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Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, y su mujer, Begoña Gómez, en el acto de proclamación de la candidatura para presidente del Gobierno, ayer, en Madrid, España. Foto: Paco Campos, Efe

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Pedro Sánchez fue ratificado como el candidato de los socialistas españoles.

En un acto con un estilo más propio de Estados Unidos que de España, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, dio su primer discurso como candidato a presidente del Gobierno. Su principal promesa fue erradicar el desempleo: “En la agenda de la sociedad española sigue habiendo dos problemas que se llevan nuestras fuerzas, dos desafíos que me comprometo a erradicar: el paro y la corrupción”.

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La bandera de España fue proyectada en la pantalla gigante que estaba detrás de Sánchez, al comienzo y el final del discurso. El dirigente, ya candidato, se presentó vestido de impecable traje negro, camisa blanca y corbata roja. La única persona que subió al escenario fue su esposa, con un vestido rojo, del mismo tono que la corbata, y Sánchez la besó ante unos 2.000 socialistas.

Los asistentes al encuentro y los medios españoles compararon este acto con los de los partidos políticos estadounidenses. En declaraciones a la página web del diario El Mundo, integrantes del equipo de Sánchez reconocieron que la ceremonia tuvo aspectos “novedosos” y dijeron que con éstos se buscaba remarcar el carácter “institucional y presidencial” del acto y también del propio candidato.

La bandera, el tono del discurso e incluso la estética fueron, además, un intento de diferenciarse de Podemos y de contrarrestar la imagen de “radicalidad” y “extremismo” que el Partido Popular le quiere adjudicar al PSOE a raíz de los acuerdos que alcanzó con ese nuevo partido para formar gobiernos en las comunidades y los municipios.

Sánchez fue proclamado después de que en poco más de siete minutos el máximo órgano del PSOE, el Comité Federal, ratificara que era el único que había conseguido los avales necesarios para presentarse como candidato. De hecho, en los días previos el encuentro aparecía en la agenda del PSOE como “Acto de proclamación de Pedro Sánchez como candidato a la Presidencia del Gobierno”.

El discurso de Sánchez tuvo, ante todo, un tono moderado y presidencialista, como si ya hubiera ganado las elecciones. Se dirigió la mayor parte del tiempo a todos los españoles, reservando unos pocos tramos a los militantes socialistas, y se comprometió a dirigir el país “desde la moderación, con alternativas valientes y constructivas”.

El patriotismo fue uno de los ejes de la oratoria: “Ser patriota es un valor exigente, porque ser patriota es querer que la historia de tu país discurra por la senda de la prosperidad y de la libertad de sus ciudadanos”, dijo Sánchez, antes de criticar a quienes buscan una “enmienda a la totalidad de la democracia del 78”, en una clara referencia a Podemos.

Sánchez también se refirió a la realidad política que vive España tras unas elecciones regionales en las que las dos nuevas agrupaciones (Ciudadanos y Podemos) impactaron fuerte en la estructura bipartidista. “Los ciudadanos no han sustituido una mayoría absoluta por otra, los ciudadanos han sustituido una mayoría absoluta por construir gobiernos fuertes, estables, desde el diálogo y el acuerdo”, dijo el candidato, pero también señaló que para hacer esos pactos es necesario el “reconocimiento de la dignidad moral del adversario” y “el respeto al otro”.

La fecha de las elecciones españolas todavía no están fijadas, y tras un encuentro entre el presidente Mariano Rajoy y Sánchez la semana pasada, hubo rumores de que habría un adelanto. El gobierno descartó esa posibilidad, y fuentes cercanas a Rajoy dijeron que las elecciones podrían ser el 22 o el 29 de noviembre.

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