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En menos de un mes, dos activistas indígenas fueron asesinados en México

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La Fiscalía General mexicana informó la semana pasada sobre el asesinato del líder indígena Juan Ontiveros en el municipio de Guadalupe y Calvo, en el norteño estado de Chihuahua. El autor del crimen y un cómplice ya fueron identificados y las autoridades todavía los buscan, dijo la Fiscalía en un comunicado.

El activista, de 32 años, viajaba en auto el martes cuando fue interceptado por una camioneta en la que iban dos hombres armados, según declaró a la Policía el hermano de Ontiveros, Isidro, que viajaba junto a él. Los hombres le preguntaron a Ontiveros por el paradero de su yerno y él dijo que lo desconocía. A continuación, los obligaron a bajarse del vehículo. Isidro logró escaparse y, un tiempo después, escuchó varios disparos, de acuerdo con el relato que aparece en el informe de la Fiscalía. Según la Red Nacional de Organismos Civiles “Todos los Derechos para Todas y Todos”, Ontiveros fue secuestrado y asesinado al otro día.

Todavía se desconoce el motivo del ataque, aunque Isidro dijo a las autoridades que podría haber sido en venganza, ya que el yerno de su hermano supuestamente asesinó al hijo de uno de los agresores.

En octubre de 2015, Ontiveros ofreció su testimonio para denunciar la situación que viven las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, durante una reunión de implementación de medidas cautelares.

Días antes de ser asesinado, el dirigente había participado en una reunión con integrantes en Alianza Sierra Madre y el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, entre otras organizaciones, para discutir sobre los conflictos que enfrenta su comunidad, sobre todo por la tala de árboles y la violencia en la región.

Su muerte ocurrió 15 días después del asesinato de Isidro Baldenegro, otro activista indígena galardonado en 2005 con el premio ambiental Goldman por su defensa de los bosques de la Sierra Tarahumara. Baldenegro murió a tiros en la comunidad indígena Coloradas de la Virgen, también en el municipio de Guadalupe y Calvo, después de recibir amenazas de muerte por su trabajo en defensa del medioambiente.

El asesinato de Ontiveros fue condenado por diversas organizaciones como la Federación Internacional de Derechos Humanos, Amnistía Internacional y la Oficina de Derechos de la Organización de las Naciones Unidas en México.

En 2013, la comunidad de Choréachi, a la que pertenecía Ontiveros, perdió a otros dos líderes: Jaime Zubías y Socorro Anaya. Sus asesinatos continúan impunes, según la revista mexicana Proceso.

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