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Dilma Rousseff, durante una rueda de prensa el 22 de diciembre. Foto: Fernando Bizerra jr, Efe

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Organizaciones sociales le reclaman a Rousseff que se mantenga a la izquierda.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, asume mañana un segundo mandato con un equipo de ministros que no conforma a su Partido de los Trabajadores (PT) ni al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), su principal aliado. Organizaciones sociales y partidos organizan un acto paralelo a la ceremonia de asunción para “recordarle” a Rousseff sus promesas de campaña.

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Dentro del PT, la principal disconformidad se debe a que los integrantes de ese partido que formarán parte del gabinete representan a las corrientes minoritarias del partido, no a las mayoritarias. Las designaciones que se anunciaron hasta ahora hacen prever que la principal vertiente del PT, Construyendo un Nuevo Brasil (CNB), que es liderada por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, saldrá perdiendo en el reparto de ministerios. Contará con una cantidad menor de secretarios de Estado que otros sectores, y además varios de sus representantes ocuparán carteras que no son las que consideran más relevantes en el gobierno.

Además, si bien está previsto que continúen varios de los ministros de esta corriente en el equipo de Rousseff, sus nombres no son los favoritos dentro de CNB. Por ejemplo, el ministro de Presidencia, Aloízio Mercadante, pertenece a esta corriente y se da por descontado que continuará en el cargo. Sin embargo, dirigentes de CNB han criticado a su compañero porque consideran que mantiene una relación con la presidenta que aísla a ésta del partido o de los intereses que el PT intenta promover.

Uno de los principales nombres de CNB que se suman al gabinete es el de Ricardo Berzoini, quien ocupará el cargo de ministro de Comunicaciones. Desde allí se prevé que impulse una regulación de los grandes medios que probablemente no prospere en un Congreso dominado por los conservadores. Los diarios brasileños también se hacen eco de declaraciones de dirigentes de CNB, a los que no identifican con su nombre, que lamentan la pérdida de espacio en el gobierno o al menos en el núcleo más cercano a Rousseff.

La corriente del PT que sí cuenta con ministros de peso es Democracia Socialista, a la que pertenecen Pepe Vargas, designado titular de la Secretaría de Relaciones Institucionales, y Miguel Rosetto en la Secretaría General de la Presidencia. Este sector es una vertiente minoritaria que suele aliarse con la segunda más grande dentro del PT, Mensaje al Partido, que a su vez suele oponerse a CNB.

Desde afuera

El grupo Aurelius Capital, uno de los fondos buitres que se enfrentan a Argentina, envió una carta a los dueños de títulos de bonos de deuda emitidos por Petrobras, cuyo contenido fue difundido por el canal Bloomberg. En ella les sugiere que adviertan a la empresa estatal que violó los términos de emisión de esos bonos al postergar la publicación de su balance financiero del tercer trimestre de este año. Si 25% de los dueños de bonos se suma a este pedido y se envía la carta, Petrobras tendrá 60 días para publicar el balance o puede ser declarada en default técnico.

Rosetto y Vargas son amigos, y trabajan con Rousseff desde que la presidenta comenzó su carrera en la política, en Río Grande do Sul.

“Son personas que morirían por Dilma, no por Lula. Se está blindando con gente de ella”, dijo a Globo una fuente cercana a la presidenta. Otra fuente similar dijo a O Estado de São Paulo que la mandataria ha intentado rodearse de personalidades con poco poder individual para ser la única que domine las riendas del próximo gobierno, asesorada por sus más cercanos. Esto tendría especial incidencia en las políticas económicas. El equipo a cargo de conducirlas es de tendencia liberal y Rousseff pretende darle cierta libertad para actuar, para lo cual debe evitar las presiones de las alas más a la izquierda de su partido.

Miradas atentas

En los últimos días se han multiplicado las lecturas sobre el futuro gabinete de Rousseff. Una de ellas es la de Breno Altman, director editorial de la página web Opera Mundi y uno de los principales blogueros de izquierda de Brasil. En una columna publicada en Opera Mundi, Altman opina que Rousseff busca “pacificar” el ambiente político para la primera parte de su mandato y así evitar que perdure el ambiente confrontativo que se instaló con la segunda vuelta electoral.

Altman considera que esta estrategia es adecuada porque Rousseff se enfrentará a un Congreso particularmente conservador y opositor, con una gran cantidad de partidos que, a su vez, pueden mostrarse fragmentados. Es el caso del PMDB: un sector mayoritario respalda a Rousseff, pero otro, liderado por Eduardo Cunha -que quiere ser el próximo presidente de la Cámara de Diputados-, ha hecho oposición desde el Parlamento e incluso manifestó su apoyo al candidato que fue rival de Rousseff, Aécio Neves.

Sin embargo, advierte el propio Altman, esta supuesta estrategia de Rousseff depende muchísimo de que haya “calma” no sólo en los sectores más izquierdistas del gobierno, sino también en los movimientos sociales y las centrales de trabajadores.

Los hechos parecen darle la razón en este último punto. Una de las centrales sindicales de Brasil, Fuerza Sindical, aseguró ayer en un comunicado que adoptará medidas de lucha contra la aprobación de un proyecto de ley que el Ejecutivo envió ayer al Congreso. Esta iniciativa incluye modificaciones que restringen el acceso de los trabajadores a beneficios tales como el seguro de desempleo o el seguro por enfermedad.

Recordatorio

Varias organizaciones tienen previsto realizar una movilización mañana, en apoyo a la presidenta pero también para recordarle a Rousseff algunas de las promesas que le hizo a la izquierda durante la campaña electoral. La Central Única de los Trabajadores (CUT) y el Movimiento de los Sin Tierra, entre otros, convocaron a este acto tras una reunión con Lula. En sus últimas apariciones, el ex presidente se ha identificado cada vez más con los reclamos de la izquierda, y ha demandado varias reformas, en particular la reforma política.

En un video difundido en redes sociales, Lula se hizo eco de una demanda que también sostienen los convocantes a la movilización de mañana: que se forme una Asamblea Constituyente exclusivamente para procesar la reforma política.

En paralelo a la organización de este acto, varios de los grupos que lo convocan tuvieron el viernes su primer encuentro para formar un frente de izquierda que haga de contrapeso, en las calles y en el Congreso, al conservadurismo. Entre otros, este grupo lo integran algunas corrientes del PT, el Partido Socialismo y Libertad, el Partido Comunista de Brasil, el Movimiento de los Trabajadores sin Techo y el de los Sin Tierra, la Vía Campesina y la CUT.

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