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De mala gana

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Después de que el segundo gobierno del conservador Pedro Passos Coelho se convirtiera en el más breve en la historia de Portugal (27 días), António Costa asumió ayer como nuevo primer ministro. Accedió al cargo gracias a un acuerdo de su Partido Socialista con el Partido Comunista, el Bloque de Izquierda y Los Verdes, que le permite tener la mayoría en el Congreso.

En la ceremonia de asunción, el presidente Aníbal Cavaco Silva, correligionario de Passos Coelho, lanzó varias advertencias a Costa. “Ésta es una situación inédita en nuestra democracia”, dijo, después de señalar que gobernará un partido que no fue el que ganó las elecciones, ya que la mayoría de los votos habían apoyado a Passos Coelho. “Haré todo para que el país no se aparte de la recuperación económica”, advirtió, en referencia a la política de austeridad exigida por los acreedores de Portugal, que la izquierda rechaza. Este punto sonó a amenaza porque el presidente tiene poder de veto sobre, por ejemplo, el presupuesto nacional.

Cavaco Silva también señaló que los acuerdos para formar la coalición de izquierda no incluyen “algunos puntos esenciales, como los de estabilidad política y la capacidad para perdurar en el tiempo”, informó la agencia de noticias Efe.

A su turno, Costa dijo que el gobierno que asume “no es temeroso” sino “seguro”, y afirmó que no avanzará con “radicalizaciones” sino que aplicará políticas “alternativas” a la austeridad, sin profundizar en este punto. Además, garantizó la continuidad de Portugal en la Unión Europea, la zona euro y la OTAN, permanencia que es resistida por algunos partidos de la coalición que lo apoya y que ahora gobierna.

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