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Carles Puigdemont en videoconferencia desde Bruselas, ayer, en el acto de cierre de campaña de Junts per Catalunya en Barcelona. Foto: Pau Barrena, Afp

Madrid advierte que los políticos catalanes presos no pueden utilizar las llamadas telefónicas para hacer campaña

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A pocos días de las elecciones en Cataluña, los candidatos mantuvieron el domingo su segundo debate, en el que se pudieron ver las enormes distancias que separan a los distintos partidos, incluso a los independentistas, y las dificultades que enfrentarán para la formación de un gobierno después de las elecciones de mañana. Mientras tanto, los dirigentes independentistas están ausentes en la campaña.

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De acuerdo con las encuestas, el próximo Parlamento catalán estará muy fragmentado, con cuatro partidos dominantes que tendrán, en mayor o menor medida, posibilidades de formar gobierno si logran alianzas que les permitan alcanzar la mayoría.

Las proyecciones del diario madrileño El País, que se basan en las últimas encuestas, indican que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) será el partido más votado y obtendrá unos 33 de los 135 escaños que tiene el Parlamento catalán. La posibilidad de reeditar una coalición independentista parece lejana, porque los distintos partidos se han mostrado más que divididos desde el fracaso del procés.

El debate fue otra oportunidad para que esas diferencias se dejaran ver. El representante de ERC fue Carles Mundó, el número cinco de la lista del partido, porque quienes ocupan los primeros cuatro lugares están presos, entre ellos el líder del partido, Oriol Junqueras. En el debate, Mundó fue consultado sobre si respaldaría al destituido presidente catalán, Carles Puigdemont, para liderar un nuevo gobierno, y respondió: “El candidato de ERC se llama Oriol Junqueras, y si la mayoría de los ciudadanos opta por la lista de ERC estamos obligados a escuchar lo que dicen”.

Puigdemont lidera la lista Junts per Catalunya, en la que figuran tanto integrantes del Partido Demócrata Europeo Catalán como de organizaciones sociales independentistas, como el presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, preso desde hace un mes por el delito de sedición, por su papel en las protestas regionales. Otros dirigentes sociales independentistas se integraron a la lista de ERC, como Carme Forcadell, que fue presidenta del Parlamento catalán y que antes lideró la Asamblea Nacional Catalana.

La Candidatura de Unidad Popular (CUP), un partido que fue aliado de ERC y Junts per Catalunya (que antes integraban Junts pel Sí), es una agrupación soberanista y anticapitalista con la que también aparecieron diferencias en el debate. El representante de la CUP, el tercero de la lista, Vidal Aragonès, criticó que Mundó haya asegurado que ERC “no contempla” apostar por la “unilateralidad” para aprobar la independencia. Le reprochó: “Nosotros decimos que hay que avanzar en la construcción de la República, y hemos escuchado que no habrá unilateralidad. Eso no es cumplir con el mandato del 1º de octubre”, del referéndum independentista.

De acuerdo con las proyecciones de El País, los partidos soberanistas tendrían la cantidad de escaños necesaria para gobernar, 68 (33 de ERC, 27 de Junts per Catalunya y ocho de la CUP), pero las diferencias hacen parecer inviable que se renueve la alianza que gobernó de 2015 a 2017.

Los otros

Del lado de los “constitucionalistas”, quienes se oponen a la independencia catalana, tampoco hay tantas posibilidades de gobernabilidad. El derechista Ciudadanos contaría, de acuerdo con las proyecciones de El País, con 31 o 32 escaños, y el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), con 20. Estos dos partidos no tendrían el respaldo parlamentario necesario para gobernar, pero además el líder socialista, Miquel Iceta, ha descartado una eventual alianza de ese tipo.

