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Aécio Neves y Dilma Rousseff con sus asesores, previo a un debate por la televisión. / Foto: Sebastião Moreira, Efe

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En los últimos días de campaña en Brasil, Aécio Neves intenta desplazar a Marina Silva del balotaje.

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Las telenovelas del horario central de Brasil pierden parte de sus fieles televidentes durante las seis semanas previas a las elecciones nacionales. En ese período se emite la propaganda electoral gratuita y obligatoria en los canales abiertos, al igual que en las radios, y mucha gente apaga sus aparatos. No se sabe si los que quedan encendidos lo están por inercia, a la espera de que comience un programa, o por verdadero interés en lo que los candidatos tienen que decir. En todo caso, en esas semanas distintas expresiones políticas se hacen oír en los medios, y para producir ese material de campaña los partidos obtienen ayuda financiera prevista por un fondo público.

En la recta final de la campaña, los principales rivales de la presidenta Dilma Rousseff, Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño (PSB), y Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), afinan sus estrategias con el objetivo de pasar a segunda vuelta. Las últimas encuestas muestran que Silva no tiene asegurado un lugar en el balotaje. Un sondeo de la firma Datafolha atribuye 40% de intención de voto a Rousseff, 25% a Silva y 20% a Neves para la primera vuelta del domingo. Para la segunda, concluye que Rousseff lograría 49% si compite con Silva y le ganaría por ocho puntos porcentuales.

Después de ser superado en intención de voto por Silva -cuando ésta fue proclamada candidata a la presidencia tras la muerte de Eduardo Campos-, Neves concentró sus ataques en la ex ministra ambientalista. Ahora, pasada la conmoción popular que disparó la intención de voto de la candidata, Neves vuelve a la vieja polarización entre el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y el PSDB; en otras palabras, entre la izquierda y la derecha de Brasil.

En los cuatro minutos y medio de televisión que le tocan (los tiempos son estipulados de acuerdo con la cantidad de diputados que tienen las coaliciones en el Parlamento), el candidato del PSDB comienza por jactarse de haber “derrotado” a la actual presidenta en el último debate televisivo, el domingo. Muestra el momento del debate en el que preguntó sobre el escándalo de corrupción en Petrobras, momento en el que la candidata aparece molesta, como prueba de su “victoria” argumentativa. Por razones obvias, la edición corta la respuesta de Rousseff.

Después, el video recuerda que una de las principales diferencias entre Neves y Rousseff -destacada con texto en letras mayúsculas y en colores alegres- es que él está a favor de la baja de la edad de imputabilidad penal, mientras que la petista está en contra. Sobran algunos segundos para una propuesta en educación: pagar el sueldo mínimo a las personas que hayan abandonado los estudios para que los retomen. En el tiempo restante, rostros conocidos de la música y del deporte declaran su apoyo al candidato. Para el cierre, el eslogan: “Aécio, voto útil para vencer al PT”.

Marina Silva dispone de apenas dos minutos en el horario central. Los usó básicamente para recordar a Eduardo Campos. Frente a los últimos sondeos, que reafirman su descenso y llegan a apuntar un empate técnico con Neves, la campaña parece apelar a la misma emotividad que en su momento favoreció a la candidata. La grabación de un discurso del propio Campos, imágenes de su familia, un testimonio de la viuda y un discurso del hijo mayor en apoyo a Silva llenaron casi por completo los dos minutos. En algún momento, la voz de la candidata sobresale en un acto de campaña en el que dijo: “Yo quiero trabajar por las mujeres, los jóvenes, los negros y los nuevos actores que surgen”. Esos “nuevos actores” no especificados reflejan un intento de referirse a los homosexuales sin entrar en conflicto con el apoyo religioso con el que cuenta.

El orden de aparición de los candidatos es determinado por sorteo de la Corte Electoral y se modifica cada día. El último tuvo en primer lugar a Rousseff, que cuenta con 11 minutos y medio, casi la mitad del tiempo destinado al total de los candidatos. Su campaña empezó por presentar propuestas en el área de la salud y de la educación. Rousseff prometió extender el programa Más Médicos con la creación de otro, Más Especialidades, para mejorar la atención especializada. También propuso reformular la enseñanza secundaria con una reducción de la cantidad de asignaturas (actualmente son 12 anuales) y una actualización de los temas de estudio. Destaca propuestas en materia de acceso a internet, movilidad urbana y seguridad, y le sobra tiempo para atacar a sus dos adversarios principales.

Con la misma estrategia de la campaña de Neves, recorta partes del último debate televisivo. Resalta una contradicción en el discurso de Silva acerca de un impuesto que destinaba recursos a la salud pública, y a Neves le pone el dedo en la llaga al hablar del PSDB y las privatizaciones.

Mañana es el último día de propaganda electoral gratuita de los candidatos a la presidencia, que hoy mantendrán su último debate televisivo justamente en el canal de mayor alcance nacional, Globo.

Los candidatos han aparecido en televisión martes, jueves y sábados, y han tenido tiempo de entregar sus contenidos hasta cuatro horas antes del comienzo del horario de exhibición, lo que ofrece flexibilidad para que éstos sean lo más actualizados posible. Los demás días, salvo el domingo, aparecen en la radio y la televisión los candidatos a gobernadores y senadores.

Lo que dejan de ganar en publicidad los medios a causa de la propaganda obligatoria se convierte en deducción fiscal. Para este año, la Reserva Federal calcula dejar de recaudar 400 millones de dólares en los impuestos deducidos para garantizar el espacio de comunicación de todas las expresiones políticas.

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