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El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, ayer, en el pleno del Congreso. Foto: JJ Guillén, Efe

Abusaron de su nobleza

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Rajoy aseguró que no piensa renunciar y sólo reconoció haberse equivocado al confiar en el ex tesorero de su partido.

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El presidente del gobierno español Mariano Rajoy compareció ayer ante el Congreso de su país para dar explicaciones sobre el involucramiento de su partido en la trama protagonizada por el ex tesorero de su partido, Luis Bárcenas, quien asegura haber pagado sobresueldos a altos cargos del Partido Popular (PP), incluido el ahora mandatario.

El jefe de gobierno reconoció que se equivocó al confiar en Bárcenas, a quien defendió desde que fue imputado en el caso Gürtel -en el que también se involucró a varios dirigentes del PP en actos de corrupción- hasta hace pocos meses, cuando la contabilidad paralela que llevaba adelante Bárcenas en documentos manuscritos fue saliendo a la luz.

“Ni voy a dimitir ni voy a convocar elecciones”, dijo Rajoy tras asegurar que sólo es culpable de haber confiado en Bárcenas: “Me equivoqué en pensar que era inocente quien no lo era”, afirmó.

Rajoy dedicó duras palabras a Alfredo Pérez Rubalcaba, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), quien en varias ocasiones había exigido la presencia del presidente en el Parlamento para dar explicaciones sobre su vínculo con el caso Bárcenas. Ante las reiteradas negativas de la bancada del PP, mayoritaria, amenazó con presentar una moción de censura contra el gobierno para intentar forzar a Rajoy a comparecer, cosa que finalmente hizo ayer. Ante el pedido de la oposición de que renunciara, Rajoy aseguró: “La endeblez de sus argumentos y la fuerza de mis razones hacen que ni siquiera piense en esa posibilidad”.

Los principales cuestionamientos de la oposición se basaron en los mensajes de texto intercambiados entre Bárcenas y Rajoy hasta marzo, es decir, después de que al ex tesorero se le descubriera una cuenta bancaria en Suiza, a la que enviaba, al parecer, dinero no declarado. Para Rubalcaba son “afectuosos mensajes”, propios de “un socio con otro en apuros”, o peor, los de “un socio que puede poner a otro en apuros”.

En su defensa, el presidente aseguró que a todos sus colaboradores les ha mostrado “apoyo y solidaridad” cuando “han tenido dificultades”. Rajoy limitó su participación en el caso a su respaldo al ex tesorero, que, dijo, mantuvo hasta que “se confirmaron las cuentas millonarias en Suiza. Era una deslealtad con el partido y además era ilegal”. “Ése ha sido mi papel en esta historia”, concluyó. Además, reveló que fue él quien le pidió a Bárcenas que dejara su cargo como tesorero del partido en 2009, cuando fue imputado en el caso Gürtel. “¿Cómo se puede desconfiar de una persona cuyo trabajo avala año tras año el Tribunal de Cuentas?”, se preguntó Rajoy.

También reconoció que cobró sobresueldos, aunque los declaró a Hacienda, y señaló que él va a esperar a que la Justicia “acabe su trabajo”; “La Justicia demostrará que nada ilegal ha habido ni en mi comportamiento ni en el de mi partido”, agregó.

Rubalcaba volvió a pedirle a Rajoy que deje el cargo: “Usted ha venido aquí a intentar salvarse. Usted está haciendo daño a España y hoy le pido que se marche; le pido un gesto de generosidad con un país que no puede tener a un presidente como usted”, le espetó.

El pedido del líder del PSOE fue secundado por otros sectores opositores, como Izquierda Unida e Iniciativa per Catalunya Verds, cuyo líder, Joan Coscubiela, fue aún más duro con Rajoy: “Este país no se merece tener un político corrupto al frente de la presidencia del gobierno”. Esta declaración levantó bastante los ánimos, al punto de que el presidente del Congreso, Jesús Posada, pidió a Coscubiela que cuidara su lenguaje, mientras recibía insultos desde la bancada del PP.

Si bien Rajoy sólo le respondió a Rubalcaba, fue increpado por todos los portavoces parlamentarios de la oposición. “Me resisto a pensar que usted sea un zoquete y que no se enteraba de nada”, manifestó, enojado Alfred Bosch, de Esquerra Republicana de Catalunya. Ésta ha sido una de las tantas preguntas que quedaron abiertas tras la comparecencia de Rajoy: cómo él, ocupando altos cargos del PP y participando en el gobierno, no se enteró de la existencia de una contabilidad paralela en su partido.

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