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Raúl Castro y Barack Obama, ayer en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York. Foto: Mandel Ngan, Afp

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En el marco de la Asamblea General de la ONU tuvo lugar una nueva reunión entre Castro y Obama.

El presidente cubano, Raúl Castro, y el estadounidense, Barack Obama, se reunieron ayer por segunda vez desde el inicio de la normalización de las relaciones entre sus países, en diciembre. El encuentro estuvo marcado por las demandas del cubano y por el diálogo “constructivo” en cuestiones como el medioambiente, la salud, el terrorismo y la política contra el narcotráfico.

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El lunes, los dos mandatarios habían planteado sus posturas acerca del embargo de Estados Unidos a Cuba -que sólo puede levantar definitivamente el Congreso estadounidense- en la mayor instancia de debate de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Asamblea General. Castro fue claro: la normalización de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos sólo se logrará cuando finalice el bloqueo, se devuelva la base de Guantánamo y se “compense” a su pueblo “por los daños humanos y económicos que aún sufre”, dijo. Obama, en respuesta, aseguró que el fin del embargo por parte del Congreso es “inevitable”.

Tras el encuentro del martes, en el que también estuvieron presentes el canciller cubano Bruno Rodríguez y el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, Castro y Obama posaron para las cámaras pero no hicieron declaraciones a la prensa. Sí habló el canciller Rodríguez, que explicó que el presidente de Cuba pidió a su homólogo estadounidense que utilice sus facultades ejecutivas para debilitar el embargo contra la isla si quiere seguir avanzando en el proceso de normalización de las relaciones.

Según informó Rodríguez en conferencia de prensa, Obama conserva “muy amplias facultades ejecutivas” como presidente que “le permitirían modificar sustancialmente muchos elementos de la aplicación del bloqueo”, pero que, hasta ahora, fueron “de valor muy limitado”. Contó, además, que la reunión entre los presidentes se desarrolló en un ambiente “constructivo”, que sirvió de base para intercambiar opiniones acerca de distintos temas como “el medioambiente, la lucha contra el narcotráfico, la búsqueda y salvamento de personas en el mar, el terrorismo, la salud o los servicios de correos”.

Además, el canciller cubano aseguró que su gobierno está dispuesto a discutir un proceso de reparaciones económicas con Estados Unidos, y destacó que, en otros ámbitos -fundamentalmente en materia de asuntos exteriores-, Washington y La Habana todavía mantienen “profundas diferencias”.

En líneas generales, Rodríguez reiteró lo expuesto por Castro durante su discurso en la Asamblea General, en cuanto a que el proceso de normalización en las relaciones de ambos países -que estuvieron congeladas por más de medio siglo- finalizará cuando el embargo se levante y cuando se devuelva el territorio donde se encuentra la base de Guantánamo, algo considerado por el gobierno cubano como un “elemento de alta prioridad”.

Por otro lado, Cuba tiene previsto, una vez más, someter a votación el 27 de octubre una resolución en la Asamblea General de la ONU para condenar el embargo. El pedido se ha presentado una y otra vez, y durante más de dos décadas obtuvo un respaldo mayoritario, así como el voto en contra de Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno estadounidense anunció esta semana que todavía no tomó una decisión acerca de su voto en octubre, lo que podría significar su primera abstención.

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