por los medios estadounidenses coinciden en señalar a los republicanos, y especialmente al presidente de la cámara baja, John Boehner, como “culpables” de que Estados Unidos casi cayera en la cesación de pagos. Boehner sufrió un desgaste político impresionante al mostrarse de manos atadas ante un grupo conservador minoritario como el Tea Party. No falta quien le augure un final como el que tuvo Newt Gingrich, quien antes de ser precandidato presidencial republicano fue presidente de la Cámara de Representantes. Tuvo que renunciar a ese cargo porque en 1998 su partido fue derrotado en las elecciones después de haber causado el cierre de la administración pública durante el gobierno de Bill Clinton.

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