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Barrio de Mariella, en Puerto Príncipe, Haití, el 29 de diciembre de 2015. Foto:Héctor Retamal, Efe

A fuego lento

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Otra vez fue postergada la elección de presidente en Haití.

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Haití estaba fijada para el domingo 27 de diciembre. Sin embargo, unos días antes, el presidente Michel Martelly ordenó postergarlas, teniendo en cuenta el clima político agitado que vive el país y las constantes denuncias de fraude por parte de los partidos opositores. Dispuso además la creación de una nueva -y cuestionada- Comisión de Evaluación Electoral. Mientras avanzaba el trabajo de esta comisión, Martelly anunció que el domingo 17 se enfrentarán el candidato oficialista, Jovenel Moïse, y el opositor Jude Celestin. Otras autoridades ponen en duda que esto sea posible.

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Los resultados de la primera vuelta electoral del 25 de octubre se publicaron recién el 9 de noviembre, tras una espera marcada por manifestaciones violentas en las que se reclamó el respeto al voto popular y hubo denuncias de fraude y falta de transparencia, sobre todo por parte de la oposición. Los resultados posicionaron en primer lugar a Moïse, el candidato oficialista del Partido Haitiano Tet Kalé (PHTK), con 32,8% de los votos, y en el segundo a Celestin, de la opositora Liga Alternativa por el Progreso y la Emancipación Haitiana (Lapeh), con 25,3%.

Como ninguno de los dos obtuvo la mayoría necesaria para ganar las elecciones, se había anunciado una segunda vuelta para el domingo 27 de diciembre. Pero unos días antes, las denuncias de la oposición hicieron efecto y, ante una petición del Senado para suspender el proceso electoral, el presidente ordenó la creación de una nueva Comisión de Evaluación Electoral. Tras un breve análisis de la situación, esta comisión terminó por recomendar el aplazamiento de las elecciones.

A cinco días de que los haitianos acudieran a las urnas, la Corte Electoral Provisional (CEP) anunció que la segunda vuelta se pospondría, aunque sin precisar una fecha. En un comunicado publicado en la web oficial de la institución, la CEP señaló que la decisión se tomó “teniendo en cuenta las repercusiones que podría tener la continuación del calendario electoral”. El texto agrega: “La CEP, por lo tanto, recomienda encarecidamente a los actores hacer todo lo posible para facilitar la realización eventual del proceso electoral y reitera su determinación de hacer todo lo posible para la celebración de elecciones libres, justas, inclusivas y democráticas”.

La nueva Comisión de Evaluación Electoral está compuesta por cinco personas que tienen como objetivo hacer las recomendaciones necesarias para evaluar el proceso electoral y asegurar su “transparencia, credibilidad y legitimidad”, según explicó Martelly. El presidente exigió la inclusión de asistencia técnica de expertos nacionales e internacionales y observadores de la Organización de Estados Americanos, y advirtió que todas las recomendaciones emitidas por la comisión tienen que estar dirigidas al gobierno y a la CEP. Además, determinó que ambos candidatos a la segunda ronda presidencial podrán designar un representante para asistir a las reu- niones de la comisión.

No obstante, la creación de la nueva comisión no cayó bien entre los ocho candidatos opositores de la primera vuelta, aglomerados en lo que denominan “G8” (grupo de los ocho). Consideran que se trata de una “solución estética”, porque tres de sus cinco integrantes tienen vínculos con el gobierno de Martelly. “Ellos [el gobierno y la CEP] son responsables de la crisis que el país está viviendo y han convertido al país en un negocio personal”, sentenciaron los miembros del G8 en un comunicado divulgado hace una semana.

Además, pidieron la dimisión “en bloque” de la CEP -organismo que también es acusado de recibir sobornos a cambio de asegurar bancas en el Parlamento- y denunciaron el gasto “innecesario” y la “glotonería” del presidente de un país que vive una grave crisis económica -entre otras-. Según señalaron los ocho en el comunicado, el presidente pidió al tesoro público casi 800.000 dólares para reforzar su seguridad personal, “cuando le queda apenas un mes y medio en el poder”. También hicieron un llamado al pueblo y a la oposición para “preparar lo que viene después del 7 de febrero [fecha en la que Martelly debería entregar el poder a su sucesor]”, y recordaron que no van a aceptar “lo que consideren inaceptable”.

Que el segundo round electoral se postergara fue visto como un “triunfo” por la oposición, que sintió que sus reclamos fueron, en parte, escuchados. Para la Lapeh, el partido de Celestin -el hombre que se va a enfrentar al discípulo de Martelly-, se trata de “un paso en la buena dirección”. Según explicó Gerald Germain, asesor político de Celestin, a la agencia de noticias Efe, todos los que forman el G8 coinciden en esto. Germain recordó que pidió, junto con los demás partidos opositores y en reiteradas ocasiones, “una comisión para verificar los fraudes cometidos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales” y anunció que en los “próximos días” revelarán las medidas y acciones que adoptarán tras el aplazamiento. “Queremos que aflore la verdad. No vamos a continuar en el proceso electoral sin que la CEP y el gobierno no respondan a nuestras reivindicaciones”, agregó, en referencia al establecimiento de una comisión independiente que revise los resultados. Ante todos estos temas, la respuesta del gobierno fue el silencio.

Después de que se anunciara el aplazamiento de las elecciones, el Consejo de Seguridad de la ONU lanzó un comunicado llamando a “todas las fuerzas” haitianas para que se “comprometan públicamente” a completar las etapas electorales dentro del calendario constitucional, que tiene como fecha límite el 7 de febrero, día en que está marcada la investidura del próximo presidente. Además, el organismo abogó por unas elecciones “pacíficas y creíbles”, y reconoció las iniciativas adoptadas por las instituciones para “aumentar la transparencia y credibilidad del proceso”. Finalmente, llamó a todos los candidatos a mantener la “calma”, evitar la violencia y las provocaciones y resolver toda disputa electoral mediante mecanismos legales.

El domingo 20, cuando después de dos meses de espera se dieron a conocer los resultados de las elecciones legislativas, múltiples protestas violentas en el norte y sur de Haití concluyeron con un muerto y varios edificios incendiados, entre los cuales se registró una oficina electoral y la sede de un alcalde. El joven que murió tenía 18 años y fue baleado en un enfrentamiento entre manifestantes oficialistas y opositores en la localidad de Terrier-Rouge, al noreste del país, según confirmó a Efe el responsable de la Policía de esa zona, Noël Guiteau.

De acuerdo con los medios de Haití, desde fines de octubre se repiten manifestaciones prácticamente a diario. Sin embargo, en la cúpula reinó el mutismo hasta el viernes 1º, cuando en el acto por el 212º aniversario de la independencia de Haití el presidente Martelly dio a conocer la nueva fecha para la segunda vuelta, el domingo 17, y dijo a los haitianos: “Les pido a todos que respeten las reglas del juego, les pido a todos mantener la calma, les pido que vayan a votar en masa, como debe ser, ir a votar a la persona que creen que los representa”.

Sin embargo, la incertidumbre volvió ayer al calendario electoral. El CEP envió una carta a Martelly en la que le dice que los días que quedan antes del 17 “no son suficientes para completar todas las actividades previas a las elecciones”. Le manifiesta su disponibilidad a reunirse con representantes del Poder Ejecutivo para evaluar la situación y buscar soluciones, pero considera que cumplir con esa fecha de votacion será “muy difícil, si no imposible”.

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