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Fernando Lugo, durante la entevista con la diaria en la sede del Frente Guasú.

Foto: Pablo Nogueira

Otra etapa

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Lugo considera que el Frente Guasú enfrenta nuevos desafíos y compromisos.

Dice el ex presidente paraguayo Fernando Lugo que en siete minutos “se dice todo lo que uno sabe y todo lo que tiene para decir”. Por eso dispuso de ese tiempo para una entrevista con la diaria, aunque al final los minutos fueron más. El ahora senador electo valoró el desempeño del Frente Guasú (FG) en las elecciones y habló sobre el futuro de esa alianza de izquierda y su necesidad de aglutinar cada vez más fuerzas.

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-El domingo el candidato a la presidencia por el FG, Aníbal Carrillo, dijo que las expectativas para las elecciones de ese día fueron más altas que los resultados e hizo una serie de autocríticas. Señaló, por ejemplo, que se podrían haber aprovechado otros momentos, como durante su gobierno, para fortalecer al FG. ¿Qué autocríticas hace usted?

-El FG está en construcción y proyección al mismo tiempo. Para felicidad nuestra estamos en todo el país, que es algo muy difícil de lograr para un partido que tiene tres años. Yo no sé qué hacía el Frente Amplio cuando tenía tres años como nosotros ahora. Hay partidos que tienen más de diez años, como Patria Querida, que sigue siendo un fenómeno urbano, o el P-Más, que tiene siete años y tampoco está en todo el país. Sin embargo, en poco tiempo el FG está en toda la geografía nacional con sus referentes, adherentes y líderes en los más de 240 distritos de todo el país. Eso es un desafío y un compromiso para nosotros: por un lado, el desafío de seguir articulando estas fuerzas dispersas de los movimientos sociales, campesinos, estudiantiles y progresistas; por otro, el compromiso, porque el FG se tiene que proyectar. Tenemos que seguir construyendo el FG con más articulación y con más crecimiento también. No estamos cantando victoria porque hemos tenido cinco senadores; al contrario. El FG es una fuerza política que vino para quedarse y para ser significativa en su injerencia en la política.

-Para las próximas elecciones tendrán el derecho de contar con un representante partidario en las mesas de votación, van a tener peso en el Congreso. ¿Cree que es ahora, en este quinquenio, que el FG tiene que lograr la consolidación y hasta reunirse con el escindido movimiento Avanza País?

-Todavía no tenemos todos los guarismos, pero en algunos departamentos somos la segunda fuerza y en cuatro o cinco distritos somos la primera. ¡Qué desafío! Para las próximas municipales tenemos que articularnos, organizarnos mejor y pensar en candidaturas a intendentes [lo que equivale a los alcaldes en Uruguay]. Por eso es un gran desafío, un compromiso, ser la tercera fuerza. Asumimos una gran responsabilidad de seguir aglutinando a las fuerzas progresistas que están dispersas. Creo que eso llevará su tiempo.

-¿Cree que a lo largo de esa construcción se va a ir formando una izquierda que pueda llegar al poder sin depender de los partidos tradicionales, sin alianzas con ellos?

-Es nuestro gran sueño. Creo que es posible. Si en otros países se pudo, ¿por qué no en Paraguay? Incluso aunque la sociedad sea en su gran mayoría conservadora. El retorno al conservadurismo fue uno de los elementos fundamentales para que el Partido Colorado (PC) volviera a ganar. Nosotros tenemos que seguir creciendo, cautivando a las fuerzas jóvenes, sobre todo, urbanas también, porque la mayor fuerza del FG está en el interior del país, en las colonias, en los distritos. Vamos a tener que lograr más presencia en los colegios, en las universidades, en las ciudades grandes, que son las que realmente definen elecciones y en las que el FG todavía es débil.

-Es evidente que en Paraguay hay mucho escepticismo con la política. ¿Cómo se cambia esa realidad?