La principal dirigente de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, sí ha coqueteado con la idea de una coalición “constitucionalista”, a la que también convocó a Catalunya en Comú-Podem, bloque integrado, entre otros, por Podemos y En Comú, de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Estos últimos se han negado de manera rotunda a una alianza de este tipo, y la propia Arrimadas parece estar actuando en contra de su propia propuesta, ya que en los últimos días de campaña redobló el tono de sus críticas al PSC, algo a lo que Iceta ha respondido.

Las perspectivas muestran que hay una doble división: entre independentistas y constitucionalistas, y entre progresistas y conservadores. Así, por ejemplo, ERC y PSC, ambos de izquierda, han rechazado una eventual alianza por sus diferentes posturas sobre la independencia.

Reproches y nombres nuevos

En el debate del domingo se vieron caras menos conocidas, debido a la ausencia de dos de los principales líderes políticos catalanes: Junqueras, que está preso, y Puigdemont, que está en Bélgica y tiene una orden de detención en su contra en España. Junts per Catalunya estuvo representado por Josep Rull, que integró el gabinete de Puigdemont y estuvo en prisión por rebelión y sedición.

El debate giró en torno a los reproches entre los independentistas y también los que les hicieron los “constitucionalistas”. Por ejemplo, Arrimadas acusó al gobierno de Puigdemont de desviar fondos para el procés y de generar una fuga de empresas de Cataluña, mientras que los soberanistas hicieron responsables por esto último a las advertencias del gobierno español, liderado por Mariano Rajoy.

Fuera del debate, continuaron algunas acusaciones entre Puigdemont y Junqueras. El lunes este último dio una breve entrevista a la radio RAC1, en la que dijo que si está en prisión es porque “da la cara”, y agregó: “No me escondo nunca de lo que hago. Soy consecuente con mis actos, decisiones, pensamientos, sentimientos y voluntad”. Esta declaración se interpretó como un ataque directo a Puigdemont, que se reivindica como el legítimo presidente catalán y que partió rumbo a Bélgica antes de que se emitiera una orden de prisión en su contra. El ex titular de la Generalitat replicó rápidamente en una entrevista con Catalunya Ràdio. Dijo que él está en Bélgica por “exactamente lo mismo” por lo que Junqueras está en prisión: “Porque no nos escondemos y somos consecuentes”.

Pasando la línea

La ausencia de las principales figuras independentistas ha marcado la campaña electoral, al punto de que ayer ERC cerró su campaña frente a la prisión de Estremera, en Madrid, donde está preso Junqueras. No está claro qué pasará con este dirigente o con Puigdemont, que han sido acusados pero no condenados, si algunos de ellos gana las elecciones. Desde la Justicia y la Fiscalía no hubo señales al respecto.

El único que se ha pronunciado es el líder socialista catalán, Iceta, que en una entrevista con RAC1 recordó que siempre estuvo en contra de la prisión preventiva para los dirigentes políticos y que, si hay una sentencia condenatoria, “sin duda pediría el indulto” para ellos.

Pero desde las autoridades judiciales y policiales hicieron encender luces de alarma sobre la situación de esos políticos. Por un lado, la Fiscalía pidió ayer al Tribunal Supremo que rechazara el pedido de Junqueras de salir de prisión, pese al momento político que vive Cataluña. Por otro, el ministro del Interior español, Juan Ignacio Zoido, informó que seguirá abriendo expedientes en contra de Junqueras y de otros dirigentes políticos que están presos por utilizar las llamadas telefónicas a las que acceden desde la prisión para fines políticos. Esto se supo después de que se emitiera en RAC1 la entrevista de Junqueras y de que el candidato grabara varios mensajes que fueron emitidos en actos de campaña de ERC. Zoido subrayó que esas llamadas están previstas para “hablar con familiares o de asuntos relacionados con la defensa de los reclusos”.

Ayer volvió a ser Iceta el que se pronunció en contra de esta posibilidad. “Esperamos que no haya sanciones con el régimen penitenciario con cuestiones que tengan que ver con intentar mantener conversaciones con su electorado”, expresó.

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