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Aécio Neves, senador brasileño y candidato presidencial del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), durante una rueda de prensa por la instalación de una comisión investigadora parlamentaria sobre la empresa estatal Petrobras. / Foto: Fábio Rodrigues Pozzebom, agencia brasil abr (archivo, abril de 2014)

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Después de varios años de bajo crecimiento, los temas económicos dominan el debate electoral brasileño.

A diferencia de Uruguay, en Brasil los temas económicos ocupan lugares centrales del debate electoral. Esto se puede ver en una campaña que arrancó mucho antes de llegar, ayer, al comienzo de la propaganda electoral en los medios de comunicación.

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El candidato por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, es nieto del presidente electo en 1985, Tancredo Neves. Fue gobernador de Minas Gerais y ha desarrollado una campaña en la que busca reafirmar la identidad que el PSDB forjó con Fernando Henrique Cardoso. Defiende las alianzas de las agencias paraestatales, como Petrobras, con socios privados, y anunció un giro económico liberal que se reafirmó con las designaciones de Armínio Fraga y Mansueto Almeida, conocidos funcionarios de Cardoso, como coordinadores de su propuesta económica. Además, João Pimenta da Veiga, uno de los principales promotores de las privatizaciones del gobierno de Cardoso, fue confirmado por Neves como su apuesta para la gobernación de Minas Gerais.

Para Neves, es necesario reducir el número de ministerios a la mitad, disminuir impuestos, flexibilizar las normas laborales para el sector turístico y reformular la política comercial de tal modo que incluya la posibilidad de dejar el Mercosur. En este sentido, anunció una política exterior centrada en el comercio, que será “pragmática” y no será “más ideología”, y ha criticado de manera dura la falta de avances y acuerdos internacionales del bloque regional.

Neves, que suele ser el más aplaudido cuando los debates se producen en el seno de las corporaciones empresariales, insiste en que exonerará de impuestos a las exportaciones agrícolas. Defiende que haya “más espacio” para el Ministerio de Agricultura cuando se discutan las políticas macroeconómicas y los presupuestos del gobierno federal. “En un gobierno del PSDB, el Ministerio de Agricultura será ocupado por gente del sector, con legitimidad, que conozca las realidades, demandas y dificultades”, señaló ante empresarios del agro.

El candidato del PSDB coincide con la presidenta y candidata del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, en la necesidad de una reforma de la política de legalización de tierras indígenas, un reclamo del agro, cuyos colonos han ocupado muchas de esas tierras ancestrales en las últimas décadas. Buscando ser claro, Neves ha dicho que la Fundación Nacional del Indio “no será el único organismo que decidirá sobre las tierras indígenas”. El principal candidato opositor también prometió el combate a la ocupación de tierras por parte de organizaciones sociales que defienden la reforma agraria, tradicionales aliados del gobernante Partido de los Trabajadores.

Por otra parte, propone simplificar el sistema tributario, otra de las demandas empresariales, sustituyendo varios pequeños impuestos por el Impuesto sobre el Valor Agregado. También se comprometió a establecer una meta de superávit fiscal primario.

Defensores del salario

Por su parte, Rousseff ha concentrado su campaña electoral en temas económicos y ha insistido en las conquistas sociales de los gobiernos de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva. La presidenta reitera que en medio de las crisis internacionales, los gobiernos del PT han protegido los salarios y la creación de empleos.

En materia agrícola, Rousseff prometió seguridad jurídica para los agricultores y confirmó que está revisando el proceso de legalización de tierras indígenas en el país. “Pedí al ministro de Justicia una revisión de los procedimientos de demarcación” que garantice “el pleno ejercicio de defensa de todos los interesados”, indicó.

En una velada defensa del Mercosur, Rousseff anunció que el bloque regional ya tiene preparada su propuesta para avanzar en la negociación de un acuerdo comercial con la Unión Europea, y defendió también una postura más osada de Brasil en el comercio internacional. “Cada vez más, necesitaremos una postura aguerrida en los nuevos mercados que abrimos, no sólo los tradicionales, como Europa, Estados Unidos y Japón, sino también los emergentes Rusia, China e India”.

La mandataria pidió a los empresarios de la industria que no se dejen arrastrar por el pesimismo y prometió impulsar un nuevo ciclo de competitividad productiva, además de reformas tributarias y legales que simplifiquen las relaciones laborales. Dijo también que si su propuesta de exoneraciones impositivas no encuentra consenso, irá por partes, buscando exoneraciones en algunos rubros. Precisó que las prioridades para esto serán la “reducción de los costos de la industria y la fortaleza fiscal del país”.

Defendió la política de inversiones estatales en infraestructura, petróleo, energía e internet, y dijo que tienen un “tiempo de maduración” que anuncia el inicio de “un nuevo ciclo de desarrollo”.

En el Partido Socialista Brasileño (PSB) las cosas están mezcladas. El candidato que murió días atrás, Eduardo Campos, había insistido en la reducción del número de ministerios, y también en la reducción de los impuestos para reactivar la economía y mejorar los fundamentos macroeconómicos de forma de superar el crecimiento lento de la economía en los últimos años. Los sondeos de las encuestadoras decían que Campos tenía partidarios fundamentalmente entre la clase media alta y alta, que adhirieron a su discurso, y enfrentaba reticencias entre los más necesitados, que temen un retroceso en las políticas sociales. Sin embargo, tras la muerte de Campos en el PSB se han reanudado las discusiones sobre la agenda del partido y muchos están proponiendo un “giro a la izquierda” y una posición menos ambigua en temas como distribución de ingreso, reforma tributaria y democratización de los medios de comunicación.

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