-Creo que en eso hay una gran responsabilidad de la justicia electoral y de los partidos políticos. A los partidos tradicionales les conviene más tener clientes electorales que cada cinco años pongan el voto. Nuestro gran desafío como FG es también la formación de cuadros, especialmente juveniles. La gente está desinteresada de la política porque la política no tiene una injerencia directa en su vida, no toca los problemas de su vida directamente, pero cuando se interesan y uno los hace caer en la cuenta de que con la política vienen los grandes cambios, las grandes reformas, poder proponer situaciones mejores para la mayoría de los ciudadanos, entonces sí hay un interés. Creo que el 68% de participación en las elecciones del domingo es un indicador positivo bastante importante, pero realmente hay un segmento de la sociedad que está apática a todo lo que es lo político, porque sabe que la política también es una industria rápida para beneficiar a unos pocos.

-¿Considera válida la comparación que se ha hecho entre usted y el presidente electo, Horacio Cartes, en el sentido de que son dirigentes “no políticos”, provenientes de otros ámbitos, o le molesta la comparación?

-No me molesta. Creo que eso habla muy bien de líderes extra partidos políticos, outsiders, como he sido yo o como ha sido Cartes, que [en estas elecciones] votó por primera vez, se afilió hace unos tres años no más [a su formación política], y hoy es el presidente electo, no el líder del PC. Eso nos habla de manera negativa del liderazgo en los partidos tradicionales, que está muy desgastado. Creo que el resultado hubiera sido muy diferente si el candidato colorado hubiera sido uno de aquellos líderes tradicionales que ya están en la política desde hace mucho tiempo. Los partidos tienen que hacer el esfuerzo de atraer líderes menos contaminados con la política, con la corrupción: eso ha dado éxito en 2008 y también en 2013.

-¿Su gobierno fue un paréntesis en décadas de gobiernos colorados o abrió una puerta a la alternancia en el poder?

-Creo que nuestro gobierno abrió la verdadera alternancia, porque en 1989 cayó la dictadura pero siguió el mismo partido que la sostuvo. La verdadera alternancia ocurrió en 2008, con el cambio de signo político en el gobierno de Paraguay. Eso abrió compuertas de discusión, de organización, de nuevos partidos que fueron naciendo, de nuevas agrupaciones. Abrió paso al gran desafío de articular estas fuerzas en alianzas en las que coincidamos al menos en un programa mínimo, en cuestiones fundamentales, para poder también hablar de un partido grande que haga frente a los partidos tradicionales, que tienen su aparato electoral bastante fortalecido.

-¿Me puede nombrar dos o tres proyectos que el FG llevará al Senado?

-Tenemos un proyecto de salud universal y gratuita. Eso lo implementé en mi gobierno mediante un decreto, pero queremos que sea una ley porque la salud en la Constitución paraguaya es un derecho ciudadano al que nadie tiene que renunciar, y la mejor manera de plasmarlo es en una ley de salud gratuita y universal. Lo estamos trabajando con la ex ministra de Salud Esperanza Martínez. Otro proyecto es una ley de recursos naturales. Paraguay tiene la reserva de agua dulce más grande del planeta, el Acuífero Guaraní, y hay una ley del agua, pero ésta no hace una referencia directa en cuanto a cómo se podría explotar mejor esa agua de manera compartida con Argentina, Brasil y Uruguay.

-¿A quién cree que apoyaron el domingo las personas que en 2008 lo votaron a usted?

-Creo que hubo un retorno de los votos duros del PC. Se dice que desde 2008 la franja colorada que me apoyó volvió a su partido. Lo mismo se puede decir de esta gran masa pobre, descontenta con el gobierno de [Federico] Franco y con el partido Liberal, que ha ido también migrando. El voto migrante está todos los días acá en Paraguay. El voto cruzado, el voto inteligente también se ha implementado fuertemente en nuestro país, por eso uno no puede identificar exactamente a dónde han ido aquellos que me apoyaron.

-El presidente José Mujica ya invitó a Cartes a que participe en la cumbre del Mercosur en junio. ¿Cree que después de estas elecciones el tiempo hará que queden en el olvido las investigaciones de irregularidades en el proceso que terminó en su destitución?

-Forma parte de un proceso. La invitación de cortesía a un miembro fundador del Mercosur correspondía. Pero que Paraguay vaya como miembro pleno y acepte también a pie juntillas el ingreso de Venezuela -que no se ha dispuesto en su presencia- ameritará un debate, una discusión política, jurídica y también diplomática entre los países miembro del Mercosur. Así se podrá definir después qué tipo de presencia o cuáles son los condicionamientos para el retorno de Paraguay al bloque.

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